El Sol Newspaper, July 22, 1955, Page 2

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SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER Published every Friday by J. C. Franco. Entered as a second class matter March 20, 1940 at the Post Office at Phoenix, Arizona, under the Act of March 3, 1879. No nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nuestros colaboradores. Para precio de anuncio diríjase a las Oficinas situadas en Teléfono ALpine 3-4948 Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el 62 So. 3rd. St, subscriptor desee que se cambie dirección, deberá notificarlo y acompañar la suma de 10 centavos. SUBSCRIPTION RATES Per Year: $3.00 Al out-of-town subscriptions must be paid in advance for at least a period of six months. AM payments must be made to the Editor. Post Address: P. O. Box 1448 THAIPE.— Un comunicado del Ministerio de la Defensa, anun- ció que la artillería China co- munista disparó : 21 cafñonazos contra la isla de Quemoy. Según el mismo comunicado no se re- gistraron víctimas. LA MEDICINA DEL CURANDERO Ahora la podrán obtener fácilmente. A. NEGHOHOSSIAN “El Maesrto de la Salud” LA MEDICINA COLORADA que ha Ayudado a más de 125,000 personas en 2 años y medio y puede ayudarles. Del 25 al 30 de estará en su lugar: SEIS MILLAS AL N. DE CASA GRANDE. EL SOL 62 S. 3d St. Entre Washington y Jefferson P. O. Box 1448. Luckey Market S. Arizona Ave. Chandler, Ariz. Tempe Market 421 Mill Ave. Tempe, Arizona. Luis L. Lara 723 E. Washington St. Phoenix, Ariz. Joe's Market 1612 E. Hanshow Ru. Phoenix, Ariz. Guadalupe Market Guadalupe, Ariz. . “EL SOL” SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE ¡Te Amo, Nadia! (NOVELA CORTA) e Un mediodía claro, invernal... Los copos de nieve descienden incesantemente con leves -cruji- dos y un polvo de plata le cubre a Nadia los bucles caídos sobre las sienes. Ella y yo estamos pa- rados sobre una alta colina. Des- de nuestros pies hasta la plani- cie se extiende una resbaladiza pendiente, donde se refleja el sol como en un espejo. Junto a no- sotros hay un pequeño trineo, fo- rrado de tela de un rojo vivo. —Deslicémonos en trineo has- ta abajo, Nadia — le suplico — ¡Una vez, una sola vez! Le ase- guro que llegaremos sanos y sal- vos. Nadia tiene miedó. Toda la dis tancia que media desde sus pe- queñas galochas hasta el pie de la helada colina le parece como un abismo terrible, un precipi- cio de insondable profundidad. el envío del periódico a otra Six Months: $2.00 Phoenix, Arizona PANAMA.— Seis personas más entre ellas un prominente abo- gado de esta capital, van a ser enjuiciados, por haberse descu- te, penetrante; responde a mis palabras a la buena de Dios, es- pera que yo le diga lo que le in- teresa saber. ¡Oh! ¡Qué juego se adivina'en ese rostro encanta- dor! ¡Qué juego! Veo que Nadia lucha consigo misma, que sien- te la necesidad de decir algo, de preguntar algo, pero no encuen- tra palabras, experimenta cierto malestar, tiene miedo; su propia alegría la molesta... ¿Sabe una cosa? — dice sin mirarme. ¿Qué? — pregunto. —Demos.... demos otro paseo de ésos. Subimos a la cumbre de la co- lina por la escalerita de piedra de la pendiente de la misma. Vuelvo a sentar en el trineo a la pálida y temblorosa Nadia, volvemos hacia el pavoroso a- bismo, brama otra vez el viento y nuevamente, en el momento en que se acentúa el estrépito 'Progresos de bierto o denunciado por lo me- nos, que alguna participación tu- vieron en el asesinato del Pre- del trineo, digo en voz baja: Se queda sin aliento al oir mi —¡Te amo, Nadia! proposición de sentarse en el tri- neo y mira hacia abajo... ¿Qué pasará si se ve en peligro de ca- er en el abismo? Se morirá de espanto, enloquecerá.... —¡Se lo suplico! — digo. — ¡No tenga miedo! Comprenda que eso es mera cobardía, pusilani- midad. Finalmente, Nadia se rinde y leo en su semblante la convic- ción de que su vida correrá peli- gro. La ayudo a sentarse