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y E L ¡Ah! con que todo es verdad— murmuró con voz desgarradora la duquesa. Y estalló en uno de esos llan. tos que destrozan el alma. —Estoy maldita — prosiguió con acento ddesesperado, — he engañado al más noble de los hombres..., él tiene derecho a a- rrojarme y a despreciarme como a la más vil, la más miserable de las mujeres... mi Raúl tendrá horror de mi, maldecirá a su madre... ¡Oh! Y cayó desvanecida en los bra zos de su padre. Este no gritó, no demandó so- corro.. la colocó sobre el liván y trató de hacerla volver en si. —¡¡Ah! desgraciada— pensa- ba en tanto, — por poco no echa a rodar y destruye todos mis pla nes que tanto me han costado. He sido muy imprudente.. pero cuando recobre el conocimiento no recordará ya nada. Mal es golpe estaba ya dado. Cuando la duquesa Renata a- brió los ojos y vió a su padre in. clinado sobre ella, hizo un mo- vimiento casi de espanto. El conde Mario pasó una ma- no sobre la cabeza de su hija murmurando con acento conmo- vido: d —¡Pobre soñadora!... pobre mente trastornada; ¡hija mía querida! Renata calló; pero sentia C0=. mo si una mano de hierro le es- trujase el corazón y en su mente cruzaba un extraño pensamien- to. Habiase incorporado sobre el diván: pero no parecia ya tran- quila. En aquel momento se oyeron unos pasos al otro lado de la puerta, y poco después u nniño, bello como un amor, vina a arro jarse al cuello de la duquesa. Héme aqui, mamá querida — , díjilo entre besos, papá está muy contento de mi; he monta- do Volfango, el hermoso caballo que me has regalado.. Pero ¿qué tienes, mamá querida? ¿No co- rrespondes a mis besos? ¿Me miras y no conetstas? —Te admiraba, Raúl, adorado tesoro mio... Y le estrechó contra su seno con una especie de frenesi; cu- brió de besos violentos su rubia cabecita. Raúl estaba aturdido, casi te- meroso, bajo aquell alluvia de besos. —¿Y para mi no hay nada?— preguntó el duque de Santama- ria presentándose sonriendo en el umbral. —Buenos dias, que- — — ——Á SEMANARIO POP?” _.i INDEPENDIENTE LA HUERFANA De La Juderia rido suegro; célebro encontraros'fea a Luciana? aqui. —No me agrada — contestó o sdos aristócratas cambiaron|con fiereza y rostro de fuego. un apretón de manos. —Te esperaba, Carlos — dijo la duquesa con acento conmovi- do y semblante animado. El duque la besó en la frente. Raúl, en tanto, se escapaba de los brazos de su madre para ir a echarse en los de su abuelo. El conde Mario hizole sentar en sus rodillas —¿Con que has sido un valien te jinete?— le dijo acaricián. doJe. —Si, abuelito, si—contestó Raúl con los ojos encendidos de alegria. —+¿Disteis un largo paseo, eh? —Hemos llegado hasta el fon do de la “Cascine”—exclamó el duque que se habia sentado jun to a su esposa y le acariciaba dulcemente una mano. —¿No habéis encontrado al- gún conocido?— añadió el con- de Mario. —Si— interrumpió Raúl alzan feo judio que vino a nuestra fiesta. Rneata palideció; el conde a- rrugó el entrecejo. —¿Qué hebreo? — preguntó éste interrogando con la mirada; al duque ? —El Barón de Viser— contestó Carlos. Vos debéis haberlo encontrado en el Circulo o en la Bolsa. —Hace ya mucho tiempo que no he puesto los pies en nin- guno de esos sitios, y no lo re- cuerdo. —Es un perfecto caballero— continuó el duque,— y a pesar de no haberse conquistado las simpatias de Raúl ni de Renata, es un bellisimo sujeto. —Da miedo — observó artevi. damente el muchacho. —Raúl... no debe hablarse asi —¿Y por qué? —No lo se—respondió el niño encogiéndose de hombros. —Pues yo te lo diré— repuso alegremente el duque. —Raúl se ha ofendido porque la hermosa hebrea, al pasar cerca de él a caballo. le ha saludado dicién. dole: “Buenos dias, pequeño, y le envió un beso con la punta de los dedos.” —Raúl tiene, en efecto, razón —dijo bruscamente el conde;— es ahebrea es bastante atrevida. —Es una niña mimada—obser vó el duque co nindulgencia. —No: yo no me he ofendido por eso— advirtió Raúl;— sino porque Marcelo, que iba al lado de uciana, en vez de cumplimen tarme porque iba bien a caballo saludó apenas a papaá, miróme rienido y tocándolae col la pun ta de su látigo. —¿Marcelo en compañia de ja hebrea?—exclamó el conde vol. viéndose hacia el duque con el semblante alterado. —¿Este ni- ño dice la verdad? —Si —contestó Carlos; —ha- brá sido un encuentro casual. El conde Mario iba a decir al. go más, cuando un criado vino ,a anunciar que el almuerzo es- 'taba serviod. |. —Vamos — dijo alegremente "el duque ofreciendo el brazo a Renata;— pero ¿qué tienes, mi buena amiga? No has dicho una sola palabra. ¿Estas indispues- ta? —No, no: amigo mio.. te lo aseguro. El duque se volvió al conde Mario. Adelante, querido suegro; de- béis tener apetito. —Tengo ta npoco, que te pido permiso para retirarme. El duque hizo un gesto de sor- —exclamó con viveza el duque: | presa. —El barón Armando Viser es —¿Por qué queréis retiraros, una persona estimable bajo to-|papá? —preguntó a su vez Re- dos conceptos. do vivamente la cabeza.