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SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER e Published every Friday by J. C. Franco Entered as second class mattor March 20, 1940 at thó Post Ólfice at Phoenix, Arizona under the Act of Mareh 3, 1879. No nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nues- Los colaboradores. Pesa precio de emuncio diríjanse «a las oficinas situadas en 62 So. Ird, St. Teléfono 3-4048. h Teda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subs- eriptor desee que se cambie el envio del periódico a otra dirección, deberá notificarlo y acompañar la suma de diez centavos. . — SUBSCRIPFION RATES _ Por Year $3.80 Six Montias $2.08 All out-of-town subseriptions must be paid in advánce for at least a period of six months. AM payments must be z1a43 to the Editor Post Aádreas P. O. Boo 1448 ¡una Arrea, “LA RAZON DE MI VIDA” Por EVA PERON Si alguien no se. preocupase por rezoger a estos hom- bres que quedan al borde del camino, todos irían a formar un núcleo de resentidos y de amargados, y éstos serían por lo menos una sombra para un movimiento qué quiere abra- zar al pueblo con el amor y la justicia. A veces son hombres que han,cometido graves errores, otras veces, han tomado caminos demasiado difíciles para sus fuerzas, o se han envanecido y el mareo les han hecho caer desde las alturas o cualquier otra causa los han elimi- nado de los primeros puestos del movimiento y -han tenido que ir de nuevo al llano. E Esto ocurre frecuentemente en nuestras luchas porque Perón quema las etapas de la marcha con un ímpetu extra- . ordinario... tan extraordinario que "mucha gente se queda. atrás y es necesario reempazarla por fuerzas nuevas. Esa misma marcha vertiginosa de Perón no le permi- te detenerse para consolar a los caídos y a los desplazados. Otras veces, se trata de hombres que caen injustamen te en las pequeñas luchas que nunca faltan en los sectores del partido mismo. A todos los recibo también en mi despacho. No son obreros ni son pobres y no tienen nada que ver en el movimiento femenino....pero son peronistas en des- gracia ¡y eso íne basta! Yo siempre recuerdo lo que dice una de las verdades peronistas que más me gusta: “para un Peronista no hay nada mejor que otro peronista”. Yo le añadiría una frasécita más y quedaría a mi g:sto. Yo diría: “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista y con mayor razón si está en desgracia”. Muchas veces he recibido a amigos peronistas que na- die.recibía ya: ni ministros, ni dirigentes del partido, y que incluso no debían ser recibidos por ellos. Al principio tuve que sóportar algunas críticas amargas. Me acuerdo por ejemplo del caso de un ministro que huto de separar a un alto funcionario y que me interpeló porque a las pocas horas ya lo recibí cordialmente en mi despacho. Esas corazonadas me costaron algún dolor. de cabeza pero me expliqué lo mejor que pude. Me acuerdo que llegué a explicárselo a Perón, más o menos así: —Se trata de hombres del movimiento que no pode- mos dejar tirados al borde del:camino. Si a pesar del fraca- so o del error que se castiga en ellos siguen sintiéndose pe- ronistas de corazón, eso es un mérito mayor que quienes nunca han sufrido ninguna derrota. El General aprobó mi razonamiento. Por eso sigo atendiendo a los peronistas caídos, despla zados y a los peronistas en desgracia. Y muchos veces he encontrado en ellos condiciones pa- ra otra cosa, los he orientado por otro camino y han triun- fado. Me me acordado de esta rara misión mía en medio de esos capítulos, destinados a la ayuda social, porqu= si bien esta tarea de atender a los amigos e1 desgracia no es de a- yuda sicial, tiene, sin embargo, el mismo sentido de justi- cia y «dle amor que tiene aquella. Los otros, los que nunca hayan sufrido una derrota, o un mal