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—Hace siglos que no veo a ¡poco a poco se les fué llevando mamá. Desde que volví de la |hacia otro extremo del espero play de Pollaers y entré en Ma+parque. dird de paso para acá. —No tienes razón, Rafaél Ma. —¿Ni te escribe? Ahora —!lo que va de un día —No: no suele escribirme. Alja otro! — el marqués de Vail de guna vez hablamos por tclé.|Ebo no se irguió con su orgullo fino. sublevado.como el día que su —Entonces no lo sabes Lo q'|madre le dijo lo mismo, sino q' me pasa a mi es de lo que nojsin abrir los ojos, desehecho y A —— ¡€_xIIAAAXA'A ——__— “1 SOL” SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTA . , 1 necesito! —¿Porque va a ser madre de tu hijo? . —'!No! Lo que menos me in- teresa o mí es esa circunstan-¡ cia. Si lega el niño, bien llega- do y bien querido qué duda ca be; pero con el niño y sin el ni ño, yo la quiero y la necesito en mi cas... Es mi mujer... y es- toy enamorado. María Teresa le miró larga- mente, sin decir una sola pala- bra. En sus ojos había una pie dad inmensa que caía como un chorro de dulzura sobre la aba tida figura del hombre, senta do en el banco, con los codos a poyados sobre las rodillas y las palmas de las manos cercándo- le a cara mustia y páida. Como ello no hablase, él levantó la cabeza, y rogó, impetuoso, casi desesperado: —¿Por qué no me sugieres a se pued decir por teléfono, Y ma | humillado, aseveró: má es tan mirad... -—Ya lo sé. —¿Quieres no hablar más en|.. —¿Y qué piensas hacer? enigma y decirme lo que sea? ¿Mercedes? ¿Le pasa algo a Mercedes? Se contrajo con violencia el semblante enflaquecido del: mu chacho y era su voz sorda cuan do responció. s —Mercedes no está -conmig.. —¿Que.... no está contigo?.... ¿Qué quieres : decir? —Eco: pues se ha -ido. -—Bueno, pero hay muchas maneras de irse una persona, Mi marido también. se -va:-mu- chas veces. De viaje, -a:tasa de|argucia para espcieur los sen sús padres, a ver un «partido de |timientos-de su hermano y des fútbol, «a cualquier sitio «donde [currir su verdadora naturaleza se juega un buen partido: ¿qué |kafa21 María reaw.vnó como sé yo! a tantas cosas. ' silla esperab, —Pero se va: de común. acuer to de tenerme yue ir a Roma sin, ella, no sé, no Sé... —Yo de tí no la. buscaría. —¿Eh? —Se.ha ido por su gusto. Y a enemigo que huye, puente de plata. + Nadie diría que María Teresa no nablab” completamente con- iwencida.de lo que decía. Nadie podria. suspechar que era una argucia este argume:to,: una ¡No! «Va: a: tencr un hijo .. do contigo, y mi mujer se ha.es capado de ¡casa. —¿Escapado? —¿Verdad que suena mal? — insistió con una desolación tan manifesta el pobre .mucka: cho, que la sonrisita burlona que amanecía sobre los labios de María Teresa se. diluyó ins- tantáneamente — Ya ves. No tienes delante más que aun in. feliz marido .abandonado— con cluyó, queriendo dar, un tinte cómico a suf rase, pero con tan desgaradora amargura en el fondo, que María Teresa perma neció seria.” y —Cuéntame todo eso;. pero no . digas mentiras mite, pongas en|: el cuarto de la salud, porque los hombres, si sólo os oyen a vosotros, .siempre , tenéis la ra- _ Zzón, Hazte cuenta que te.estás confesando. —Verás. Xy xxx __ Cuando concluyó. se relato, atenuantes, sin omitir un., por» menor que pudiera perjudicarle Rafaél María cerró los, ojos y se recostó contra el banco. Los chi quillos, cansados de estar sobre sus rodillas sin jugar, se ha. bían ido hacía buen rato. atro- is »rganta al: notar la intensa Jcanoción: que :emanñatia de toda yes mismujer! declaró. Usa 1roento,; Mar>.1 Teresa sin-- wi vna. especie de nudo en la JA :ctivud, de tod) el gesto “ci aimed acho ¿Y no pudisis pensar antes deo fenderla ? —No los 2bía. —Entonces, tú la consideras . solamente porque va a ser mo- 'dré de tu hijo, ¿no? Si no fuese por eso, acaso no te preocura- ras de «busca. 