en el trineo, pálida y trémula; la rodeo con el brazo y me lanzo con e- lla al abismo. El trineo- vuela como una ba- la. El aire hendido por él nos golpea el rostro, brama, nos zum- ¡ ba en los oídos, nos tironea per- versa y dolorosamente, quiere a- rrancarnos la cabeza de los hom- bros. La presión del viento nos deja sin fuerzas para respirar. Se diría que el propio diablo nos ha atrapado con sus garras y nos arrastra rugiendo al infier- no. Las cosas que nos rodean se funden en una larga línea, que «|corre, corre vertiginosamente .... Parecería que un instante más «| Y pereceremos! ¡Te amo, Nadia! —digo en voz baja, El trineo comienza a deslizar- se en forma cada vez más silen- ciosa, el bramido del viento se torna» menos terrible, recobramos el aliento y, finalmente, Mega- mos al pie de la colina. Nadia está más muerta que viva. Pá- lida, apenas respira.... ayudo a levantarse. —No volveré a deslizarme así por nada del mundo — dice, mi- rándome con los ojos dilatados por el terror. ¡Por nada del mundo! ¡Casi me muero! Momentos después se calma y me mira en los ojos, con aire ya inquisitivo. ¿Dije realmente esas tres palabras o ella sólo creyó o- írlas entre los rumores del tor- bellino de viento y nieve? Y yo, de pie a su lado, fumo y exami- no atentamente mi guante. Nadia, me toma del brazo y paseamos durante largo tiempo junto a la colina. El enigma, e- videntemente, la desasosiega. ¿Se dijeron esas palabras o no? ¿Sí o no? Es la pregunta que se formulan el amor propio, el ho- nor, la vida, la felicidad; una pregunta muy importante, la más importante del mundo. Na- dia me mira en los ojos con im- paciencia, con una mirada tris- sidente José A. Remón. cada mes Phoenix, Ariz. Blue Heaven Dance Hall Casa Grande, Ariz. Guadalupe Market Eloy, Ariz. Ernie Craig 225 E. Congress Pucson, Ariz. 442 N. 4th Ave. Tucson, Ariz. Palmas Café Benson, Ariz, Montez Market Clifton, Ariz. !.ATENCION!! Jovenes, Señoritas: ¿ESTAN USTEDES, PROXIMOS A CONTRAER MATRIMONIO? Ordenen sus Participaciones Matrimoniales en: “EL SOL” 62 Sur Calle Tercera (Entre Washington y Jefferson) Phoenix, Arizona En donde además encuentran ustedes, una gran variedad de: O Azahares O Coronas e Velos O Rosarios O Libros de Oir Misa. Cuando se detiene el trineo, Nadia abarca con los ojos la co- lina por cuya pendiente acaba- mos dedeslizarnos y luego escu- driña largamente mi semblante y escucha mi voz, indiferente y apasionada; y toda ella, hasta su manguito de piel y su.chaqueta, toda su figurita, revelan una gran incertidumbre. Y en su semblante están estampadas las siguientes palabras: “¿Qué su- cede, a fin de cuentas? ¿Quién pronunció esas palabras? ¿Fué él, o simplemente me pareció o- írlo?” Esa incertidumbre la intran- quiliza, le hace perder la pacien- cia. La pobre muchagha no res- ¡pponde a las preguntas; frunce el ceño, poco le falta para llorar. —¿Quiere que volvamos a ca- sa? — la interrogo. —Pues, a mí.... a mí me gusta ese paseo — dice, sonrojándose. —¿Qué le parece si lo repeti- mos? A: Nadia le “gusta” ese paseo y, con todo, al sentarse en el tri- neo, como las veces anteriores, está pálida. El terror apenas la deja respirar; tiembla. Nos deslizamos cuesta abajo por tercera vez y veo cómo me mira Nadia en los ojos, noto que no aparta la mirada de mis la- bios. Pero me llevo el pañuelo a la boca, toso, y, cuando llega- mos a la mitad de -ta pendiente, alcanzo a proferir las palabras: —;¡Te amo, Nadia! ¡Y el enigma sigue siendo un enigma! Nadia calla, piensa en algo.... Yo la acompaño a su ca- sa, ella trata de caminar silen- ciosamente, hace más lentos sus pasos en forma deliberada y es- pera, espera, confía en que vol- veré a próferir esas palabras. Y yo veo sufrir a su alma, veo có- mo se domina para no decir: —i¡No es posible que las haya ldicho el viento! ¡Yo no quiero que las diga el viento! En la mañana del día siguien- te recibo una misiva: “Si va hey a la colina a deslizarse en trineo, venga a buscarme. N.”