El Sol Newspaper, October 8, 1948, Page 4

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a LA HUERFANA De La Juderia ¿Cómo desde alli en adelante habria podido sostener las mi. radas de su esposo y los besos de su hijo? Aquel fantasma in- exorable del pasado, resucitado en su memoria, alli permanece. ria. A cada instante se oiria su- surrar al oido en son de befa: —Antes de ser la mujer “del duque, tú, cristiana y honrada, fuiste la querida de un judio; antes de ser la madre de Raúl, lc fuiste de otra criatura y fué condenada. Renata... Renata... acuérdate; estás perdida... ' no hay perdón para ti. La duquesa de Santamaria da ba en aquel momento compa. sión; buscaba defenderse a si misma con palabras de derrota y ademanes violentos; pero era evidente que un abismo se abria bajo sus pies y sentia que poco a poco iba sumergiéndose en él. Cayó los hinojos y juntando las maons balbuceó: —;¡Virgen Santa, salvadme. salvadme!... Ah! que mi esposo no sepa nada, no; que mi hijo no tenga que maldecirme, que no tenga que odiarme... Decid- me qué debo hacer para expiar mi pasado, y lo haré; pero, por piedad, que nadie conozca, que nadie sospeche el horrible secre- to, ¡es por mi hijo, por mi hijo! quesa de Santamaria se descom puso al pensar en esto; sus ojo2 tan dulces y'serenos, se hicio. obscuros, su frente quedó T cada de arrugas, la boca se liá- bia crispado amargamente. Aquelia mujer, para ' conse»- var el amor del marido y dei hi. jo, habria llegado a ser mala; cuando más pensaba que no te- nia derecho a aquel axrnor, a la reputació nque “gozaba, tanto más se obstinaba en no perderla Entonces fué dominada por una idea fija, insistente. Creia que odiando a todos los judios se salvaria. Luchas extrañas se sucedian en su alma. + ; —¿Por qué desesperarme? Na die piensa en acusarme. Yo soy la duquesa de Santamaria... Re nata Ariani ha muerto... no €x- iste ya... Y con un grito angustioso del alma: —¡Raúl!... Raúl mio.. tú me salvarás!— exclamó No habia terminado aún esta invocación, cuando la puerta del oratorio se abrió y el rubio niño fué a arrojarse en brazos de su madre. vi El sol entraba alegremente por el abierto balcón subierto de su encantador perfil. Estaba pá- lido y un temblor agitaba sus labics y hacia parpadear sus ojos. —Es hermosísima — pensaba, —pero no se asemeja a su ma- siado. Luicana habia echado la ca- beza hacia atrás, como si la mú sica fluyendo de sus dedos se le difundiera en el alma y le produjese una especie de éxta- sis. Un impulso de irresistible a- tracción acercó al barón a ella, y los labios de Armando se po- saron sobre la frente de Luciana La joven lanzó tn grito, pero al ver a su padre, sus manos a- bandonaron las teclas para col. garse al cuello de él. —¡Ah! ¡eres tú!— dijo, besán. dole en. pleno rostro, — me has dado miedo. —¿Quién querias que entrase y se permitiera sorprenderte de tal"modo.? a 1 l SEMANARIO POP L¿R INDEPENDIENTE tó y apareció la cabeza de Noe- mi. Luciana la vió al momento. —¿Por qué no-entras?.— pre. guntó riendo. —Si.. es que no estoy sola. —¡Ah! ¿y quien está contigo? —ViVola. —¡Oh! ¿Viola?.. ¡Ven, Viola, ven!! —gritó Luciana saltando en pie,— la verás ahora, papá, es mi bella bordadora. A nlombre de Viola el barón habia palidecido; pero pronto sa cudió la cabeza y murmuró en- tre si: —No será la hija de Susana, aquella de quien me habló Na- tabeo: ¡seria extraño! Viola entró tras de Noemi, lle- dre; mejor, asi... sufrirá dema-!yando la cabeza baja y con el rostro encendido y confusa. Luciana corrió a ella, la besó con vivacidad, y rodeándola con su brazo al talle díjola con dul. zura: —¿Por qué tiemblas asi que. rida?... Ven, que te presente a mi padre, Viola alzó timidamente sus o. jos para mirar al barón, que la miraba fijamente y de modo ex- traño, reflejándose en su rostro los sentimientos que desperta. ban en él la vista de aquella angelical criatura. —¿No es verdad que es hermo sísima, papá?