El Sol Newspaper, January 6, 1950, Page 4

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1 0S —Está muy rico, Gabriel. —'La práctica,!— se conto- nea el aludido. Y a los coches Rafáel. que a la ida había hecho el viaje en su yegua, la cede ahora a otro de lo sinvitados y sube al mis- mo automóvil que ocupa María Luisa Continúa la charla, es li- gera y. alegre como su juven- tud, flor de poesía y de ternura, toda ilusión....Sin embargo, en- tre ellos no se pronuncia ningu- na de esas palabras que po- drían equivaler a una promesa A pesar de lo-cual, el Amor, con *etra mayúscula, flota en el am ** rodós' satisfechos del dia, lle gan a Guadaveloz cuando las z comienzan a briliar :* en- el- cielo puro de mayo. Ra- fael y Javier acompañan a Ma ría Luisa desde el palacio con- dal a la casona de las herma- nas Guzmán el Bueno. Los tres primos cruzaron la Plaza Ma- yor y al pasar frente a la puer- ta de don Bernabé, el piano de Caminito Rubio, desgranaba me lancólicamente las notas versa- llescas del Minuetto Azul. Rafael tuvo una sonrisa sar- cástica y una crispación: las uñás se hundieron en las pal- mas d sus manos. No. Lo que tota; ahora, estaba “todo” defi- - nitivamente acabado. 'Después de.saber lo que sabía! !Vamos! -"“Volviose a mirar a María Lui- sa, blanca, magnífica, vaporosa con algo angélico en toda su persona; y en la dulzura de su , remanso “de suavidad, halló «repentinamente una paz- extraña. Toda ella emanaba una serenidad grande y delicio sa; nada había de inquietante “en la dulce almita blanca don- —Oyeme... —¿Qué quieres? E —Piensa mucho en mi...esta noche. Tú no cabes.... algún día ; me atreveré a decirte lo que ha sido esta noche, este momento, en mi vida... —Estas solemne, muchacho, —intentó bromear ella. —Estoy.... como un caballers que fuera armado de todas ar mas a-la conquista del Ireal y, de repente, se encontrase en la encrucijada de dos caminos. Y luego de vacilar mucho.... re- pentinamente un impuls> inte- rior le hiciese decidir: por uno. ¡Canta en mi corazón el gczo de haber encontrado por fin mi destino! —Todo eso es muy bonito, pero muy metafórico. ¿No po- drias décirme más claro? —3í, pero no ahora...Más ade- lante. —¿Cuando estés más segur: de no haberte equivocado de camino? —Entouces. Y cruzaron sus miradas com- prensivas, mientras el último acorde del Minuetto Azul se des granaba en los ámbitos, bajo las manos bincas y tristes de Caminito Rubio, la mujer que nc supo delender y guardar cl Amor. CAPIAULO' XII Catalina María Márquez: ¿cómo tuviste valor de casarte con Juan Lucas estando en el mundo yo? Una mañana muy calurosa de junio, Rafael, ya de vacacio- nes, leía —sin leerlos,— preo- cupado y pensativo, los periódi- cos de la mañana acabados de llegar, tendido a' la sombra de uno de los nogales, cabe de fres de la de Rafael hallaba tan nue Ca fiora del huerto de su tío, vo € inefable reposo... Fuerte- mente atraído hacia ella por la naturaleza y por el espíritu, Ra- fael se debatió una .vez más entre las cadenas del pasado q' apretaban con los eslabones í En esta espléndida huerta de Las Gallombas, delicioso edén en los alrededores de Guadave- loz, un corpulento nogal pone, junto a la gran noria y a la al- berca amplia, su dosel de fres- del recuerdo... !aquél Minueeo |cura, en las siestas caniculares, Azul!... pero algo fuerte, hondo|Sus anchas y finas hojas tienen y rápido, como un impulso, le jun suave olor a canela, cuando hizo decidirse en un instante, y|se las estruja en las manos, acercándose a María Luisa, en el momento en que Javier se Una bestia cansina de vuel- tas a la fora, con los ojos tapa rezagaba un poco para encen-|dos por una especie de avana- der “un cigarrillo, murmuró: —María Luisa, nena... dores de palmas; los cangilones de hierro vierten el agua fresca Temblaba tan extraña terne-|y cristalina en el tazón o depó- za en esta voz emocionada, que ¡sito de ladrillos, cuadrado, de la "muchacha sintió latir su