. Y desde entonces, Nadia y yo vamos to- dos los días a la colina, y mien- tras nos precipitamos cuesta a- bajo en el trineo, todas las ve- ces murmuro las mismas pala- bras: —¡Te amo, Nadia! Pronto, Nadia se acostumbra a esta frase, al punto de que pa- rece que ya no puede vivir sin e- la. Es cierto que el precipitarse en trineo desde la cumbre de la colina la asusta tanto como an- tes, pero ahora el terror y el pe- ligro le agregan cierto encanto a las palabras sobre el amor, a las palabras que, como antes, cons- tituyen un enigma y le hacen languidecer el alma. Los sospe- chosos siguen siendo los mis- mos: yo y el viento.... Nadia ig- nora quién de los dos -le confie- sa su amor, ¡pero por lo visto, tanto le da ya; no le importa el jarro del que bebe con tal de be- ber. En cierta ocasión, a mediodía, fuí a la colina solo; y, confundi- do con la multitud, vi que Na- dia se acercaba, que me busca- ba.... Luego, empezó a subir la pendiente tímidamente por la es- calerita de piedra.... La asustaba la idea de deslizarse sola en el trineo. ¡Oh!-¡Cómo la asustaba! Nadia está pálida como la nie- ve, tiembla, va como quien se encamina al patíbulo, pero va, va sin volverse, con decisión. E- videntemente, ha resuelto, com- probar por fin esto: ¿Pueden o- írse esas palabras, esas palabras sorprendentemente dulces, cuan- do yo no estoy? Veo cómo Na- dia, pálida, con la boca abierta de terror, se sienta en el trineo, cierra los ojos y, despues de ha- berse despedido para siempre del mundo, emprende la marcha. Se oye el crujir del trineo, el zum- bido del viento.... No sé si Nadia percibe esas palabras... Sólo la veo levantarse del trineo, exha- usta, desfallecida. Y en su fiso- nomía se advierte que ella mis- ma no sabe si ha oído algo o no. Mientras se deslizaba por la pendiente el terror le arrebató toda capacidad de oír, de distin- guir sonidos, de comprender... Pero he aquí que llega el pri- maveral mes de marzo. El sol es ya más cariñoso. Nuestra hela- da colina se oscurece, pierde su las Mujeres de Sudamérica WASHINGTON.— Las mujeres sudamericanas h a n realizado grandes progresos políticos en los últimos años, según afirma la presidenta de la Comisión In- teramericana de Mujeres. Sin embargo, dice la señora María Concepción de Chávez, que las mujeres de toda América, tendrán muchoh que hacer para lograr la igualdad económico y social. La forma de lograr esa igual- dad, dijo en una enfrevista, se- rá el principal punip de discu- sión en la próxima ima Con- ferencia de la Comisión, que se efectuará en-San Juan de Puer- to Rico entre el 29 de mayo y el 18 de junio del próximo año. PROBLEMAS PENDIENTES Dijo la señora Chávez que en- tre los problemas pendientes de resolución que se presentarán se cuentan los siguientes: 1,—Una demanda de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres en la industria y el comercio. a 2.—Una demanda de sueldos i- guales para trabajos iguales, co- mo lo expresa la carta de la Or- ganización Internacional del Tra- bajo. Hasta ahora sólo Cuba, Mé- xico y la República Dominicana han. ratificado esta disposición. 3.—Un llamado en pro del es- tablecimiento de secciones feme- ninas en los ministerios del tra- bajo americanos, en que se tra- taría de establecer la igualdad en las condiciones de trabajo y sueldos para hombres y muje- res. Egipto y la India Contra el Uso de la Atómica DECLARACION CONJUNTA DE LOS GOBERNANTES DE ESOS PAISES, PIDIENDO EL DESARME MUNDIAL EL CAIRO. (UP).