— preguntó Lucia. na que habia recobrado comple.» tamente su alegria. —Tienes razón, hija mia. Las mejillas de Viola se en- Luciana se ruborizó y sonrió. lcendieron aún más y sus ojos —Nadie.... ciertamente. inclináronse de nuevo sobre el Y soltando a sú padre, corrió tapiz. a echarse sobre el diván, aña» diendo alegremente: —Ven a sentarte aqui a mi lado. |. —No puedo, querida, he de sa Apoyó la cabeza ardiente en!flores que daba al jardin del pa- lir para negocios: he querido ver el reclinatorio de ébano y quedó asi largo rato, murmurando en- tre solozos: —No... no le amaba, no le a- maba; se habia apoderado de mi antes de que yo supiese quién fuera; no era un hombre, era un demonio. ¡Virgen Santa.. misericordia.! El cerebro desquiciado de Re- nata le hacia ver las cosas bajo el más horrible de los aspectos; su pecho oprimido exhalaba fra ses interrumpidas, fuertes sollo- zos le estremecian todos los miembros. En vaon se decia a si misma que nada tenia que temer, nada; el instinto del pe- ligro ignoto se obstinaba en per manecer en su espiritu dándole aquiel violento desaliento. La parecia ver como llamas encendidas que corrian a lo lar- go de las paredes del oratorio, que lo veia lenarse de fantas- mas. Levantó la cabeza adolorida, tratando de recabar su fugitiva razón. —Odio.. a todos los judios...— los odio —dijo en alta voz, seca vibrante.—¡Ah!, guay de aquel que encuentre ahora en mi ca- mino! El angelical rostro de la du- A VALLEY NATIONAL BANK”; ES lacio del baró nViser, é iba a mo rir a los pies de Luciana, idolen temente tendida sobre un diván en un espléndido saloncito don- te, asegurarme de que estabas alegre y ahora me voy. ;- —Eres muy malo; desde hace l algún tiempo, me tienes olvi. de se hallab acon un libro, que¡dada. no leia, en la mano. —No digas eso, Luciana y ono Estaba sola, y parecia algo |ceso nunca, aung ueausente de triste. Sus ojos, tan espléndidos'tu lado, d eocuparme de ti. A en la alegria, adquirian una lan | propósito, ¿sabes que hoy come- guidez fascinadora en la medita|rá con nosotros el conde Mar- YH TWENTY-SIX FRIENDLY ER FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION ción. Su admirable cabeza adqui ria mayor perfección al inclinar se bajo el peso de sus tristes reflexiones. Su pecho, cuyas se- ductoras formas no era bastante ' a ocultar una elegante bata de: rica tela, se levantaba a impul- so de desconocidos anhelos, El libro se le cayó d ela mano sin que ella lo advirtiera. De pronto se levantó y dirigióse al balcón; aspiró con voluptuosi- dad el perfume de las flores y tornado al salón, sentóse al pia. no sobre cuyo tecladó corrieron sus dedos produciendo acordes de una increible armonia. El portier fué levantado tan cautelosamente, que Luciana no lo advirtió, y entró en la sala el barón Armando. Por un instante quedó inmó. vil contemplando a la hermosa joven, que le daba las espaldas, | pero de la cual podia apreciar' A CHECKING ACCOUNT IS A FAST, DEPENDABLE Man Fito * Like a tireless, willing helper as- signed to your personal service, your check relieves you of many trouble- some tasks. Dropped in the mail at bill-paying time, your checks swiftly make the rounds of your creditors, sparing you the bother of maléng payments in person, with cash. Your can- ceiéA checks are ideal legal receipts which protect ycu against ever having to pay the same bill twice, Your check also safeguards your cash against loss or theft, and tends to put a damper on needless “impulse spending.” More- over, your check makes budgeting easier . . . pro» vides vital data for income tax deductions ... . is a real prestige-builder in business transactions Enjoy the multiple benefits which 4 Valley Bank checking account offers — at sur- prisingly little cost! 