col donde sale el caño que lleva el « razón; con desordenados saltos. chorro a la alberca distribuido * tDÍos/ súyo! ¿Qué iría a decirle? ra. De allí, Por regatos hechos would never ¡ad hoc, va el agua a los nalan-; 15 SOL” SEMANAiiO PUPULAR INDEPENDIENTES — AAA AA AX jos, cada uno de. los cuales tie-,a la feria de Niebla, y pasó ne su círculo para recibir la caípor Sanlúcar la Mayó, camino ricia del riego. a Seviya. Eran las diez y un calor pe- c gajoso y mañanero se dejaba |está más equivocada que el tio sentir en la huerta de Las Ga-!de los caballitos, eres tú. Ni yo llombas. Rafael estaba malhu-¡hago caso de nadie, ni nadie morado a vistas claras. Precisa|me preocupa lo más mínimo, mente, desde hacia tres dias q'|in ese es el camino de Niebla; María Luisa se marchó a Beni-[ni el ae Sevilla, mel acompañada de su fiel Ber| Y cortando la conversación, nardo, incapaz de resistir por |dejó los periódicos sobre la yer- más tiempo el pegajoso y moles|ba, levantose perezosamente y, to cortejo de Carabanchel bajo, |canturreando un trozo de opere se le notaba un desatamiento ¡ta que oyó mil veces a la Gon- de nervios que hasta el buena-¡zález y al barítono Marcel, se zo de don Ramiro advirtió; encaminó hacia el caserio. cuando más la -despierta, agu- La vieja, refunfuñando, reco- da y espabilada Urbana. : gió los periódicos del suelo, y, Un momento más tarde del con el café intacto, siguió los er que hemos sorprendido a pasos del galán. Este entró en Rafael tumbado con el periódi-|el amplio despacho de don Ra- | A a A 1, pata niendo. la chiquilla como una «en de El son las dos viejas locas de Guzmán el Bueno...(o el Malo, que sabe Dios cómo se- ría); Y si yo fuera tú, cambia- ba de camino, que, no hay me- jor cuña íue la de la misma ma dera. Ya en la jira de las Cue- vas, te vi y no te vi; pero has tenido mal gusto que, por-lo vis su cordero; sin duda porque la privación es causa del apetito. Pues bien: yo no coopero a esa “aberración”. Y no voy al Alos- no. Además, por muy poca ver- guenza que yo tenga (y gra- to, vuelves al redli, como man-. sísimos: llamábase doña Timo- situa«.Óón economica— al llegar ¡la hora de comer se detuvo en la puerat del gran comedor, a la sazón lleno de comensales, y preguntó en voz alta: —¿Se puede? Nadie le contestó, como es de suponer; pero, ella insistió, de- cidida: —¿Dan ustedes su permiso? Hasta que uno de los señores que ocupaba la m*su más cerca na'a la puerta, le co:testo con sorna: —Pase usted adelante, señora Y entonces doña Timotea, ce- e » entre manos, cabe el corpu- lento nogal de la noria y al al- berta, apareció la vieja, remo- viendo con la cucharilla, el azu- car de un gran vaso de cafe con leche. ' , —Niño Rafaelito, el café, ¿Te traigo mermelada o mantequi- lla con el pan? —No me traigas nada, Cha- cha Urbana. Voy a irme al pue blo y desayunaré en el Casino. No tengo gans aún. —-'En er Casino! Vaya, tomo que será mu gueno el café con leche que te den en er Casno: agua sucia co nazuca. Yo que tú, no me tomaba esos porque- rías. !'Gusto de gastar ed dine- ro! —Pues desayunaré. en casa de mi tío, si eso te preocupa, pero ahor ano quiero. —Ni agora, ni luego, ni nun ca. Si te conozco. Lo que vas a jacé es no desayuná, —Pero, vamos a ver: ¿por q' no tengo que desayunar? —Porque endeje argun tiem- po estás reñío con la comía... Po, hijo, no es pa tanto. Porque si es de guapa no tie ná, que paece una gata en leña; y lue- go tan flaquita y tan renegría... Y lo que toca a señorío...er que se pue aprendé. de un padre - | tendero de ultramarinos y de una madre pupilera. Y si son di neros.,.!pchs! no será tanto co- mo icen, que de dinero y santi- dá la mitá de la mitá; y pa eso, mal arquiríos, porque de 'comer- ciante a ladrón, no hay más q” ¿un escalón, y cuanti mas esos |que venden por lo menúo, que asesinan al probe judíos sin concencia, y por el pueblo se icen ciertas cosas...En fin, que yo no quio repetirlas, porque alospué vi a