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PAGINA DOS SPANISH PAN-1_¿¡ERICAN WEEKLY NEWSPAPER Published every Friday by J. C. Franco. Entered as second class matter March 20, 1940 at the Post Office at Phoenix, Arizona, under the Act of March 3, 1879. No nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nuestros colaboradores. Para precio de anuncio diríjase a las ofi- cinas situadas en 62 So. 3rd. St. Teléfono 3-4948. Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subscriptor desee que se cambie el envío del periódico a otra dirección, deberá notificarlo y acompañar la suma de 10 centavos. SUBSCIPTION RATES Per Year $3.00 Six Months $2.00 Al out-of-town subseriptions must be paid in advance for at least a period of six months. All payments must be made to the Editor. Post Address P. O. Box 1448. Phoenix, Arizona. [RUTAS DE EMOCION | . Por ROSARIO SANSORTS CONCEPTOS EQUIVOCADOS Tenemos siempre la malísima costumbre de preguntar cuando se trata de una mujer: —¿Es bonita? ... Un rostro hermoso es un señuelo para los hombres que buscan en la mayoría de los casos, la apariencia sin ponerse a ahondar en lo demás. Nadie niega que una bella aparien- cia representa mucho para el éxito de todas las empresas. Pero, existe esa otra belleza, la espiritual que no atrae de pronto ni deslumbra. Es necesario hablar, primero con la persona que la posee. Y poco a poco nos irá ganando la voluntad. 1 De un personaje que tuvo poder y disfrutó de todos los dones aun después de que nada de esto le pertenece, la gente le recuerda con simpatía por eso: porque tenía justamente esa “aureola” que era algo invisible y sin embargo, le atraía, el afecto de todos los que le trataban. Analizar si una nariz es perfecta, si unos ojos son o no hermosos, fijarse en el contorno de los labios para ver su dibujo correcto, es lo primero que suelen hacer los hom- bres. Sin embargo, cuánta mujer de facciones imperfectas llega a cautivar, mucho más y con mayor fuerza, que las otras. ES La mujer inteligente sin pedantería, la mujer atractiva sin esa belleza que deslumbra, es la que a la larga se adueña de las voluntades. 4 La luz de Bengala brilla un momento y derrama estre- llitas rojas y verdes. Por un momento también lo ilumina todo. Pero su luz se extingue casi de inmediato y nada queda. En cambio, hay llamitas apacibles y dulces. Llamitas que brillan en la oscuridad de la noche y son como una luz de esperanza. Esas son las que perduran. Las que no se extinguen. Las que dan siempre su suave calor y esparcen en torno algo tan exquisito y tan amable que nos cautiva y nos en- vuelve. Nos acostumbramos a la compañía de una persona cuando sin tener belleza, es buena, inteligente y comprensiva. Yo recuerdo muchas veces a mi tía Anita. Era una mujercita menuda que sonreía siempre. Caminaba sin que sus pasos se oyeran como una sombra. Y su dulce influencia se esparcía en derredor .como un perfume vago. Recuerdo también a mi prima María. Era igualmente una mujercita deliciosamente suave y graciosa. Desde niña sufrió una enfermedad que nunca pudo ser curada. Pero nunca se quejó. Nunca sus labios finos dejaron de sonreír, Casada con un hombre dominante y fuerte, ella parecía una paloma que se cobijaba bajo sus alas. Era muy inteli- gente pero jamás hablaba de sí misma. Cuando su marido exponía una idea, ella externaba siempre su opinión, como algo natural que él adaptaba siempre para hacerla aparecer como suya . . . Tenía una figura llena de distinción. Sus ojos de un color entre el gris y el dorado miraban llenos de dul- zura. Su voz copiaba el rumor cristalino de la fuente. Ado- raba a su'marido y se plegaba dócil a todos sus caprichos. Cuando se casaron, él le impuso la condición de renunciar a sus aficiones literarias y a la música, Le encantaba la guitarra y tenía una linda voz. Escribía versos llenos de emoción. Pero, sabiendo que a él no le agradaba, renunció sin una protesta. Vivió para amarle. Fué como esas llamitas azules y apacibles que brillan en la oscuridad de la noche. Un día de agosto se fué del mundo tan silenciosamente como había vivido. Sin ruido, sin quejas Su vida se apagó. Y yo la vi en su ataúd gris. Se había vuelto más pequeña aún. Y sus labios no dejaron de sonreír. Su presencia esparcía paz y bondad, bienestar y quietud... Las mujeres que son demasiado brillantes son también en una gran mayoría huecas y vacías de pensamientos. Sólo es perdurable la belleza del espíritu. a TRABAJOS vos pe FLORES Y AZAHARES La señora LUPE RERRERA