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En seguida el portier se levan . and * A E EA AAA 0 A _ A O A A AA —Y es todavia más buena y hábil que hermosa —agregó Lu ciana,— a ella debo aquel lindo dordado en perlas que tú tanto admiraste. —En efecto, lo recuerdo, y 08 felicito por ello, señorita— dijo el barón, Viola estaba tan turbada que no pudo contestar. Luciana le dirigió una mirada tiernísima y seguidamente la abrazó y atrájola consigo a sen- tarse sobre el diván, —Mira, papá, Viola pasará todo el dia conmigo y comerá a nuestra mesa. —¡Oh! la señorita —dijo esta vez la huérfana mirando tímida mente a Luciana , —es demasia do buena para mi... y no consen tiré nunca... —¿No me has prometido que- darte aqui todo el dia? —Si, ciertamente... y mamá Susana no vendrá a buscarme hasta la noche. Si Luciana no hubiese presta- do atención a Viola, hubiérase ciertamente alarmado al ver la alteración de las facciones de su padre. ¿Aquella joven de una belleza tan delicada y suave, era, pues la hija de Susana, aquella hija decido por la madre? Y el barón, olvidándose ya de haber dicho que tenia que mar- charse por negocios urgentes, permanecia inmovil, extático, a- poyado contra el piano, con la mirada fij aen Viola. —Si mamá Susana no ha de venir a recogerte hasta la no. che—dijo alegremente Luciana,- —hoy eres toda mia y harás lo que yo quiera... ¿no digo bien, Taqui Sociedad Fraternal Además se imparte para sus niños. Teléfono: 3-2304 tos a 10 mansa, Burros, Comida Limpia y Apetitos — CHITO Y MELLY%, Props. Ingrese a la ALIANZA HISPANO AMERICANA La Alianza Hispano Americana es la lianza expide pólizas de seguro para toda la familia a precios muy cómodos. cios. 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También Noemi habia dejado a solas a las dos jóvenes. —Ahora que estamos solas — dijo Luciana sentándose nueva- mente junto a Viola, — espero da rás suelta a la lengua. ¿Qué te | parece de mi padre? —Debe ser bueno como la se- fiorita. —¡¡Oh! no empecemos con cumplimientos, los detesto; y so bre todo, no des tratamiento nin somos de la misma edad, de la pa que me crispa los nervios; misma religión y, por lo tanto, debemos tratarnos como herma. nas. Pero... la señorita es la hija de un barón y yo una pobre huérfana. —¿Y qué importa eso? ¿Qui. zás te inspiro respeto, miedo? Viola sonrió, —¿Qué dice la señorita. —i¡Todavia! Mira, Viola, que acabaré por guardarte rencor. —Eso me disgustaria mucho, porque hasta ahora ha sido tan buena conmigo. —Porque te quiero mucho, y si tú también me quieres, debes tratarme como a una hermana. —Probaré. —Debes hacerlo en absoluto. Ahora, ven conmigo a mi gabi- nete... quiero que te pongas uno que no querás rehusarme, ¿no es verdad? de mis vestidos... es un capricho —No,... si he de causarle pla. cer, —Pues... vamos alla. Viola llevaba un traje senci- llo de un color gris obscuro, y al cuello un fuchú de lana blan ca. La cabeza destocada, pero sus trenzas doradas valian por el más precioso adorno. Su sencillo traje de mujer del pueblo se adaptaba a su natural continentey la hacia una de las más bellas muchachas que se pudiesen ver, una de aquellas bellezas que cautivan a todos log coraznes. Viola no habia mostrado nin- gun asorpresa al ver el lujo de casa del barón: en su alma tan cuyo nacimiento habia sido mal¡noble, tan sencilla, tan cándida, | 633 East Jefferson St. no podia penetrar ningún sen. timiento de envidia, ningún otr: deseo de posición mejor que l: suya. Tenia un amor natural-a trabajo, y una tranquilidad de ánnimo que muchas jóvenes ri. cas la habria nenvidiado. No pocos jóvenes la habian dicho que era bonita; pero Viola se habia conformado con reir, sin sonrojarse. L asencilla huérfana no se o. ¿Quiere Usted Verdaderos Antojitos Mexicanos? SOLO LOS ENCUENTRAN EN: LA CASITA LA CASITA NO. 1 1021 S. Central Avenue de la Raza. La A- protección a los so- ó. A Viernes 8 de Octubre de 1948. puso al capricho de Luciana, y por su madre... y yo debiera, cuando su mezquino traje de ahora que ella necesita más