— El Primer Ministro de la India, Jawarlal Nerhú, y el Primer Ministro e- gipcio, Coronel Abdel Gammal Nasser, instaron a los Jefes de Estado de las Cuatro Grandes potencias, para tomar medidas con las cuales se llegue al de- sarme y se pronunciaron en con- tra de la utilización de las te- rrorííficas armas atómicas y de hidrógeno. En una declaración conjunta dada a la publicidad simultánea- mente, aquí y en Nueva Delhi, los dos dirigentes expresan su esperanza de que la actual ten- (Sigue en la Pág. 6) o. brillo y finalmente se derrite. Dejamos de deslizarnos por la pendiente. La pobre Nadia ya no tiene donde escuchar esas pa- labras y por lo demás no hay quien pueda decirlas, puesto que el viento no silba ya, y me dis- pongo a partir para San Petsbur- go.... probablemente para mucho tiempo, para siempre. Por mera casualidad, ún par de días antes de mi partida yo estaba sentado entre las sóm- bras del jardín; y a ese jardín lo separa del patio de la casa de Nadia una alta tapia erizada de clavos.... Hace bastante frío a- ún, junto a la tapia se ha acu- mulado no poca nieve, pero hue- le ya a primavera y, mientras se preparan ¡para pasar la noche, los grajos profieren su estrinden- te graznido. Me acenco a la ta- pia y atisbo largamente por una hendidura. Veo que Nadia sale al porche y contempla el cielo con ojos tristes y melancólicos... La brisa primaveral le sopla direc- tamente en el rostro pálido y a- batido... Eso le recuerda al vien- to que nos bramaba poco antes en la colina cuando ella oyera esas tres palabrás, y se torna triste, muy triste, y por su me- jilla resbalan las lágrimas... Y la pobre muchacha tiende am- bas manos, como suplicándole al viento que le traiga una vez más esas palabras. Y yo, des- pués de esperar la llegada de u- na ráfaga de viento, digo en voz baja: —¡Te amo, Nadia! ¡Dios mío! ¡Qué emoción con- vulsiona a Nadia! Profiere un grito, sonríe a toda boca y tien- de los brazos al encuentro del viento, alegre, feliz, tan linda... Y yo, voy a prepararme para la partida... Eso sucedió hace mucho tiem- po ya. Ahora Nadia es una se- fiora; la casaron, o se casó por su propia voluntad — tanto da, — con un funcionario de la ad- ministración pública y tiene ya tres hijos. Pero no ha olvidado que, en otros.tiempos, ambos í- bamos a la colina para pasear- nos en trineo y que el viento le traía las ¡palabras “Te amo, Na- dia”. Para ella, esto es el recuer- do más feliz, conmovedor y her- moso de su vida... Y yo, ahora que soy mayor, me pregunto: ¿Para qué pronun- cié esas palabras? ¿Por qué se me ocurrió hacerle esa broma?.... Viernes 22 de Julio de 1955 ¡"En Dios Confiamos” Lema que Llevará Inscrito la Moneda Siduciaria de EE. UU. $ WASHINGTON.— “In God we Trust” (En Dios confiamos), le- ma que ha sido usado tradicio- nalmente en las monedas de los Estados Unidos, aparecerá tam- ¡bién en el papel moneda de la nación, de acuerdo con una ley aprobada por el Congreso de los Estados Unidos. La medida pa- sa ahora a la firma del presiden- te Eisenhower para. convertirse en ley del país. La ley en vigor solo requiere el uso de tal lema en las mone- das de plata inscrito desde ma- yo 18 de 1908. También aparecía, sin ser re- querido por la ley, en las mone- das de cobre de un centavo. Tal lema según los legislado- res, expresa: “La Base espiri- tual de nuestra forma de vida”. Tremenda Catástrofe de Aviación Ocurrió en California y se mata- ron por lo menos once miem- bros de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. MERCED, Calif.— Se estrelló a 27 kilómetros al norte de esta ciudad, un avión de reabasteci- miento de combustible de la Fuerza Aérea Norteamericana y de sus 17 tripulantes, por lo me- nos once perecieron. La noticia fué dada ¡por el servicio de pa- trullaje de carreteras de Califor- nia, que dijo que el avión sufrió trágico accidente a las 6:45 de la mañana, hora local. Enseguida de tenerse noticias EIA EA A AA INVITACIONES PARA BODAS, SANTOS, DE BULTO, LIBROS DE OIR MISA, ORACIONES, en: del desastre, el servicio de pa- trullaje, envió camiones en au- xilio, con bombas contra incen- “EL SOL”, 62 SUR CALLE 3a. A A ULTIMA HORA dios al lugar del accidente don- de se pudieron recoger los cuer- pos de once tripulantes. El aparato era de cuatro mo- tores y se cree que fué una fa- lla de éstos, lo que produjo la trágica catástrofe. MERCEDES, Calif-— Como el