hace toda clase de e Flores finas para adornar sombreros, para su cabeza, para su traje. Para adornar su casa. Flores artificiales que parecen naturales. Preciosos ramitos para regalos. HACE JOYAS DE FANTASIA... con piedras y cuentas. Su dirección es: TAMBIEN PUEDE UD. LUPE HERRER A CONSEGUIR ESTO EN nu ./ 1645 E. de la Calle Warner k EL L la 16 al ls 62 al Sur de la calle “EL'SOL” SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE, DE MUJER A MUJER Por ENRIQUETA DEL CARMEN EL PROBLEMA DE LAS HIJAS Las hijas, constituyen un se- rio problema, cuando dejan de ser niñas para convertirse en mujeres. Por fortuna, este cam- bio no se efectúa de la noche a la mañana, y la madre está ca- pacitada para observar sus di- versas fases y proceder de acuer- do con ellas, facilitando así la resolución del problema que.tan- to asusta a algunas señoras. Por lo general, las madres nos acostumbramos a ver a nuestras hijas siempre niñas. No importa lo que hayan crecido, ni los a- ños que hayan pasado desde el día aquel en que las recibimos por primera vez en nuestros bra- zos, con dicha desbordante. Al correr del tiempo, son todavía nuestras “niñas”, y queremos verlas interesadas en las muñe- hadas. Pero la ley de la vida ¡se impone, y suele acarrearnos problemas. La vigilancia de la madre, de- be ejercerse constantemente so- bre la vida de las hijas; ello es a no dudarlo, una tarea difícil, pero indispensable, cuyo primer paso debe estar sostenido por la amistad. Ser amigos de sus hijas, desde que son pequeñas, es la mejor medida que la ma- dre puede adoptar'para el fu- turo. * El papel de la madre en la vi- da, es tan serio, tan importante, tan especial, tan lleno de res- ponsabilidades, que exige que la madre se olvide incluso de sí misma, para dedicarse integra- mente a sus hijos, pero muy es- pecialmente a sus hijas. Ahora, la hija es pequeña; cla- ro que no podrá ponerse de muy de acuerdo con una persona ma- yor como es la madre. Entonces toca a la madre descender en la ¡escala de la vida, hasta el sitio mismo en que se encuentra la niña y pensar, sentir, desear, su- frir, exactamente como lo hace ella, para que su criterio de per- sona mayor, aplicado al nivél d la hija, pueda encontrar una efectiva superioridad. Pero aquella niña, va dejando de serlo poco a poco. La madre, en consecuencia, debe ir “cre- ciendo” con su hija, para estar siempre en forma efectiva, al la- do de ella y capacitada para re- solver sus problemas en virtud de la mayor experiencia. Cuando la madre es lo sufi- cientemente inteligente y abne- gada para ir siempre a la vera de sus hijas, a la altura de la vida en que ellas se encuentran, verá con satisfacción que los pro- blemas de las jovencitas, casi dejan de serlo. Llega la vez en las muñecas y los cuentos se olvidan. Si la madre ha caminado siempre al lado de su hija, no tiene por qué extrañarse de que esto su- ceda. Por el contrario, ella lo es- pera, sabe que sucederá así. Ella se encuentra a la misma altura que la nueva aspirante a mujer y Conoce cuáles son sus. sueños, sus ideales, sus ilusiones, sus es- peranzas. Y conociéndolos, pue- de encaminar a la joven por sen- deros rectos, camino a la felici-4 dad. La diferencia de edades, esta-' blece una diferencia de criterios, de puntos de vista, de formas de pensar. De aquí que las madres no tengan derecho a envejecer, porque entonces no podrían com- prender a sus hijas, ni ellas adaptarse a la manera de ser de una mujer vieja. ¿Se han fijado ustedes en esas madres que parecen hermanas de sus hijas, a pesar de su edad, y que causan el asombro e ins- piran la simpatía de cuantos las miran? No es precisamente que sean jóvenes por lo que a la edad respecta, sino que se han venido conservando en el mismo plano que sus hijas y'sin tocar en un solo punto la ridiculez, llevan sin embargo, en su ros- tro, en su mirada, en sus movi- mientos, su reflejo de juventud que las mantiene al lado de sus hijas y las ayuda para resolver sus problemas. La amistad entre las madres y las hijas, es lo ideal para con- servar una mutua comprensión. Nunca las hijas verán los conse- jos de su madre como brotes marchitos de una vida en deca- dencia, ni nunca tampoco las ma- dres calificarán de extravagan- tes los anhelos y gustos de sus hijas, inspirados en el ambiente y las costumbres de la época por la cual ambas atraviesan. La hi- ja, porque así debe ser. La ma- de la Hanshow y luego sigue en la Warner al Este. Tercera. dre, porque así ha querido que Viernes 7 de Agosto de 