2. “Nivamente, saltó e! joven «on espontáneo aranque que daba fe de::su sin:eridad. —!Sí! !Removería el cielo y la tierra ¡para encontrarla, porque. —Dilo, hombre, no te pares. Todos:los hombres. sois mo. Para realizar una fechoría no. encontráis reparo;hasta os esc | 1 ly lo mis-] gún medio de encontrarla, Ma-. ¡ría Teresa? Yo he venido a la ¡Sierra instigado por un íntimo | —Ando loco buscándola y no'¡mpulso; como si el corazón me era fatal, Tenía que llegar un la encuentro. Si lega el momen «¡go hubiese de salir alguna luz'|día u otro. dijera que de mi entrevista con —Pues mira, el corazón suele equivocarse rars veces.,,. —S0N= ¡rió, enigmática, María "Teresa. —Dime algo. ¿Tu qué harías? ¿No puedes guiarme? —María Teresa: se. levanió. de pronto, como si repentinamente ¡hubiese tomado una “decisión. | —Bueno: vamos atomar una taza de té, ¿quieres? Quizá..en- tresorbo y sorbo se me. ocurra alguna idea luminosa. Y dejando a Rafaél María un _|poco desconcertado por esta Sa= lida que a él se le antojo fuera de tono, cogióle por. un brazo y le levó consigo hasta entrarle en el vasto y fresco comedo: de la heredad, de traza campestre y antañona. Acudió el mayordo mo, quien saludó rendidamente a Rafaél María— el mismo que fué a buscarle la. mañana de.su; aventura en lab rca— y aun diremos que le obsequió con una mirad un pocor encurosa, como si Rafaél María «hubiese realibado alguna cosa mala y él lo supiera. —Este no me perdona a.mi el ríspide de aquella mañana..— se dijo el mozo, que pescó::al vuelo la mirada. Después tenía que saber que no era por aquello, —Sirve el té cuando quieras. avisa a laseñora que la.espe- ramos. —¿La señora? Rafaél ¿María . se sorprendió, —¿Está aquí tu suegra? — i¡vanagloriáis si viene el caso; |preguntó. es de buen: tono, viste..... Perc —No. Está en Santander, para confesar un senmiento ¿Por qué? honrado, -se-os pone por delante una barrera. —Es. verdad, a quiero. No desde. cuándo, pero es ahora, al perderla, al considerar lo que he hecho..con ella, cuando me he dado ¿cuenta. Porque en el 3 —Como has dicho “avisa la señora” ..pensé que... —No: es una miga que está viviendo con nosotros unos días —Hubiese preferido estar só. lo contigo. —Ya verás como no cuando ES ¿dos esposos. a a. —No será tanto, hijo; y aun- que lo fuera, hay qued ecipli- nar los nervios y sobreponerse a las circunstancias. —Quisiera. que estuvieses tú en mi caso para ver si lo ha- cías conl amisma “facilidad que lo dices — casi se enfadó Ra- faél María. Y todavía iba a. decir algo más; pero en este moento, la lengua se le pegó al paladar y casi no consiguió ponerse en pie, como era su obligación de hombrec ortés al vez entrar a una señora. —Pero.... !tu! — murmuró cu si sin voz. Mércedes se detuvo un mo- mento, sorprendida. Después giró sobre sus talones y quiso echar a correr pasillo adelante como «si hubiese «visto al demo. ¡hio; pero María Teresa la alcan zó, la cogió de. .un-brazo y la di ¡jo, arrastrándola hasta: Rafaél María: Nova comerte, mujer, y esto Mercedes, después de un 1no- mento de rebeldía, se dejó con vencer y avanzó hasta donde Rafaél María, en pie, turbado y confundido como un reo, la es peraba. El doméstico entraba £on el servicio de te; lo cual les dio tiempo a serenarse a los dos. Puso la bandeja sobre una antiquísima mesa cubierta con damasco color oro viejo y se re tiró Bien sabe Dios que hubiera! dado diez años de vida —y eral ya vlejo— para presenciar esta emocionar.t> entrevista de los María “T'e:e:1 intentó serxir el té y: logra por un prodi;io “el A a ca no rehuiría ninguna humilla- ción. —Mi mayor anhelo— !dias sin vivir y noches sind ormir he pasado, buscúndote!