momento, o un fracaso a pesar dde las buenas in- tenciones, no se imaginan lo duro que son esos momentos. Todo el mundo se aleja del que ve vencido. Todo el mundo se olvida voluntariamente de él. .En es- to los hombres deberían ser más buenos. Todos. También nosotros, los peronistas. Nos olvidamos de la verdad peronista que didce: “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista”. La he dicho antes, pero es necesario repetirla muchas veces hasta que nadie se olvide de ella y todos la cumpla- mos bien. En esto debemos diferenciarnos también de la oligar- quía. Ellos se hicieron ricos y poderosos a fuerza de des- truir a los demás, a fuerza de la desgracia ajena. Nosotros no puodemos ser como ellos. Por eso tengo cuidado de atender a los amigos caídos. Para no sentirme con alma de oligarca: egoísta, sórdi- da, incapaz de nada generoso. Con esta explicación sé que me comprenderán ahora ur _0co mejor los que alguna vez no comprendieron esas “corazonadas”. Además, por si les quedara alguna duda yo me permi- to pedirles que se acuerden de una sola cosa: en cada pe- ronista caido yo siento mi desolación de aquel octubre de 1945..... cuando todas las puertas se me cerraban. ¡Y todas las almas! XXXVI — MI MAYOR GLORIA En realidad estos apuntes me están saliendo como me sale uno cualquiera de mis días en los que todo se mezcla vertiginosamente audiencias gremiales, o de ayuda social, “EL SOL”, actos oficiales, visitas protocolares, política, atención de las obras en marcha... ¡y qué sé yo cuántas otras cosas más que no sé en qué casillero podrían ubicarse! Es que un trabajo realizado exige otro y no hay más remedio que seguir adelante. Yo, desde ahora me lamento ya de que la vida, por más larga que sea, sea tan corta, porque hay demasiado que hacer para tan poco tiempo.. Pero menos mal por otra parte que es así. ¡Dios sabe lo oburrido que me resultaría vivir con tiempo de sobra! Las audiencias de ayuda social, por ejemplo, me han obligado a abrir otros caminos de actividad en mi vida. En cuanto empecé a atender a lobres me di cuenta que la cuestión no era sólo atenderlos. Más importante que aten- derlos era cumplir con ellos. Ellos piden. Y piden porque les hemos dicho que tie- nen derecho a pedir lo que no tienea par culpa de un siglo miserable de explotación y de injusticia. Tenemos por eso obligación de darlos lo que es justo que pidan. , Para eso tuve que organizar mi ayuda. Para darles ropa, utensilios, camas, colchas, máquinas le coser, materiales de construcción, etc. Tuve que crear zrandes depósitos que son ahora mi mayor orgullo. Para darles vivienda tuve que construirlas y para cons truirlas hubo que organizar equipos de téznicos y da obre- zos y lanzarlos después a trabajar en todo el país. Para atender a la necesidad apremiante de techo que muchas veces tienen los pobres por tantas circunstancias extrañas e imprevisas, y mientras llega la solución defini- tiva, tuve que construir los “hogares de tránsito” donde se alojan las mujeres y los niños de esas familias en desgracia. Para atender a los ancianos desvalidos hubo que cons- truir hogares de ancianos. Los pedidos de juguetes de los chicos me hicieron pen- sar que era mejor si el regalo les llegaba en un día apropia- do y por eso, todos los años, para el día de Reyes, la Funda- ción cumple con los niños, que son, en la Npeva a de Perón, “los únicos privilegiados”. Lo mismo sucedió con la sidra y el pan dulce que para Navidad llega a todos los hogares humildes de la Patria, más bien como un símbolo del amor que Perón tiene por su pueblo. , Para poder alojar a los niñas huérfanos o adan dona- dos hubo que organizar la construcción de los hogares-es- cuelas y sembrarlos por todo el país, porque ea todas par- tes la m'seria había hecho sus víctimas entre los niños. Así fué naciendo poco