1953 LA QUE ESPERA Función melancólica es la de releerse. Pero, por eso mismo, provechosa función, puesto que —en el espejo que la relectura nos brinda— advertimos ciertos defectos, que quisiéramos ate- nuar. He revisado lo escrito por mí acerca de las congojas espi- rituales de nuestro tiempo. En- tre las ausencias que .noto, me inquieta una: la del problema de la mujer, dentro del panora- ma colectivo dé esas congojas. Es cierto, nuestras compañeras más progresistas no desearían tal vez que se les reservase un Ca- pítulo aparte en el estudio de las cuestiones sociales contem- poráneas. Acaso, un departamen- to de “asuntos femeninos” les da- ría la impresión de un retorno a tradiciones poco felices... Com- prendo su recelo. Y lo comparto, hasta cierto púnto. Pero ello no me impide reconocer que, preci- samente en nombre de la igual- dad que las mujeres postulan cas rubias y en los cuentos de; con tanto aliento, resulta conve- niente determinar un marco ade- cuado al problema de la mujer en cualquier examen de las di- ficultades morales y materiales de nuestra época. Lo que indico no implica la más tímida paradoja. La verda- tro del reconocimiento de una iguaidad de derechos, toma en Cuenta las diferencias naturales e inevitables de cada situación dera justicia es aquella que, den- ' Por JAIME TORRES BODET hoy. No hay en esto sino respe- to, estímulo y gratitud. xXx ¿Cómo repercuten, en el alma de las mujeres, las complejida- des terribles de nuestro siglo? ellas para hacer frente a seme- jantes complejidades? He ahí [los temas que desearía tratar aquí. En primer lugar, urge percibir la extraordinaria delicadeza del instrumento sensible que la psi- cología femenina ha deparado siempre a la armonía difícil de la cultura. Más sonoras, más in- tuitivas, menos confiadas que nosotros, la3 mujeres tienen que vibrar con mayor intensidad an- ¡te las alarmas, con mayor desa- ¡zón ante la inquietud. Un soció- ¡logo que las define admirable- mente —hablo de Jorge Simmel — manifiesta que la mujer es “más accesible que el hombre al desconcierto y la destrucción”, Es, sobre todo, más vulnerable. Y lo sabe. Y, porque lo sabe, es también más ansiosa. Un pla- neta que le presenta por todas partes enigmas, cóleras y desas- tres, amenaza con desquiciarla ¡más hondamente que a sus her- manos, Cuanto más fino es el sismógrafo, con mayor eviden- cia registra los terremotos. Por otra parte, para la mujer, ¡el tiempo constituye un elemen- ra el hombre. Su juventud —m ¿Y qué lección pueden darnos | tor inglés, ello obedece a la es- tructura moral con que muchas han aprendido a custodiar su existencia íntima. Pero, en la ma- ¡yoría de los casos, una estruc- ltura de esa categoría" está en relación muy estrecha con el or- den cultural y social de la ciu- dad en que la mujer vive, del país que la vió nacer y del mun- do en que tiene que educarse, amar, trabajar, morir. Cuando destruír por completo su energía para la lucha. En la mujer, en cambio, la duda puede minar lo más profundo y activo de su vir- tud, la esencia irreductible y úl- tima de su arrojo: su avidek frente a la esperanza. En las ciu- dades más populosas y en los países más agitados por el dra- ma contemporáneo, lo observa- mos más claramente. El resul- tado de cuanto ocurre es un su- plemento de pena de la esperan- za, los hechos parecen querer vaciarla de su destino, xXx Sin embargo, no todo es tan sombrío en el horizonte. Y no ese mundo no se halla en con-|lo es, porque la mujer, “más ac- diciones de ofrecerle la estabili- |cesible que el hombre a la des- dad que su mundo interior re- |trucción”, se apoya más decidi- y de cada paso. Al hablar —ge- encantadora y más pronta— sue- néricamente— del hombre de hoy le ser mucho más efímera. Y si sería absurdo negar la importan-'no a todas abre la ancianidad cia especial que debe atribuirse 'ese infierno en vida del que ha-! quiere, es lógico suponer que se sienta ella más directamente a- fectada que el hombre. Porque el desorden —que para su com- pañero contiene un peligro, pero también un reto— representa pa- ra ella una ofensiva concreta y singularísima, un asalto contra lo más precioso de su presencia: su valor doméstico de santuario, su poder, histórico de continui- dad. La mujer —dice André Suarés —“es la flor que reclama el po- len, el fruto que aguarda el sol, ¡para madurar”. Sí, la mujer en efecto es el ser que espera, que espera incesantemente. Y esa es su fuerza más prodigiosa:»el ar- ¡te de vivir en la actitud patética ¡de la