El Sol Newspaper, September 5, 1952, Page 2

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$ _ SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER Published every Friday by J. C. Franco ; Entered as second class matter March 20, 1940 at the Póst Office at Phoenix, Arizona under tho Act of March 3, 1879, No nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nues- 4.08 colaboradores. Para precio de anuncio dirijanse a las oficinas situadas en 62 So. 3rd, St. Teléfono 3-4948. Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subs- criptor desee que se cambie el envío del periódico a otra dirección, deberá notificarlo y acompañar la suma de diez centavos. SUBSCRIPTION RATES - ; ¿¿Por- Year $3.00 . Six Months $2.00 ¿ALE out-of-town subsoriptions must be paid in advence for at * least a, pertod o£ lx month. E A paymónts must be mads to the Záltos Phoenix. Arizona. — —_—_—— “Post Adásees P. O. Bco 1448 Es ¿__———— o “LA RAZON: DE MI VIDA” Por EVA PÉRON cra IX — ÚNA GRAN LUZ s Conservo muchos recuerdos de aquellos días de angus- - más y de amarguras. -:Al lado de las sombres que fueron la traición y la co- barata de muchos aparecen, entre mis recuerdos, los gestos “iluminados de la lealtad y del valor. -.Pero yo no quiero escribir todávia en detalle todo eso. La semana de octubre de 1945 es un paisaje de muchas sombras y de muchas luces. Será mejor que no nos acerque mos demasiado a él.....y que más bién lo veamos otra vez, desde nyás lejos. Esto no me impide sin embargo decir con absoluta franqueza, y.como yh anticipo de cuanto alguna vez he de escribir en e ld la Juz vino únicamente des Ce el pueblo. En este libro, que cd exponer las causas y los obje- tivos de la misión que me he propuesto eumplir, no puedo dejar de recordar un episodio que figura en mi espíritu co- mo una razón fundamental de lo que soy en esta hora de mi Patria, y que por sus hondas sugerencias contribuyó a con- ducirme al puesto que ahora oeupo en e 1 movimiento justi- cialista. : í Recuerdo que en mi soledad y en mi.amargura, y mien tras recorría la gran ciudad, esperaba a' cada instante reci- bir algún mensaje del Líder ausente y prisionero. Me ima- ginaba que de alguna manera él se ingenairía para hacer- me saber cómo estaba y dónde estaba; y esperaba sus noti- tias con el alma en un hilo torturada por la angustia. Conservo de aquellos días varios mensajes manuscritos por él; y en todos ellos aparece, en su letra clara, firme y decidida, la serenidad con que su espíritu afrontaba los a- ¿gontecimientos. En todos sus mensajes no hizo otra cosa que recomen- darnye a sus obreros “que estuviesen tranquilos, que no se preocupasen por él, q' no creasen situaciones de violencia”. Yo —lo confieso honradamente— busqué con afán en todás sus cartas, una palabra que me dijese su amor. En cambio casi no hablaba sino de sus “trabajadores” ,. A quienes por aquellos días la oligarquía, suelta por las “alles empezó a llamar “descamisados”. Su rara insistencia me iluminó: ¡aquel “encargarme de zus trabajadores” era su palabra de amor, su más sentida palabra de amor! Comprender aquello fué —y lo es todavía— una gran “luz en mi vida...... . e A mí, a una humilde v pequeña mujer, me encomenda- ba el cuidado de sus trabajadores, lo que él más quería. Y «yo me dije a mí misma: —Pudo encomendárselo a otros, a - cualquiera de sus amigos, incluso a algún dirigente gremial. ....pero no, quiso que fuese yo,;,, ¡una mujer que no sabe o- - tra cosa que quererlo! Esa era sin duda la prueba absoluta de su amor. Pero “ana prueba que exigía respuesta; y yo se la di. Se la di entonces y se la sigo dando. Mientras viva no . ¡me olvidaré que él, Perón, me encomendó a sus destamisa- — dos en la hora más difícil de'su vida. ¡Mientras yo viva no me olvidaré que él, cuanda quiso probarme su amor me encargó que cuidase a sus obreros. El no encontró mejor manera de expresarme su amor y ahora estoy segura que eligió la má,s pura y la más gran- de manera de decírmelo.