de lanao fué substituido por uno'mi presencia, darla un tal dolor, de los más caprichosos vestidos caseros de la rica hebrea, cuan. el pañuelo plebeyo de lana dejó el sitio a una trenza ligera, Vio- la apareció tan gentil, tan des. lumbradora, que Luciana lanzó un grito de admiración. —Mirate— dijo Luciana con- duciendo a la joven ante un al. to espejo de Venecia, —¿que te parece? La joven sonrió al contem plarse tan graciosa. * > — Estás bellísima, hermosisi- ma—repitió besándola en las ro sadas mejillas, — y por todo el dia quedarás asi; lo quiero. —La señorita sabe que estoy a sus órdenes. Luciana golpeó con impacien- cia un pie contra el suelo. —¿Quieres, pues, hacerme en fadar?— exclamó excitada,— te he dicho ya que deseo que me hables como si fueses mi herma na, y te aseguro que junto a ti, ahora soy yo quien pierdo, yo, la hija del rico banquero Viser, yo que soy llamada la hermosa hebrea. S —¡Oh!... entre yo y la seño- rita. —¿Todavia? —Tntre tú y yo, no es posible comparación. —L ocreo asi, en efecto; no nos asemejamos en nada.. pero tú eres más bella que yo. —;¡Oh! no digas eso. —Te lo repito, querida; tu frente debia adornarse con una diadema y tu cuello con perlas DDime, ¿te gustaria vivir siem. pre aqui, junto a mi? —No—<contesctó con voz con- movida y con el rostro encendi. do,— te amo, eres buena conmi. go, mi corazón guarda la más profunda gratitud por sus dul. ces palabras; pero abandonar u mamá Susana.. no podria jamás —¿Y si mamá Susana, por ver te feliz, consintiera en esa sepa- ración? —Rehusaria, también — con- testó con dulce gravedad.— por- que sé que mamá Susana sufri. ria; yo lo soy todo para ella Joven y hermosa, Susana ha re- nunciado a todas las alegrias q” la vida le prometia para dedicar' ¡—_—_—_—_—_—_—_— mr a separarme de ella,,, No, tú mis- ma no lo permitirias. —Viola, tu alma es todavia más hermosa que tu rostro.. y yo me siento mu yinferior. —No ha blemos más de ello. Y volviendo al salón que ha- bian abandonado poco antes, se sentaron una junto a la otra, te niendo Luciana entre las suyas las manos de la huérfana. —¿Cómo puedes vivir en aque lla horible Juderia?—le pregun. tó con una especie de temblor en toda su persona. —Porque alli me he criado... y porque todos me quieren. —¿Y no existe alguna otra razón?— preguntó con gracioso mohín Luciana. —¿Cual? —Mirame biene el rostro, Vio- la, y si me engañaras, lo veré. La huérfana abrió sus labios a una sonris ay fijó una mirada en los ojos de la vivaz hebrea. —Viola— continuó esta,— tu corazón debe acariciar un sueño delicioso. —¿Un sueño?— repitió sor- prendida la joven,— ¿qué es? —¿No me comprendes? —No. Luciana contempló el suave rostro de Viola que reflejaba to. do su candor. —¿Vioal,no has amado toda. vía? —¿Yo? Quiero a Susana con toda mi alma, quiero al abuelo Jacobo... y te quiero a ti que tan buena eres. El acento de la huérfana era tan ingenuo, tan sincero en su respuesta, que Luciana quedó durante algunos minutos algo confusa. Después, ciñendo con el brazo el cuello de Viola, atrájola toda via más a si, susurrándolesobre los labios: —No es de ese amor del que te hablo... sino dela simpatia q' una joven de tu edad y de la mia puede experimientar al en. contrarse al lado de un joven q' s edistingue entre todos los de. más. Mira— continuó tras de un rápido beso sobre la boca de la huérfana, —si yo fuese un prin. cipe, te ofreceria de rodillas mi | WARES VARIETY STORE la exclusivamente a mi; una ni-) corazón, mi mano, mi fortuna. jo no hubiera sido más amada | Continuará la semana entrante Alegren su Casa con Linolio de Cuadritos A Colores y a Precios Cómodos Par alas Señoritas ó Señoras: Rluzas y Faldas Bailarinas a precios cómodos y bajos Tenemos Implementos para el Jardín Phoenix, Arizona "LA BOTICA RAMONA "Es la Botica de los Mexicanos” más Escrupuloso y Rápido despacho de Recetas. 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