confesarme y el Padre Ramón me se pone mu incomodao, porque eso es ofen- dé a su Divina Majestá. Pero yo que tú, me echaba unas gue nas alforjas, que lo primerito eres tú. Y como que barriga lle no de Dois alaba y del aire sólo viven los camaleone, ho jagas caso de cuatro piojo resucitaos que no mereecen escalzarte a ti miro, desierto a la sazón; llamó por'el teléfono al palacio con- dal y pidió un automóvil No te- nía ganas de afrontar el sol y 21 polvo andando a pie, com otras veces, el kilómetro largo que separaba la Huerta, de Guada- veloz. Diez minutos después, el “Ford Sedan” que usaba Pancracio Luque en sus visitas al, campo, se detenía en la glorieta guia- do por Marcial, el chofer del condesito, Y cinco minutos más tarde, Rafael entraba en el pa- lacio. En la administración, Pancra ¡ cio escribía a máquina, chupan do un puro de brea. z —Oye, Pancracio. Anoche me dijo Lola Peña que esta tarde había una excursión al Alosno. —Hombre, me parece muy bien. Y mejor me parecerá si me das un pitillo, porque este dichoso pur“ no mw convence. Desde que me quité de comprar; tabaco se me antoja el tabaco más. !Y le he cogido una hin- cha al puro de brea! Como si el pobre tuviera la culpa de ser el cias a Dios, no tengo nniguna) remoniosa y magnífica, atrave- eso de que “un convidado convi,Só, balanceándose por entre las de a ciento” no me convence, innumerables mesitas del come entre otras cosas, porque-es ¡kor, diciendo lentamente e in- mentira que donde comen cua-¡Cclinando la cabeza a uno y otro tro pueden comer cinco”; y mu os “tenemos que llevar el coste, como cuando vamos al campo o dar con nuestros huesos y nues tros estómagos a cualquier fon- da del. sopapo', donde, ya.se sabe: tres platos, sentarse, le- |vantarse y ensal,. Y encima encima...el techo. En fin, que 29 voy. *- ' —Pero mira, Pancracio, déja- ¡te de pamplinas, que en el Olos no hay “buenas fondas, con “co- sas que se pégan'al:riñón”, y yo correré con todo el gasto. Ade- más, Carlos Gómez, es mi ami? go; y no es hombre que se asus te por quitarme allá esos invi- ¡tados, a pesar de lo de la cara que antes te dije. Yo te aseguro que nos recibirá muy bien. Tú procura, pues, que nos lleve chísimo menos cincuenta. Y, no) al Rocío, o tendremos que ir a: “lado: —Con el permiso de pstedes. Cuando terminó de comer, se bebió el agcua del lavafrutas que le supo en suerte y volvió a salir, como había entrado, despi diéndose cortésmenteg y desean do'a todos a todos buen prove- cho. 5 Pues. esta señora recibió bon- dadosamente a los expediciona- rios, obsequiándolos con gaseo- sas y cervezas frescas. Camino y Rafael refrescaron juntos por componedas de ola Peña. Ella estaba más expresiva que nun- ca con el galán, y él deslumbra do por la mirada inefable, a tra ¡vés de las magníficas pestañas rizadas y por la dulcísima voz gachona y cadenciosa;; pero, a la vez, vacilante e indeciso, por- que se encontraba en plena en- crucijada de los 'dos caminos... porque entre ellos se interponía Maxcial; arma un lío de los tu-; yus para convencer a Javier, y ¡“on todo su esplendor la seduc sado lo demás corre de mi vu.n tora imagen de María Luisa. sustituto. Bueno. ¿Y qué tengo yo qué ver con el Alosno y con Lola Peña? Continuará Next Weex —Pues nada —contestó Rafael, abriendo su elegante pitillera —Es oue luego ¿u:+da “el ra bo por: desollar” y veremos quien le pone el cascabel a! ga ito”, El gato en esta ocasión es de piel y alargando un cigarri-- Carmen, mi mujer. Y el casca- | llo al Catezón de la Sal;— pues,bel este nuevo e inesperado via nada, que es preciso que Mar-¡je de recreo. Tú no sabes cómo cial nos lleve a nosctros en el “Dodge”. De manera que 1n- géniate. —Lo mejor es que se lo digas claramente a Javierito, Harto haré yo en haceros el honor de acompañaros. Y eso que mi mu- jer está ya de paseos míos has- ta el pelo. !'Me salen tantas con tratas! —Javierito no va a querer ve nir. —Hum! Entonces, Caraban- cheles tenemos