- Desde entonces cuando yo quiero a mi vez expresarle " mi amor de mujer—;¡y quiero expresárselo permanentemen te! — no encuentro tampoco una manera más pura ni más grande que la de ofrecerle un poco de mi vida, quemiindola : por amor a sus “descamisados”. Esto, por otra parte, es mi deber de gratitud para con él y para con ellos y yo lo cumplo alegremente, feliz, como se cumplen todos los deberes que impone el amor. X — VOCACION Y DESTINO No, no fué el azar la causa de todo esto que soy, en mi 3 país y para mi pueblo. Creo firmemente que he sido forja- da para el trabajo que realizo y la vida que llevo. Cuando analizo, en la intimidad de mi alma, el caso que me ha tocado vivir, más y: más me convenzo de la” mentira que son el azar y la casualidad. Si el azar y la casualidad gobernaran el mundo todo sería un grotesco caos; y no podríamos vivir en un escena- rio tan variable. ....o, el azar no gobierna al mundo ni a los hombres. Por fortuna, gracias a Dios las cosas suceden de otra manera, de otra manera que unos llaman Destino y o- tros Providencia y casi todos atribuímos a Dios. Yo creo firmemente que, en verdad, existe una fuerza desconocida que prepara a los hombres y a las mujeres pa- ra el cumplimiento de la misión particular que cada uno de- be realizar- i Si esa fuerza es maravillosaménte divina o ha sido pues- ta por Dios en la naturaleza de la sociedad o del alma huma r | na, yo no lo sé ni pretendo averiguarlo, pero creo que existe y que nos conduce sin forzarnos con tal que nosotros no le neguemos nuestra generosidad. FA Lo indudable es que esta solución espiritual es también niás fecunda que la otra del azar: el que se cree hijo de la suerte no se siente obligado a nada, puesto que el azar no tiene personalidad ni puede tener exigencias de ninguna cla se; pero el que se sabe hijo de un Destine o de la Providen- cia o de uma fuerza desconocida pero de un grigen superior a su vida y a su naturaleza, tiene que sentir3e responsable de la misión que le ha sido encomendada. Perdónenseme estas explicaciones que, sin quererlo, casi han venido a dar con cierto tono de filosofía que no en- tiendo y no deseo hacer. Sin embargo pienso que debi decir toda cuanto he di- cho en primer lugar porque me parece una cosa de simple sentido común. ñ Mi vida es una prueba de todo lo que he dicho. Si yo no hubiese llegado a ser lo que soy, toda mi vida húbiese que- dado sin explicación. ¿Por qué yo he sufrido siempre ante la injusticia? ¿Por qué yo no me resigné jamás a ver pobres y ricos como una cosa natural y lógica? ¿Por qué siempre sentí in- dignación ante los dueños del poder y del dinero que explo- taban a los humildes y a los pobres? ¿Por qué no pude librarme nuca pa aquella angustia intima que me ahogaba? ¿Por qué hasta “mi día varatillcad” me sentí sola, des- concertada, como si mi vida no tuviese sentido, ni razón? Demasiadas preguntas hubiesen quedado-sin respuesta si no hubiese encontrado a Perón en mi camino, y en él, la causa de mi pueblo. : No, no es el azar lo que pone a los hombres y a las mu- jeres al frente de las grandes causas. Por el contrario, parece-como que las grandes causas preparasen el alma de sus hombres y de sus mujeres. Esto en parte puede ser vocación, pero hay evidentemente'otra cosa cuya explicación no está en nosotros, mi está librada a la suerte del azar. Por eso yo me permito-insistir todavía en este tema con dos palabras más, que quisieran ser de humilde consejo. Creo que si alguien se ve, de pronto, llevado a un pues- to de responsabiildad en la'lucha por una gran causa, debe buscar, en su vida y en sus recuerdos, «la explicación de su caso; y la hallará sin duda. Así sentirá todo el peso