espera. ¡ Pero, de pronto, los: aconteci- mientos se oponen al sentidó mismo de la esperanza. La pul- to mucho más imperioso que pa-|pa del futuro se ha agusanado. El odio, la incomprensión y el rencor contaminan los manantia- les más puros de la promesa. El hombre duda. Duda de sí propio, de sus invenciones, de-su saber. sea. Oiga usted señor bracero un mensaje placentero: esla historia del caimán que con ansia y con afán “buscaba la solución a su gran sofocación, por el intenso calor que pasaba con horror, pues nada le refrescaba y la vida se llevaba sumergido en agua fría que de nada le servía; cuando de pronto un fakir díjole: no hay que sufrir atribulado caimán, sal del agua y toma ufano la ideal cerveza EY GUAN: lo que presuroso hizo el angustiado caimán, quien sintiéndose dichoso se puso a bailar “CAN CAN”, jurando que mientras viva tomará cerveza EY GUAN, tan deliciosa, que nunca otra igual encontrarán. ¡MIRE USTED SEÑOR BRACERO! Nada le harán los calores * de todititos los soles, si después del diario afán toma la cerveza EY GUAN, es la fina entre las finas y contine vitaminas que le darán fortaleza, mucho ánimo, entereza y mucha felicidad; porque es clara verdad que se pondrá muy contento y, ya sin aburrimiento, todas las penas se irán si se deleita tomando la rica cerveza EY GUAN, bebida muy deliciosa que solo disfrutarán, los que pidan que les sirvan siempre la famosa EY GUAN. Tome usted esta receta como la verdad más neta: para cuando somos niños “las maderas de San Juan”, ahora que trabajamos, siempre la cerveza EY GUAN que nunca superarán. Pida usted cerveza EY GUAN a la condición de las mujeres de blaba, según creo, cierto escri- Sin embargo, esa duda puede no 0 5d damente que el hombre —según el mismo Simmel nos lo señala en “el centro propio de su carác- ter” y “no se pierde en los órde- nes exteriores”. y Dije, antes, que la mujer es el ser que espera. Por tanto, lo que envenena su esperanza la in- cita a veces a alguna trágica di- misión.Pero añado en seguida: porque sabe esperar y porque, durante siglos, ese ha sido su oficio más eminente, la mujer está en aptitud de sobreponerse a la angustia y de dominar los riesgos de la impaciencia. Sólo que, para lograr ese dominio, ha de vivir en perpetua alerta, a fin de no dejarse arrastrar por los “órdenes exteriores” a que Sim- mel alude y que son, para ella, un enemigo mayor que para no- sotros. Contra la seducción de esos “órdenes exteriores”, la mujer por fortuna usa un poder inmen- so: el que he llamado su poder histórico de continuidad. Frente al espectáculo de un universo en desequilibrio, ella conoce el valor que tiene la fidelidad del instinto a las raíces de nuestro ser. Por algo fué una mujer quien, durante estos años deso- ladores, nos propuso luchar con- tra el desarraigo de una moder- nidad mal entendida y de un progreso fundado casi exclusiva- mente en el supuesto derecho de conquista, en el apetito de éxi- tos materiales y en una enseñan- za abstracta, sin contacto fecun- do con el espíritu. * n “El porvenir —escribe Simone Weil— no nos da realmente na- da. Somos nosotros los que de- bemos, para erigirlo, dárselo to- do. Pero, para dar, hay que po- seer. Y no poseemos más vida que los tesoros del pasado que asimilamos y recreamos... De todas las necesidades del alma,y la más vital es la del pasado”. No creo que haya quien inter- prete con deliberada mala inten- ¡ción el grito de Simone Weil. No se trata,.por supesto, en sus la- bios, de una exaltación de la noche y de un afán material de conservación. Se trata de no in- currir, como incurrimos los hom- bres muy a menudo, en el vicio de comenzar por negar lo que so- mos, para afirmar lo que pre- tendemos llegar a ser. Se trata, en suma, de prepararnos a la es- peranza, merced a la continui- dad de lo humano. Esa conti- nuidad es nuestra raíz. Porque sólo seremos, si somos. Y sólo somos, si fuimos. Mientras la solidaridad con la tierra —que la mujer encarna tan noblemente— nos ayude a salvar del naufragio el principio de persistencia, podrá limitárse- nos la esperanza —pero la espe- ranza tendrá un sentido. LAS TIENDAS DE LICORES DE CALIDAD FARMERS Anuncian su Especialización en Whiskey y Ginebra Superiores. MEDIA PINTA por $1.10 UNA PINTA: por $1.99 No. 2, 300 E. Washington ñ Te.l AL-2-0756 No. 3, 221 E. Madison., Tel. AL-8-9465 Otras Sucursales: No. 1, 2246 Westward Evd. Tel. AL-4-2732 No. 4, 670 W. Camelback Tel. AM-6-0960 Oficina: Tel. 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