por medio. —á—Carabancheles, no. El capi- tán de la Guardia Civil, el que ha venido nuevo, estuvo allí siendo teniente y dejó muy bue ras amistades. Le ha escrit) Carlos Gómez invitándole a pa- sar la tarde recordando y refres THOUGHTFUL, considerate husband wife with a responsibility she was unpre- pared te assume. Yet, in naming his wife as his executor, a man imposes a complex and strenuous task upon the person he most wants to shield and protect. Executorship involves the performance of many laborious duties-—duties for which the average person has neither the timk _ VALLEY NATIONAL BANK ¿3 nor the experiences. * Instead of burdening an individual wit this important task, name a corporate executor—such as the Valley National Bank-—whose Trust Officers' full-time job is to settle estates effíciently and economically. You, your attorney, and your life insurance counselor are cordially invited to come in and discuss your estate plans with our Trust Officers. una babucha. Y se creen ser este mundo y er otro. Que si yo juera tú, iban a estar más e- quivocaos que er tio de los ca- cando vi“i13s afectos, y la capi- tana, que os uta señora anima- dísima y muy amable y muy Juncal (ya ves: joven, sin hi- jos), ha movilizado a toda la juventud guadaveloceña; y es- ta tarde salen en caravana de coches. No quedo uno por al- quilar. Anoche, en cuanto. me enteré, avisé a “Marcha Real”, —Ahora se llama “Marsalle- sa.” —Bueno, hombre, pues avisé a “Marsellesa” o a “Himno de Riego”, o. a como quieras tú q' se llame ahora, que es el que a mí me sirve las largas témpora das que el tío Ramiro encierra su “cacharro” y despide al cho- fer de turno; ya tenía viaje. - Y él fué que me dijo que todos los demás estaban comprome- tidos también. Van, la capitana y doña Bala, de señoras mayor- es. El capitán, el juez, el Inspec tor de alcoholes, don Mateo y míster Ribot, el de los productos erclógicos. os —!El tío ese!... !Pues ny me ha puesto Monsieur de la tétc Ei sse! !Su mrdre! —...y, en fin, los muchachos y las muchachas de la reunión, los de siempre. “La mesilla del turrón' como. nos llaman en el pueblo, porque donde suena ún pito, allí esatmos todos. Figúra te tú la cara que va a poner Carlos Gómez, cuando espera llegar al capitán, y se encuen- tre con que lleva detrás todo el regimiento... —Con doña Bala y todo, que es de caballeria...Pero lo cierto es que volvemos al punto de p partida, que Carabancheles te- nemos, y de ahí tu empeño en no perderte la “invasión”, Pues mira, hijo, yo no-voy a innguna parte ni con el bruto de tu cú- fado el -mayor, ni con el Quilón Quilonides de tu cuñado, el se- gundo, Con camino, sí —'!hijo :de mi alma! — que es muy gita na, muy zandunguera v-muy- ri knowingly saddle his ¡está mi mujer con mis excursio ncs, sobre. todo desde que pasó lo Cel mes pasalo con la na- casetáa “juerga” de Córdoba. —Oye, ¿y qué pas? —Pues nada. Y> crei que te lo había contado, porque lo sa l.: todo el pueb'oz. Que previen *: Cque se iba a liar la madeja cue no ibamus a volver a “a- 34 por la noch», le dije «1 12561 “n.es que iba o tener que jr sábado a Valverde para pesar los cochinos. Y busqué a la To- masa, la zapatera; le di dos pe- setas y un telegrama, para que su marido que se va los jueves, lo pusiera “el mosmo sábado” en Valverde. Se lo. repetí así veinte veces, y me ofreció que se haría al pie de la letra. Pues bien: el dichoso marido de la zapatera no se enturé, por lo visto, y en lugar de poner ei ¡telegrama el sábado, lo puso el viernes, al abruse la estación Lo cierto es que estaba yo ese día almorzando tranquilamente con Carmen, cuand) llega el chiquillo del telégrato con im despacho para ella. El susto consiguiente, pozyue mi suegra está en Melilla -—y que sea por muchos años— zon el hijo sub- oficial y— ábrate tierra y trága me— el telegrama decía asi, ni más ni menos: “Valverde del Camino, etcétera, Imposible re- gresar esta noche. Negocio no