de su responsabilidad y traba- Jará lealmenet por la causa que sirve. Y pienso tan1bién que los que sean espectadores de un hecho tal no deben atribuirlo sin más trámite al azar. ¿No sería más sensato aceptar la presencia de algo más? Y conste que yo no digo que sea directamente Dios quien determine todas esas cosas, pero sí que en su magní- ico ordenamiento de todas las leyes y de todas las fuerzas '1abrá creado alguna ley o alguna fuerza que conduce a quie nes libremente y generosi.mente quieran dejarse conducir. Esta es la humilde explicación que yo doy de mi vida y de mi caso. Guardo entre los manuscritos de Perón uno que escri- bió sobre un tema parecido poco tiempy después de asumir la Presidencia. En este borrador, él abordó, con su franqueza habitual, este raro asunto de la vocación y del destino. Nada me ha parecido mejor que reproducirlo tal como él lo escribió; y como allí aparece toda su alma, en su sen- cillez y en su grandeza o sea en su genialidad, yo me ahorro el grave compromiso de presentarlo....cosa que—lo confie- so— sería tarea imposible para mí. Para saber cómo es el sol no basta ni su descripción ni su pintura, y nadie, si no es loco, intenta ni pintarlo ni des- cribirlo. Para saber cómo es, hay que salir a mirarlo y aun mirándolo no se le puede ver sin deslumbrarse. Aquí están sus palabras y su pensamiento, su alma y su corazón. ¡Yo me limito a invitar que salgamos a verlo! XI — SOBRE MI ELECCION (1) (1) De las memorias del General Perón..... En la vida de los pueblos, como en la vida de los hom- bres, no todo lo hace el destino. En mi vida, lo mismo que en la vida de mi pueblo, esto se cumple al pie de la letra. Yo estoy al frente de mi pueblo no sólo por decreto del «destino. Estoy porque, sin saberlo tal vez, me preparé para esto como si hubiese sabido que algún día iba a tocarme es- ta responsabilidad y este privilegio. Y puedo afirmar y demostrar también que mi pueblo se preparó paciente aunque inconscientemente, también paí” ra esta hora de su destino. Lo que hace la Providenc'a es poner las circunstancias necesarias para que las cosas sucedan luego de una- mane- :a y no de otra. Pero las cosas suceden casi siempre por “cul a” nuestra. Muchas veces pienso que si hubiese nacido en cúal- * quier otra parte de mi país tal vez no sería hay Presidente de la República. * - Poryue naciendo en otra parte, el medio me hubiese da do otras inclinaciones.....no hubiese elegido ser militar, no hubiese aprendido allí las cosas que apreadí, nunca me hu- siese visto obligado a hacer una Revolución....¡Esas son las cosas que están en manos de la Providencia! Ella combina las infinitas circunstancias y no creo que pueda everiguarse por qué ni explicarse nada de su meca-" nismo. ¡Todo lo demás lo hacemos nosotros! Así fué como un día me vi en una circunstancia qué de- cidió mi destino. JEWELERS SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE "| la:mujer no debe dejar en el co- NO SO NINFIELES La infidelidad de los nombres es una de las nubes que más si- niestramente se ciernen en el cie lo de las mujeres, amenazando su dicha. ¿Por qué son los hombres in- fieles? El primer sentimiento que a- salta a una mujer frente a esta tremenda pregunta, cuando le a- tañe directamente, es q' el hom- bre infiel ha dejado de amarla. Pueede tal cosa ser verdad, pe ro muchas veces no lo es. La condición del hombre, en! cuestiones de amor, es especia- lísima. Tan especial, que una infinidad de veces no alcanza- mos a comprenderla. Í Cuando una mujer ama, lo ha ce integramente; se da toda ella y no puede concebir nada en sus [ titución del hombre amado; no lo concibe ni siquiera en el pen- samiento. El hombre, no sigue este camino. El ama a una mu- jer, y la coloca en un sitio espe- cial de su corazón, al que mu- chas veces pone llave, pero no con ello corta su