— era en- contrarte;encontrarte para Je- cirte que siento mucho lo suce dido; que ha sido mía toda la culpa y que quisiera que me perdonaras.... ¡Hasta! el final! Ni un gesto de ayuda. Como si se compla- ciese en infligirle esta tremen da humillación. ...o: nó se mos trab generosa ciertamente Mer ceds. Esto le dab a Rafaél Ma- ría la medida de lo resntida que estab con él su mujer. Co- mo ella continuase callando, él insistió con algo ya de resen- timiento al ver el poca caso q' hacía de estas palabras que a él le costaban un esfuerzo C- norme. —Tú, quem e conoces, pue- des darte una diea de lo que significan en mí las frases que estoy pronunciando. Mercedes miróle con una in- diferencia que:a él le heló la sangre (y bien sabe Dios que 'entonces se dió cuenta de lo q tenía que haber padecido esta criatura sensible para llegar a este grado de insensibilidad) y al fín contestó brevemente: —SÍ, ya me hago cargo; pero esto es un deber que te impone tu cortesía y tus sentimientos En el fondo, ya sé que no hay nada personal qued icte tus palabras. —¿Qué quieres decir? —Que las pronuncias porque te las debes a tí mismo, como te casaste conmigo por cumplir con tu propia conciencia. Esto es igual, En el fondo, un inmen Viernes 29 de Julio de:-1949. tó suavemente lasm anos de la car. Rafaél María estab lloran do sin lágrimas. Se miraron fijamente ambos, con un mudo ¡patetismo en los ojos y al fin él se levantó, miró en torno co mo si buscar algo, recogió su pitillera, que había dejado al principio de la entrevista subre la mesita del te. Se la metió en el bolsillo de la americana y dijo con voz sin matices que 1e sonó doorosamente en el cora. zón de la esposa: —Dile ami hermana que me heido....... —¿Qué? ¿Te vas? —Claro. ¿Qué hago yo aquí? Por mucho que te diga no vas a quere creerme, y a mí me. pare ce que un hombre ya no puede rebajarse más de lo que yo he hecho por el cariño de una mu- jer, Lo decía sin cólera, entregado a un fatalismo que debió haber impresionado a Mercedes si no' hubiera tenido el alma ciega * por el resentimiento, y en esta "actitud de Rafaél María, tan entregado, tan indefenso, «debió haber comprendido "muchas co] sas; pera era demasiado densa la venda que la cegaba Dios castiga la soberbia. No le detuvo. No le dijo nada El empezó a andar sin darle si. quiera la mano, encerrado der cido a la flaqueza de rebajarse —como núnca se perdonaría a. sí mismo— y forrándose de :n- sensibilidad..La figura fina y de el viejo umbral del comedar, pero aunque todas sus ternuras licosa de su mujer le impresio y nó dolorosamente al traspune-;¡ hacia mí, no es sino el deseo de que a su hijo no le suceda nada con todos estos líos; y sus soli- citudes sólo tienen por base la ilusión de ver nacer a su here-- dero. —!No le crees entonces? ¿En qué quedamos? ¿No decías hace un instante, que Rafaél María no miente nunca? —También te acabo. de decir que Rafaél María está equivo- cado respecto a la naturaleza. de sus sentimientos. Hubo un rato de silencio du.- ro y cruel, en el que los pensa mientos fueron y vinieron por derroteros diferentes. Y María Teresa, muy dolida, preguntó a su. cuñada: E —¿Qué piensas hacer enton- ces? ¿ —Le diré a tu madre que ha ga de-árbitro en la cuestión. «Pero, ¿no vuelves a Roma con él? —No. —SÍ; pero una cosa es perdo- narle y otra volver con. él. Des «pués. de todo lo. pasado, sólo un grande .amor .podría borrar lo pasado. querías lo bastante para inten-- —Tú me dijiste un día que ¡e tar su conquista. !Pronto te has entregado! Mal le querías, por- que el amor perdona. —Porque le quiero, precisa-- tro del pecho aquel amor recié,. [mente, no puedo perdonarle. Si descubierto que le había condu+ no.le quisiera, perdonaría . con más facilidad. . —No te comprendo, Mercedes. —Porque nunca te has visto en mi lugar. . —No le has querido nunca a ¡él ni quieres