a poca, todo lo que ahora ya es una realidad; y así fué creciendo, casi por fuerza de las cir- cunstancias. Todo tiene su primera causa en aquella “patriada” mía de 1946 cuando salí a la calle ofreciéadole a mi pueblo mi corazón de Evita. " ¡Y no me arrepiento! El trabajo es grande pero está lleno de pequeñas y gran- des alegrías. A veces, en mi afán de construir, con la fiebre de hacer cosas grandes que Perón ha contagiado, sa me complican los planes....y aparecen grandes inconvenientes. Ahora, para decir la verdad, los inconvenientes me preocupan a mí menos que a mis colaboradores. Yo me he acostumbrado a ver cómo se arreglan los problemas más insolubles, y ninguno me preocupa demasiado. Dios es más Dios de los pobres que de los ricos....y ade- más— como suele decir Perón— a Dios hay que ayudarlo... para que nos ayude... ¡Y yo creo que en la Fundación lo ayudamos bastante! El trabajo que dan las obras se compensa con la ale- gría de inaugurarlas, de verlas sirviendo a los humildes, llenas de niños, de ancianos, de descamisados un poco más felices que antes. Nunca gozo tanto del fruto de mis trabajos como cuan do el General visita mis obras........muchas veces visitamos juntos la ciudad infantil, los hogarez de tráasito, los haga- res de ancianos y de menores, el Hogar de la Empleada, los barrios de vivienda. Yo me alegro mucho viendo la cara de felicidad que pone Perón en sus visitas, que son para él un descanso y un aliento en su camino de tantos esfuerzos y de tantas luchas. Y mi mejor premio es su palabra de aliento y de agra- decimiento. Suele decirme muchas veces: —El gobierno no podría hacer nada de esto. El Estado todavía no tiene “alma”, no tiene “mística”. Y esto no se puede hacer sin amor. Y, aunque muchos crean que yo debiera haberme acos tumbrado a os elogios del General, lo cierto es que ninguna condecoración, ningún premio me parece mejor que sus pa- labras. Cuando inauguramos nuestras obras siempre asiste Pe rón a los actos que hacemos ex cada caso. El es el invitado de honor por supuesto, el primer invitado. Los actos de esta clase son muy sencillos, Digo yo primero algunas palabras ofreciéndole la obra Luego le ofrecen su trabajo los obreros que la levanta- ron siempre con mucho amor y a veces con gran sacrificio. ¡Y luego Perón nos da las gracias.....! Muchas veces al terminar mi pequeño discurso suele premairme con un beso en la frente. Nadie puede imaginarse lo que su prueba de agradeci- miento es para mí. Ninguna gloria del mundo debe ser más grande, ni más pura que mi gloria de esos días jubilosos para mi corazón. XXXVI — NUESTRAS OBRAS Puede seguir hablando un poco más de nuestras obras? Aquí me doy cuenta de que algunas veces he escrito MIS obras y otras veces, com) ahora, las llamo NUES- TRAS obras. No quiero corregir sin embargo ninguna de las dos for- mas. Son MIAS en cierto modo; y en cierto modo son NUESTRAS. Son MIAS porque allí pongo todo mi corazón. Los ingenieros y arquitectos de la Fundación proyec- tan sobre mis grandes planes....pero después yo pongo en cada obra todo eso que ellos no vieron. Sobre todo al principio me costaba hacerles entender que los hogares de la Fundación no eran asilos........que los Hospitales no eran antesalas de la muerte sino antesalas de la vida....que las viviendas no debían ser lugare3 para Pasa a la Página Cinco. * SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE RESOLUCIONES Cuando tomamos una deter- nnación que habrá de cambiar a ruta de nuestro destno, debe- mos medtarla antes. Pensar lo ueno y lo malo q” pueda traer. nos. Pero una vez fjada en la men- te la idea, debemos llevarla al cabo sin titubeos, sin vacilacio- nes, des desmayos. Hace muchos años que en una mañana soleada y rubia de a- bril yo, que haba sufrido mu- chsimas contrariedades, me en- contré en el dlema