libertad de ma- riposear en cuanto puede, a gui- sa de entretenimiento, sin que su proceder tenga nada que ver nada con el amor, según él. ¡Qué difícil es para una novia o para una esposa, amoildarse a este singular criterio! La mayoría de las veces, la mujer se encuentra incapaz de aceptar esta situación de buena gana y sufre intensamente con jella, “Tratemos de encontrar, impar- cialmente, el porqué de. las in- fidelidades del hombre: Cuando un hombre se acerca a una mujer, es siempre con la finalidad de encontrar algo en ella. Algo que desea obtener pa- ra sí. Ahora bien: si nosotras te- nemos en casa nuestro dulce pre ¡ dilecto, nuestro libro preferido, nuestra labor más entretenida, ! incluso nuestra diversión más deseada, es seguro que no ire- mos a buscar a otro sitio nada de esto. Sería absurdo. He ahí una dé las más atinadas res- puestas a nuestra dolorosa pre- gunta: al hombre que se aleja de nosotras, le hace falta algo que no-le proporcionamos, y va a buscarlo en otro sitio, siquie- | ra.sea por un momento, como un; simple pasatiempo. Esto es 1ó- gico, esto es cierto. De Mujer a Mujer CUANDO LOS HOMBRES Pues bien: si cuando un hom- bre se aleja de una mujer, lo ha ce seguramente, porque no en- cuentra en ella alguno de los de talles que busca, mucha veces insignificante, lo indicado es a- consejar a la mujer, cuando de- sea detener a su lado al hombre amado, que cuide todos los as- | pectos de la felicidad del mismo Las mujeres solemos cometer un grave errar en esta cuestión: juzgar las necesidades del hom- be, con respecto a su felicidad, por las nuestras propias. No, a- migas; ellos son mucho, pero mucho más exigentes que noso- tras. El hecho de que nosotras nos .encontremos felices dentro de tal o cual situación, no debe supone rnunca, que el hombre también lo sea. íY cómo hacer, entonces, para estar enterada de lo que al hom- bre le hace falta para completar su felicidad, para no tener nada que ir a buscar en otro sitio, que no sea precisamente al lado nuestro? He ahí una de las ra- zones que obligan a la mujer a aguzar su inteligencia, su poder de investigación. (Ella debe mul tiplicar cuidadosamente su pa- pel, cerca rel hombre que ama. Es decir, debe tener, frente a él, distinats personalidades, que le; irá presentando según la 'oca- sión de que se traté. Ella debe ser para el hombre, al mismo tiempo que su novia, su herma- na y su amiga. Al mismo tiem- po que su esposa, su amante, su hermana y su amiga, Es decir: razón del hombre, un sólo sitio vacío, que él tenga la necesidad de ir a llenar a otra parte, o al lado de otra mujer. No debemos descuidar ni siquiera un espacio tan pequeño, para que quepa en él, por un minuto, otra mujer. Corremos el riesgo de que, inte- ligentemente, se quede en él por; muco-tempo, o quizás para siem pre. Conquistar a un hombre, suele ser fácil. Retenerlo para siempre, ya es otra cosa; ello re- quiere un constante estudio, un constante trabajo, y muchas ve- ces, hasa un perpetuo sacrificio. AOS Susbcríbase Hoy al Periódico “El Sol” Subscríbase al Periódico "EL SOL”, Semanario Popular Independiente — Dr.A.6. del Valle y Lugo Está a las. áitienes de su numerosa clientela en el edificio “FOX THEATRE BUILDING”, 2do. Piso, No. 248 Teléfono: 4-4612 Phoenix, Arizona LEE LA SUERTE Y DÁ CONSEJO Dice el Pasado y el Presente — Nombres Futuros e Iniciáles. — Asuntos: .de Negocios — Asuntos de A- mor — Herenica? -—"Tódas las cosas que se relacionen con el bienestar. 2154 Grand Ave.» Phoenix, Arz. WILLARD Y PAUL KRUGEP Toda la gente mexicana lo conoce Muy Bien Traigan sus Familias, C. WILLARD z Corren el lugar que está en 230 al Oesto de la Calle Jef. AAA IEEE po Quo MORTENSEN - KINGSLEY Y AGENCIA DE FUNERALES PREFE- RIDA DE LOs MEXICANOS Se atiendi- con respectuosa actividad. 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