a tu hijo— se la- mentó María Teresa al cabo ya 'de su paciencia ante lo tozudez * inían consikuiesen: tomarlo en- propio «lua n:u que ambos to-|so egoísmo, Y acaso, acaso, 0- tra forma del orgullo; la de sal tre un «silencio-que cada vez var al heredero que con todas |resultaba:» más «violento y pesa-|estas andanzas no va a salir do. "Tras -de'lo-cual, llamó parajmuy favorecido. ¿Yo? Nada. Yo que retirasen+el «servicoi, y tan¡no supongo nada. Y has venido pronto: como «el: criado hubo sa-la buscarme porque estoy en el lido «se ¡levantó .con' una excusa 'estado en que estoy. —Voy «a: ver: si los. niños han| —!No! Te lo juro. menrendado.... Y salió, -cerrando-cuidadosa- |, —!Bah! Que no hubiese esta do.enconta y ya veríamos si no querian concentrarse en un ajincomprensibie de Mercedes. brazo, aunque ya e pequeño ser —El' es quien nunca me:ha que Dios les enviab1 trataba ¡Querido a mí. de acercarles hablyndo a su co|. —tPero ya lo sabías ánes Je |razón viril con un lenguaje nuelcasarte! Ya podías sospechar q' vo y exquisito, n> se decidió. : libas a emprender una senda de Era demasiado fría y tistancian |sacrificos. Y ahora te acobardas te la actitud de su mujer. ¿Co-| precisamente cuando tu condi.. mo habian podido manar en e-[ción de madre te da una carta lla todos los sentimientos gene más —la mejor de todas — en [rosos los acontecimentos últi. 'e] juego. Rafaél María te quie. nando el aire con sus risas y |fondo de:todo este asunto, lo q' con sus gritos. La niñera les diga lag ente, ese escándalo. q' reprendía suavemente diciéndo.|tanto.asusta a mamá, es para les que no dejaban hablar a [mí lo. de menos...!Es ella, María mamá y atío Rafaél María, y 'Teresa;-es que.la quiero, es q'!toy desesperado y-loco? la veas. Es muy hermosa. —!Yo no estoy para floreos, María Teresa! ¿Es que aun no te has dada cuenta de que €s-. Es Asi U YY UY sf ; 0. family has learned that “saving” . |desmejoramiento . que . advertía ,ta ni iba a ser cosa fácil. Com mente: la puerta. XXX La, Mercedes que tenía delan te no.era la muchachita decidi-: da y valerosa que él conoció en la play de.Pollares, ni la mujer elegante y «admirada .que entre la más selecta.sociedad romana el nombre que él la confiara. Zra una mujer .deshecha, entre 'gada,.que.le recordaba a.la Mer cedes-. de aquellos dias negros ¡que precedieron 1 su compromi so, cuando.la vida se ensañaba ¡en ella acorralándola sin mise. ricordia. Vestida con un senero tra- jecito azul marino, el cabello peinado «sin. coquetería ni pre- tensiones, pálida y mustia, era siempre da mujer bonita, pero tenía una belleza patética que le llenó el alma de remordi- mientos -Instintivamente4, fué a tenderle Jos brazos, recordando! que era. él.el .culpable de este por no haber sabido cuidarla con .la delicadeza requerida pór; su estado, y en es gesto había una explícita demanda de per- dón, y: pero ella, fría, grave, hi zo como quien no ve el ademán y se recostó: pesadmente en su viejo sillón: Desalentado, Rafa él María se dijo que la entrevis prendió —aterrado— que había mataod la fe en él en esta alma vecta y sincera. Demasiado tar- de. Unos meses antes, esta fe que existía en ella con respec to a él hubiese sido la base de su matrimonio. A falta del a- o % —¿Conque estabas aquí? — dijo .al fín .Rafaél María, deci- lie había puesto en tan buen lugar' estabs con mistress Grahm de bureo en lugar de estar aquí entonando el “mea culpa”. —Mercedes, no creo merecer tus burlas después de haber "me humillado. todas tus excusas y quedas per- donado. Rafaél María, co nuna excia mación, de júbilo, fué a abra- zarla, emocionado e impulsivo, pero ella, como al comienzo de su charla, volvió a detenerle con un ademán. —¿Qué es esto?