El Sol Newspaper, November 28, 1952, Page 3

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Pero llegó el día en q' el señor Gato se puso muy dé- bil y como había llegado a vie- jo, ya no podía cazar todos los ratoncitos que necesitaba para sostenerse. Como era un gato muy astuto, se le ocurrió un ar- did para solucionar su proble- ma. Sopló una trompeta de plata y llamó a todos los ratoncitos, prometiéndoles que solamente quería hablar con ellos. Los ra- toncitos acudieron a la suntuo- sa sala. El señor Gato había to- mado asiento en un cojín de se- da bordado de oro. Cuando vió jue todos los ratoncitos habían acudido a su liamada, los salu- 16 con mucha amabilidad y les dijo: —Yo comprendo que he sido muy malo con ustedes y ahora que he llegado a la vejez me doy cuenta de todo el mal qúe les he ocasionado y les prometo que de ahora en adelante no los molestaré más. Los ratoncitos dieron gritos de júbilo. El señor Gato los miró muy “sonriente y continuó: —Los invito a que vivan en mi casa con la misma libertad que si fuera la suya. No me te- man, por favor. Lo único que les pido es q' vengan a esta ha- " bitación dos veces al día y que |marchen frente a mí. Esto me a- gradará mucho, pues me demos trará que ustedes no me guar- dan rencor. Al oír las palabras del señor Gato, se quedaron encantados los ratoncitos y uno de ellos di- jo: —Gracias, señor Gato. Nos pla ?e haber hecho las paces con nuestro enemigo. Le promete- mos que vendremos a esta sala dos veces al día y no sólo mar- charemos frente a usted, sino q' también le haremos una reve- rencia, porque se merece usted 21 mayor respeto, 2 Cuando llegó la noche, .volvió a tomar asiento en su cojín el señor Gato, y todos los ratonci- tos hicieron una fila y marcha- ron frente a su antiguo enemi- go. Según pasaban, cada uno de ellos le hacía una reverencia. Pero el astuto Gato había pla- neado esta ceremonia con muy mala intención. Era sólo un ar- FRONTIER AIRLINES Vuelos Rapidos a MEXICO Por Medio De LAMSA (Lineas Aereas Mexicanas) MEXICO D.F. SAN LUIS POTOSI TORREON DURANGO CHIHUAHUA Conexiones a su avion en el campo de aviacion en Nogales. RESERVACIONES: Telefono 2-3489 =P FRONTIER ¡AIRLINES ¿MODERN TRANSPORTATION FOP F THE ROCKY MOUNTAIN EMPIRE |did para engañar a los pobres |ratoncitos- El señor Gato se son- | reía muy zalamero y cuando pa saba el último ratoncito, lo a- trapaba en sus garras con mu- cho disimulo. | Y de esta forma, el señor Ga- to se comía dos ratoncitos al día, sin tener que correr ni lu- char dándoles caza. Todo mar. chaba a las mil maravillas para el Sr, Gato. Esta situación con- tinuó.. por varios días, pero ha- bían dos ratoncitos que eran mucho más «astutos que los o- tros ratoncitos. Uno de ellos se llamaba Rambi y el otro Ambé. na mañana Rambi y Ambé se reunieron y se pusieron a char- lar. Ambé dijo: —He observado que muchos de nuestros compañeros han desaparecido. Rambi miró a su alrededor pa ra cerciorarse de que nadie po- día oírlos y replicó: —Yo también lo he notado y es muy extraño, porque el se- fior Gato nos prometió que ya no nos perseguiría más. —-Tenemos que hacer algo,, Rambi. , —Tienes razón, pero como di- “e el refrán, ¿quién le pone e! cascabel al gato, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE citos y leg comunicaron lo que, había estado haciendo el señor Gato. Todos asistieron a la sala esa noche con la idea de salir corriendo cuando el señor Gato demostrara estar enfadado, Pero cuando entraron en la sa la, el señor Gato estaba sentado en su cojín como de costumbre y se sonreía con mucha dulzu- ra. El desfile comenzó a la mis- ma hora de siempre y Ambé iba a la cola. Cuando llegó el turno de hacer su reverencia, volvió a oirse la voz sonora de Rambi que decía: —Amigo Ambé, ¿dónde estás? —Aquí estoy —replicó Ambé, Pero en ese momento se levantó el señor Gato y en su rostro se reflejaba la ira que lo domina- ba. Miró a su alrededor y dió un salto. Como los ratoncitos ya es- taban preparados, salieron co- rrienda y se escondieron. El se- fñior Gato no pudo atrapar a nin- guno porque en un abrir y ce. rrar de ojos se quedó vacía la sala. No se veían ni rastros de los ratoncitos. Después de esto nunca vol- reron los ratones a tener fe en las