ulimado. Abrázate. Pancracio. Figúrate la situación. —Sí, si que tiene gracia. —Como para matar al zapate iro y acordarse para siempre del alfajor de Valverde y de los : dineros a rédito, Total: que se ¡aguó la feria de Córdoba, y el viaje, y la Biblia. Como para q' ahora vaya ya o proponer via- jitos al Alosno. Total: que conchavaron a la Condesa —el Conde y su hijo fueron a Sevilla en el Rolls guia do por el chofer del Conde— y que nuestros amigos, conduci- n ¡ Doña Timotea se encaró con jel Juez, un asturiano muy sim- ¡pático, y le preguntó.: —Don Antonio, ¿usted, de adónde es? —¿Yo? .De Asturias, señora. —!Ay! !Hasta ahora no me he enterado yo de que usté era extranjero! —Pues no le extrañe a usted señora, porque en este momen- -o. me entero yo también— con- testó el zumbón del interpela- do, con gran regocijo: de la ale- £re comitiva. Vuettos a los coches, continua ren su viaje y a poco entraron y. en el Andévalo, terreno apa- cible, mitad sierra y mitad cam piña, poblado de higueras y de almendros. Terreno pobre en general, con amarillas o rojizas culinas arenosas de escasa ele- vación. uego surgen jarales, augales de amarillas flores y terrenos de monte bajo, dehesas, cotos de. caza y algunos pinares y eucaliptos En la sierra suave y luminosa, el Andévalo se des - envuelve en bella v grata pers- pectiva. |. Fasado San Bartoom2 de la Terre, con su - torre famosa, a poco, apareció el Alo31). Y ¿La- reció tambióín su centinela avan zando, que es la Central Eléc- trica, en donde Carlos Gómez y sus amigos esperaban a los expedicionarios. xR Fueron bien recibidos, sí, se- flor; muy bien recibidos. Luego vino lo natural, la fiesta en el hermoso patio-jardín de la casa de Carlos. Profusión de flores y de olores; manzanilla de Sanlú car, Jerez, fiambres los famosos bañuelos de viento rebozados de miel...Jamón, mucho jamón. Y como coronamiento,- fandan- guilloz de la tier.a de los ver- daderos, de los. clásicos, ccira 1 1 dotes y sacerdotisas del rito fandanguillero, precisamente en la Meca del hoy famoso y adulterado canto regional. El patio es amplio y fresco, con el suelo de losas rojizas. Abundan los arriates bajos y elípticos, con plantas de vera- no; sobre todo se ven gráciles cantados por los legítimos sarer¡ ca— aunque no tanto 'como su|vesaron, en casa de una señora ilustre padre cree—. Y con Lla-'viuda, gorda, que decía con sus dos por Marcial, y después de|malvalocas de largos tallos ele arreglarlo” lo mejor rosible con|gantes llenos de flores rojas y la conso/te de Pancracio, se u-|blancas, enredaderas de precio nieron a la caravana del Cap:-|sas campanillas azules, alba- tán de la Guardia Civil, en el |hacas de rico y gragantísimo cocha de confianza Je ¡os Con-|olor, emperadores y miramelin- des. dos. No iba Celedoni» De la insig-| A la fragancia del jardín se ¡ne Cusa Rubio sólo formaban en la comitiva Caminito y su bonitas, de las muchachas be- hermano mayor. El dodge dejllasc y alegres, Todos se han co loz Condes seguía al coche que|locado y distribuido por allí a ceupaban los dos hermanos, su placer, y con placer esperan “om inquebrantable tozudez, que .principie la clásica fiesta pues la mano experta de Mar- organizada 2 maravilla. Sue- cial no admitía intr»misiones [nan ya los «rasgueos inicines ni retrasos, ateniéndose fielmen|de la guitarra, el prólogo pere- te a la consigna de escolta. grino y mágico de esta fiesta Mediado el camino, hicieron | ritual, castizamente anlaluza alto para descansar y refrescar|con sus evocacoines de amor, de en uno:de los*pueblos, que atra-;jacas, de contrabando, de cace- rías y de aguardiente. La aten- Perón de todos está corrcentrada Viernes 6 de Enero de 1950. bellitos. Ya tu ves; quieria ir a¡nitos, también; que se está po-¡finuras unos Cisparates gracio-en los duces acordes del instru mento y pendiente de la copla ¡rosa de abril y sería una-cosa|tea y contábase de ella, entre |que va decir el cantador. Hay ¡seria si no fuera tan