avión que se estrelló, llevaba mucho combustible, al impacto se produjo tremendo ¡incendio y ninguno de los ocupantes del a- parato pudo salvarse. RUTAS DE EMOCIÓN Por ROSARIO SANSORES MIEDO AL DOLOR Una película francesa recientemente exhibida, nos muestra la gran cantidad de personas que prefiere poner su fe en un charlatán que la explota, en vez de acudir al mé- dico, que puede curar su enfermedad y devolverle la salud. Miles de enfermos aquejados de las enfermedades más terribles se ponen en sus manos que juzgan taumaturgas. Creen de buena fe que con sólo colocarlas sobre la parte a- dolorida, bastará para que curen. Muchas hacen sacrificios para reunir el dinero con tal de sanar. e Y se entabla el duelo abiertamente entre los médicos que han estudiado y, por tanto, están capacitados para devolver la salud, y los charlatanes que invocan fuídos astrales y a- firman que sanan. Sin embargo, la ciencia triunfa al fin. | Nadie puede poner en duda que la Humanidad es niña. Y, por serlo, cree en lo maravilloso. Se niega a aceptar la realidad. Huye de todo lo que sea dolor y angustia. El charlatán le habla amablemente. Le sonríe al enfer- mo. Le da la seguridad de que habrá de curarle. Basta que coloque sus manos sobre el órgano dañado. Y la sugestión o- bra y produce el efecto buscado. Los enfermos sienten que, en efecto, ya no experimentan dolor. Ha escapado bajo el influjo mágico. , Los médicos que sonríen hacen más beneficio que los que ponen cara seria y aspecto grave. El médico debe ser psicólogo. El enfermo le mira con ojos de ansiedad. Trata de leer en su rostro, la verdad del diagnóstico: —-¿Me curaré, doctor? Todos tienen esperanza de recobrar la salud.... Los médicos que son inteligentes han aprendido tam- bién a colocar sobre su rostro, esa máscara de optimismo que permite al doliente juzgar menos grave su mal. —No es cosa seria. ¡Curará usted! Con sólo estas palabras los enfermos salen del consul- torio del médico aliviados. En ellos, la sugestión comienza a surtir su efecto. Hay personas que se pasan la vida en los consultorios y Creen sentir todos los síntomas de las enfermedades que leen. Cuando hay epidemias, toman cuanto preventivo exis- te. O bien se encierran en su casa, temiendo que el contagio llegue a ellos. El más ligero dolor les produce terror. Piensan en las dolencias más graves. Y se atiborran de medicinas. Sin embargo, la Naturaleza es infinitamente sabia. Cuando se experimenta una molestia, lo sensato es esperar a que ella misma se encargue de reaccionar.. A veces basta un poco de descanso. Una escapada ha- cia algún balneario o playa. Hay que darle reposo a los ner- vios que viven en continua tensión. La existencia moderna no permite al hombre vivir tranquilo. Los ruidos que se escuchan en la calle, hacen más da- ño que las enfermedades. La continua ansiedad de defender- se. Las dificultades que aumentan por momentos para poder vivir con cierta holgura. La elevación de los precios que no se detienen. , Todo esto enferma y fatiga. En la película francesa, la enferma 'se niega a acudir al médico. Ha preferido poner su fe, ciegamente, en el hombre amado, cuyas manos cree milagrosas. No lo son. Es que ha sabido simplemente derramár esperanzas e ilusiones. Ha sa- bido crear en los enfermos esa confianza indispensable, al grado de que uno de ellos escapa del hospital y prefiere que lo cure él, que se siente impotente de curarlo y le habla con claridad: —Es mejor que vea al médico. La enferma muere al fin. No fué suficiente el milagro de las manos taumaturgas. No fué suficiente el amor para salvarla. Ese terrible tumor en el cerebro no tenía remedio. En el fondo, la lección es buena para los que creen en la charlatanería. A la larga, la cienca es la única que realmente puede triunfar, a menos que se trate de dolencias imaginarias, pa- ra las cuales bastan simplemente esas dosis de ilusión.

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