promeass de los gatos. A los pocos días murió el señor Gato y los ratoncitos se quedaron vi- « —Querido Rambi, ya eso está viendo en la casa. Rambi y Am- pasado de moda. Lo que debe- ¡mos hacer es engañar, al señor Gato, —¿Pero cómo? —replicó Ram- bi con los ojos llenos de lágri- mas. —Es muy fácil. Esta noche tú "serás el primero en la fila y yo el último. Cuando veas que se aproxima mi turno para hacer- le la reverencia al señor Gato, me llamas en voz alta y yo te contesatré. —¿No te da miedo, Ambé? —Ninguno, porque .estoy se. guro de que el señor Gato no se atreverá a atacarme en presen. cia de nuestros compañeros, — contestó Ambé con mucho valor. Esa noche, cuando los raton- citos comenzaron a desfilar, Rambi era el primera de la cola y Ambé el último. Cuando llegó 21 turno de Ambé, Rambi gritó con vOz. sonora: —Ambé, querido amigo, ¿dón de estás? —Aquí estoy, querido. Rambi, frente al señor Gato, chilló el astuto ratoncito mientras hacía la reverencia acostumbrada. Claro que el señor Gato no se a- trevió a atraparlo, porque todos los otros ratoncitos se hubieran dado cuenta de ello. El señor Gato se enfureció pues se vió precisado a 'acostar- se sin su cena. No le dió impor- tancia al incidente, porque lo achacó a la casualidad. Al día siguiente se levantó muerto de hambre y tenía la es- peranza de que el último raton- cito del desfile estubiera bien gordito. Pero desgraciadamente, ocurrió lo mismo que la noche anterior y tuvo que: volverse a quedar en ayunas. Disimuló su ira lo mejor que pudo y se reti- ró a su habitación a meditar. Mientras tanto, Rambi y Am- bé convocaron a todos los raton-' bé vivieron por largos años y fueron muy felices, porque to- dos los ratoncitos de la comar- ca nunca olvidaron que ellos ha bían sido los que los salvaron de la perfidia del señor Gato. o A A La Vida en Broma A cierto catedrático que tenía fama de ser algo impertinente, le hicieron: una vez la presenta- ción de un joven profesor au- xiliar que admiraba al catedrá- tico, y le dijeron: —Aquí le presento a usted al doctor Botella, gran admirador suyo. El doctor Botella estaba con el sombrero en la mano, con ma nifestación de respeto, y el ca- tedrático le dijo: —Bueno, bueno, Botella; pón- gase usted el tapón. Al célebre violinista y compo- sitor italiano Paganini le eno- jaba mucho acceder a las nu- merosas invitaciones que le ha- cían, porque en la mayoría de ellas le ponían unas líneas a modo de recomendación y post. data que leía así: “No olvide traer su maravilloso violín” | A esto respondía él indefecti- ¡blemente: “Muchas gracias por la genti- leza, pero mi violín no come fue ra de casa”. Cierto día recibió el famoso escritor Edmundo de Amicis u- na carta en que una señora jo- ven le suplicaba accediese a vi- sitarla en su domicilio donde se encontraba a punto de morir, pues no quería irse de este mun ,do sin antes besar la mano del autor de las páginas que consi. guieron emocionarla profunda- mente. De Amicis concurrió en segui- da a la cabecera de la enferma y consiguió con un beso lo que no pudieron los médicos: provo- car una reacción en la paciente. Un año después de ese beso el escritor contraía enlace con su admiradora. La nueva lavandera es una la drona, exclama la señora de la casa. —¿Una ladrona? — dice marido, —SÍ...... ¡se ha robado dos de nuestras toallas! —¿Cuáles? —¡Las que nos trajimos del hotel en Miami! su IZONA BREWING COMPAN”, INC. e ¡NADA AL Página Tres. Cliente: “¿Tiene usted algo para los cabellos canosos? Farmacéutico: “Nada, señora, sino el más profundo respeto”. La maestra había empleado casi una hora hablándole a la clase de tercer grado sobre las maravillas de la naturaleza, y para terminar preguntó: “Habrá algo más curioso que la forma en Que los pollitos se salen del cascarón?” Un niñito de ocho a- fios se levantó y contestó. “Sí, señorita...yo tengo curiosidad de saber cómo se metieron en el cascarón”. Cristalina reluciente y clara! Despues de trabajo, no hay nada mejor que una—A-] JOENIR, ARIZONA CONTADO! El cerco más durable que usted puede comprar, cuesta meno» de lo que usted creó. Deje que la WESTERN. le dé- un presupuesto hoy mismo para que ponga un cerco en su casa. 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