— murmuró él, asombrado— No entiendo tumanera de perdonar. —¿Qué quieres que haga? ¿Que porque me has dicho u- nas cuantas palabras bonitas lo pasado se borre de repente y to ¿do vuelva a ser lo mismo que cuantos antes? —Mercedes, por Dios, ¿qué es ¡tás diciendo? ¿Qué manera de zas en su corazón lléno del es. perdonar es esa? ¿Qué perdón ¡mos? ¿Ta ngrave era lo que ¡él hizo? .,.!Pero si él no quiso nunca a mistress Graham! Tracpuso el dintel y se encon -ró en («1 parque. Sin tropezarse con nadie, llegó hasta”su coche rretera. XXx Cuando ya no se sintió el tre pidar del motor,Mercedes se a. cercó,. a la ventana y hundió los oios sin lágrimas en la belleza ¡del suave crepúscuo Grandes ¡masas de árboles cerraban el | horizonte, y entre sus claros ¡Se adivinaban el azul del cielo ¡y el rojizo resplandor del so po niente sobre las grises. cumbres Mercedes evocó todos sus atar. deceres de ilusión. !'Cuánto so. ñó en otros crepúsculos, y en , mirada más. sostenida ¡que las otras, una frase más dulce, levantó halos de esperan ¡tímulo de una conquista! !La Ire, iVene a buscarte. —No lo repitas; no me obli. fues a decir una vez más que de mí solo el hijo que ha de na cerle. Yeso es tan pu qa y ta nhumillante para mí, que.. —No. perdona, que n1o te mo Y empezó a andar a una velnci | tser soportada como se soporat staré más con ellas. Aceptó dad absurda por la desierta ca¡una molestia sólo porque soy la madre de su heredro! Tole rada como un mal necesario... Ponte: en mi lugar. !Qué situa- ción tan desairada! a —Nolo creas. Eso son las .su- gerencias de tu orgullo. Ahora, claro está, la situación será ti- rante y áspera; pero se irán suavizando esas asperezas con el tiempo y un día, cuando me nos te des cuenta, habrás lle. gado a ser la verdadera señora de su:casa y de su corazón. Ese ser tan pequeño, que apenas alienta todavía ha de serd un ¡Apoyo formidable para. ti el día de mañana... Créeme, Mercedes No te sostengas en esta alta po sición por orgullo... Sácrificate por tu hijo; siquiera .por él es el que sigue guardando ren- conquista del marido! Famosa |El escándalo que revolteará en cor? —Yo no guardo rencor; pero Su vida! En el reloj de pulsera, | conquista.! Qué catástrofe la de; torno a vuestro nombre será una mancha que ceaerá sobre no puedo olvidar, Tus palabras 'Úúltimo mensaje del que murió |él, que es inocente, !Si el pudie no son un sortilegio que obren, ese prodigio. —Entonces., ¿cual será nues. tra vida en ese plan? —La tuya, no lo sé. La mía, | muy tranquila... Z —Es que de hoy en adelante nuestras dos vidas sólo han de! ser una. | —Eso pudo haber sido, en unj 1] con el pensamiento puesto en ella, miró la hora: las siete. La recordaría toda su- vida como una hora decisiva Ya pódia de cirse que todo había acabado. Una puerta se abrió nueva entey María Teresa se llegó —¿Y Rafaél María? junto a ella? —Se ha marchado. m | ra hablar, cómo te rogaría! Oye: clama,....es la suya: es el niño, tu hijo, vuestro hijo. ¿comprendes? Ni tuyo, ni de él, sino vuestro. De los dos. Pien s bien en estas palabras; de los dos. María Teresa se interrumpió a sí mismacon una exclama- tiempo, Hoy, no. Hay demasia. —!Como! ¿YY le has dejado ción ahogad, Mercedes había das cosas en medio de los dos que nos separan. 152 —Claro, ¿Para fué encadenar caído al suelo, de golpe, con un sordo ruido. —'!Pero hay también un hijo, le co ndeberes? Arrastrar a la|Continuará la semana entrante que nos une! «Es bastante, pero no lo ul fuerza una cadena es odios. —Está hablando tu soberbia. | MMMM. comes bélico 'jelting”: Mother wants another bedroom and bath. She's squeez- ing nickels- andídimes out of:her housekeeping budget to help pa diéndose a mirarla. —!Quién había de pensarlo! Me he vuel. to loco buscándote. Si yor shem-Sis —¿Sí? ¿Tendré que ercerlo? ficiente... Mientras no haya otro El ha sabido refrenar la suya lazo, El hijo nos unirá en cier y te ha pedidop erdón;.pero tú tosaspectos de la vida, pero fun no has sabido sacrificarte nada damentalmente continuaremos al amor ni a tu hijo. is going to.college next- year so she's saving her “baby sitter” earnings to help buy her wardrobe. Bud=our up-and-coming businessman—has a paper roule and he's regularly tucking dit most-oF his profits each month. As for me, well, naturally I want Sis and Bud to have some of the things ! ..