tonta, que ¡otras cosa, que en una ocasión, | un silencio muy grande. —Bueno, mujer, bueno; la q'|se cree descendiente por línea |en que estuvo en Sevilla y se |Las mujeres del Alosno, directa del Padre Eeterno, cuan|hospudé en un hotel de primer (cuando duermen a ua chiquillo. do aqrí las únicas que descien-|orden —estaba en muy buena en vez de cantarle el coco, le cantan un fandomguillo... y lo duermen poco a poco. Rafael ha sentido vibrar su alma de poeta al oir las caden- cias de la copla. Le parece tan adecuado el ambiente y tan bien expresada la idea, que to- da su atención se concentra en los intérpretes. En verdad que si el guitarrista cumple a mara villa su cometido, losc cantado: res se exceden y aun le superan en expresión artística. El cora- zón de Rafael se va abriendo como una rosa al sentir el ro- cío de la típica música .del A- losno en su misma cuna; la cual le transjorta, le hechizá, le remueve de ariba a abajo, le sumerge un las fuentesc de la blleza y le hace sentir tem- blores de éxtasis, ansias sutiles inefables.... A este prólogo vibrante, en cuya página armoniosa y sensi- ble se quiebra el sonido en fle- cos y espumas de infinita gra- cia, ha seguido otro fandangui- llo primoroso aureolado por nue vos arpegios guitariles, que a- rranca al instrumento con maes tría un célebre profesional de Huelva, traído ex profeso por Carlos. Cada copla es como el capítu lo de un exquisito libro de mú- sica, que se escribe y se lle en esta fiesta serrana donde. la quietud y la mudanza ponen ¡ráfagas de dinamismo... Las expedciionarios se van sintnen- do poseidos de encanto y de e- moción., de dulzura y ternura, de sentires inondos, dificilmen- te .-expresables. Una invisible atmósfera cálida va quemando y uniendo corazones, dejándo- - los serenos y tranquilos, a ratos como lalna tierra de barbecho cuajada de rubias espigas, y movibles, a veces, como el cho- rro del agua que cae y murmu- ra en la alberca. Canta Manuela María, con su voz dulce y su cadencia única, rompiendo la quietud apacible del alegre patio y haciendo tem dlar de gozo a los miramelin- dos y las malvalocas.... Canta ahora Carlos Gómez, famoso fandanguilero: Quiero vivi en el Picote ¡ Porque me gusto el oír por la mqñama temprano el canto de la perdiz ¿en lo alto del Romerano El silencio religi»so de la con surrencia, cuando el cantador n“erpreta su cántico, rompe a- hora en un estallido de entu- siastas aplausos. —'Er disoque, chico: —'Gle! —-Carlitos ,bravo, bravo! ': —!Qué grandes eres! Vuelve a cantar Manuela Ma- ría, con sus cadencias de tercio pelo y sus gorgoritos deliciosos Otra vez se llena el auditorio de lírica y sentida emoción, En Valverde del Camino tengo una casita mocha; herraje verde marino; zócalo de Calamocha; lle quita cl sueño al vecino! —!Anda, Manuela María! —Viva ,tu madre! —-Eres una santa —!Otra copla, Manuela María La 'guitarra tiene nuevas pal- pitaciones, ora sé estrmece en un ararnque viril, ora decae en feble desmayo, ya dice un len- guaje triunfador o valiente o languidece en hilos de voz de agonía. ” . Caballo que en treinta pasos, corre, trota y 'galopea” lEse caballo merece un "atajarre de seal Caballo que en treinta pasof.... El público se va enardecien- do a medida que los artistas cantan, Indudablemente los |tandanguifleros del Alo3mo, es- tas dos estrellas del rincón se- rrano, perfeccionan más y más su arte difícil a medida que in- terpretan, porque los oyentes aplauden como hechizados. —Otro, otro! —Sí, otro. Cochero, para la jaca, y llama en esa toberna; que vas a oír el fandango más bonit. de esta tie:r« —!Ole tu gracia, Manuela María! 4 suma la fragancia de las caras|Continuará la semana entrante . 35 años de experiencia PRALL SERVICE Toda clase de zeparacienes de Máquinas de Coser. y Vacuum Cleanere También partes para cual- Todo trabajo garantizado 351 N. 4th Avenue Tel. 46710 — - Phoenix. Arte.

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