de resolver, ¡por mí msma, mi destino. Había amado con toda mi al. ma. Pero aquel en quien deposi- té este amor y esta confianza me demostró, con el tiempo, que era indgno de ella. Supe por otros conductos la * (verdad. Antes nadie se atrevía a ha- blar en mi presencia, Enmude- sían al verme llegar, pero yo a- divinaba los comentarios. Y me sentía llena de angustia porque un presentimiento, negro come “ina serpiente, se me encoscaba en el corazón. Lo medité largamente. Es un poco difícil cuando se ha estado en contacto diario con “una persona, renunciar a su compañía. Cuando durante meses ente” ros e hemos visto llegar, y de- cirnoz palabras mentirosas. Pero como creaímos en él, tan | (a mus como sinceras. Rutas de Emoción | La mujer que ama no obser- va nada al principio. Miles de pequeños detalles se le escapan ¡por mucho talento que tenga. No ve porque está ciega. Pero, poco a poco, la venda se va cayendo de los ojos. Y surge la verdad en toda su crudeaz. Entonces llega la reflexión. Y se atan cabos. Aquella escena violenta, aque “la palabra dura, aquel golpe lado en la puerta, con rabia, a. quel sarcasmo en las expresio- nes, aquel como desdén, disimu lado apenas, en fin, miles de co 3as minúsculas que antes pasa- ron inadvertidas, se aparecen entonces con absoluta claridad. Comprendemos, Nos llenamos primero de ra. Luego de un sordo rencor. Recordamos que nosotros ha- bíamos dado todo lo que tenía- mos, que ntegamos íntegra nues tra fe, que nos abandonamos a aquel ensueño peligroso juzgán | dolo duradero. No lo era. Fué sólo un capricho, acaso conveniencia, interés o quién sabe ¡qué sentimiento bastardo e] que nos engañaba. La venda cae. Todo se nos a- parece tal y como es. Nos pre- ¡ guntamos aterradas: | —¿Pero estuve loca, a! pude imaginar que era sincero y fiel cuando mientras yo creía en él, me engañaba, me traicio- naba, se expresaba de mí en for ma despectiva y cruel? Miles de mujeres vacilan. El miedo a la soledad les hace per lonar y volverse a colocar la 7enda con sus propias manos. Para disculparse ante su con- siencia, se dicen: —Trataré de cambiarle, de a- traerle otra vez. ¡Qué grave error representan las reconciliaciones! Todo amor que se rompió y volvió anudar- se, ha perdido su fuerza primi: tiva. Los días subsiguientes nos dan una prueba de nuestra e- quivocación. Vivimos en una continua duda. En un perenne alerta Desconfiamos de las co- 3as más sencillas, Ya nada es capaz de devolvernos aquella dulce confianza de antaño. Una mirada, una frase que se esca- pa tiene para nosotros un doble sentido. Por eso es mucho mejor cuan. lo se tiene la certidumbre de q' debe romperse con el pasado, hay que hacerlo sin vacilacio- nes. Do: frente tenemos que mi- rar a la vida. De frente debemos desafiar lo que llegue a noso- tros. De frente debemos estar listos para recibir los dones que nos dé el destino. Y recordar aquellos versos del poeta venezolano que yo recito muchísimas veces a solas: Un amor que se va. ¡Cuántos se han ido. Otro amor volverá más duradero y menos doloroso que el olvido. El alma es como el pájaro inse- fiero que roto el nido en el ruinoso a- lero, sobre otro alero, reconstruye el nido. EAS Subscríbase a “EL SOL” > Vernes 5 de Diciembre de 1952. Dr. Á. 6 del Valle y qu Está a las órdenes de su numerosa clientela en el edificio "FOX THEATRE BUILDING”, 2do. Piso, No 248 Teléfono: 4-4612 - Phoenix, Arizona LEE LA SUERTE Y DA CONSEJO Dice el Pasado y el Presente -—— Nombres Futuros e Tniciáles. — Asuntos de Negocios — Asuntos de A- mor — Herenicas — Todas las cosas que se relacionen con el bienestar. HORAS DE CONSULTA: 248 F m. todos los días 215 Grand Ave. -- Phoenix, Ariz. e SS Le DR. RAY M. PISANO OPTOMETRISTA 610 Heard Building Teléfono: 3-2427 Phoenix, Arizona. 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