¡ssed. At the same time Lám trying to make sure that the years ahead will be secure for Mother and me” Yes, saving.money'is the sure, sensible way to get the things you want. Open a:savings account at:the Valley National Bank with your next pay check Then, add to it regularly. Watch how fast it grow. One very special advantage enjoyed by Valley Bank savings depositors is this: there is no maximum limit on the amount of savings on which interest is paid. —¿Como: que si: tendrás que creerlo? Pregunta a los criados, pregúntale ;a .mi:madre, —Pues no valía la; pena tan- to por tan poca cosa... —Mercedes, no vengo en plan de perder el tiempo con ironías tontas que a nada conducen. —Ya me 1 ofiguro. A nadie gusta que le remuevan un lod: que apesta. z —Sé que te he ofendido. —Menos mal que lo reconotes —Y ya que la casualidad o la Providencia— yo creo que la Providencia— nos ha reunido cuando yo menos lo esperaba ,¡bendito «sea Dios!, quiero decir te que estoy sinceramente doli- do de haberte hecho padecer... Costaba: decirlo, 'Digo, si cos taba!,y más, bajo la mirada fría y poco alentadora de aque- separados. No pienso seguir vi viendo contigo, Rafaél María. —¿Eh? ¿Estás loca? ¿La marquesad e Vall de Ebo, se- parada de su marido por.... por una tontería sin importancia ISi eso es el pan nuestro de ca. da día! —Bien está. Eso y más se puede perdonar y continuar la vida juñtos cuando el amor solda el eslabón roto. Nosotros, no. Nuestro matrimonio fué una grave equivocación. y no quiero imponértela abusando de tu cabllerosidad.... Rafaél María se dejó caer des plomado sobre el brazal de su sillón. Tapóse la car con las - manos, y durante unos minutos —vioentos— hosco - ydesagra- i dable ilencio reinó en el come dor. Luego, Mercedes se sobre f Ñ ] —Eres dura conmigo. —Te di la razón cuando “la tenías, mas ahora no la tienes.: No has sido otra cosa más que una egoísta. Le has dejado :mar char sin oírle.... —¿Qué más le quedaba que decirme? —Si no te ha dicho que te quería, no te ha dicho nad; por lque nada al lado de eso tiene importancia. —No: no me lo ha dicho y ha hecho bien. Tu hermano, entre todos sus defectos, tiene la virtud de no mentir. —Entonces, ¿convienes con migo en que cuando dice algo hay que creerle? —¿Por qué me dices eso..asi?|89 necesita —No sé cómo - telo digo. —Yo diría que muy conmo vida % TWENTY-NINE FRIENDLY CONVENIENT OFRIGES: IN. llos ojos que se fijaban en él ¡con una suave ironía; pero Ra. faél María se habfa prometido 4 ANIKK ¡ARIZONA + e pe DN A ». 2 saltó ( al fín, sus nervios vibra! —Rafaél María está desespe ban) porque creyó percibir el rado. Y dice que te quiere y q' oaracterístico 'estertor de un so. ¡no puede ya vivir sin ti. (> >= zon [ram —si laencontrab— llegar hasta llozo.. Y entonces, todo su ren: Rafaél María está equivocado Lea El Sol o ÍDIENTES BOSTIZOS A JBupioios. $2.50 por placa 11 W. Adame (arriba): Relino á a aa OPORTUNIDAD DE: EMPLEO agente para que re- presente una ferretería al mayo. reo de esta localidad. Con-expe. riencia. Escriba, de datos o Visite la Casa ' PHOENIX .HARDWARE. Co. MEMBER: FÉDERAL DEPOÓSIT INSURANCE CORPORATION cor se fundió en ternura. Incli sobre la naturaleza de sus «sen lens: j nóse sobre su marido y le apr timientos. Lo que cree cariño <A el fín, y supuesto que. Dios la e 5 o, | | iva bía colocado en su camino,