—Aquel nata. —¿No me habias prometi- —Pero es un judio —dijo Raúl|do quedaros? con acento que hizo brillar los —A tiempo me acuerdo de que ojos del conde Mario y palidecer|he dado una cita: volveré maña todavia más a Renata. —No hagamos cuestión de re- na, os lo prometo. —Y pasaréis todo el con noso- ligión nuestras simpatias— ex|rtos, ¿no es verdad, abuelito?— clamó el duque;— ya amo la mia, pero respeto del mismo mo perguntó Ra úl. —Si, nieto mio, y te enviaré do las otras. Además, el barón|el fusil que tanto deseas. Viser tiene una hija tan hermo- Raúl batió alegremente las |sa, que muchos cristianos se dis|manos. putarian y estarian orgullosos de darla su nombre. Y añadió con una sonrisa: —Raúl, encuentras también a Inútil fué insistir para retener al conde Mario. Este se marchó bastante agitado. Renata, con las dulces paal. 1 del duque y al lado de su hijo recuperó la calmá, tomó par te en la conversación y sonrió muchas veces, escuchando el re- lato de las proezas del niño. Pero cuando Raúl dejó a su mamá para ir a dar su lección de francés, y el duque se retiró a sus habitaciones para descan Isar, la duquesa tornó a su ora- | torio, y dejándose caer sobre una baja poltrona, quedó duran |te algunos minutos como ensi- ¡ mismada. Reanudaba el coloquio con su padre, y el velo que por tanto tiempo habias do tendido sobre su memoria, se desgarraba poco a poco. Reveia todo su pasado. Su vi. da de niña, árida, desierta, sin Jos besos de una madre; los re- zos y los ayunos impuestos por su severa aya. Después, una casita blanca, deliciosa; un nido de paloma en medio de un césped de rosas, ¡donde resplandecia el sol, can- taban los pájaros... y donde ella podia huir de la mirada de Pau- la; comer sobre una verdadera Jlanura sembrada de margari- tas ,en un paisaje luminoso, sonriente. l Y cuántas noches, a la luz de juna hermosa luna que brillaba en el ciel oy hacia aparecer a las flores branlas y lucientes, ela bria cautelosamente la ven. tana, saltaba al antepecho, se ¡dejaba caer sobre la hierba, a- vanzaba bajo los árboles, se ten dia en el suelo y permanecia lar gas horas sin dar señales de vi- da, absorta en una especia de éx tasis, encantada de aquellos ra- yos de luna que llovian sobre su cabeza, de aquellas flores que, movidas por el aire, se agitaban como alas de mariposa. Y soñaba con un ángel que venia a besarle la frente; que la conducia por la via estrellada del cielo. Y una noche en que estaba sumergida en una de esas medi taciones, muda y sonriente, ilu- minada por los más bellos rayos de la luna, de la cual seguia el curso sobre la bóveda azul, aspi rando por todos sus poros esos perfumes de la noche que em- briagan, vió a un hombre arro- dillado a sus pies. La sorpresa le quitó la voz; no preguirtó por donde aquel hombre habia penetrado en el jardin, por qué se encontraba en aquel lugar. Le miraba con sus grandes ojos despavoridos absorbia las paalbras que le re. |mente trastornada de Renata le sonaban en los oidos como una !pintaba a Florencio bajo el más música divina, céleste, jamás oida hasta entonces. de aquel primer encuentro, de aquel primer coloquio. Ella no habia visto jamás un hombre tan hermoso; las lineas de a- quel rostro tenian una singular mezcla de distinción, de dulzura de fiereza, a un mismo tiempo. Sus ojos parecian leer e nsu al. ma; su sonrisa le embriagaba. ¿Qué le habia dicho? Renala en vano lo rebuscaba en su me- moria; pero sabia muy bien que a e a e noche;— yo no he amado nunca a las mujeres de mi raza, que, no obstante, son muy bellas, y a menudo me maravillo de esa soro de mi corazón te pertene-; —Renata— la habia dicho sa: indiferencia. Era para que el te-|surrándole al oido: Viernes 1 de Octubre de 1948, Y se acordaba de haber expe- rimentado una tranquilidad in- finita, una paz paradisiaca. El horrible sueño habia desapare- cido, y su padre continuaba su. —Aun serás amada, adorada; ciese por entero, joven cristiana. [tendrás entre tus manos la feli- ¿De qué raza la hablaba? Re. cidad de un ser que no viva ni nata se acordaba de haberse es. | respire más qu epara ti; serás NEW REGULATION W Instalment Credit Restrictions NOW IN EFFECT R EGULATION W is the new Federal Reserve anti-inflation ruling that—on and after September 20—affects the instalment sale of automobiles, household appliances and furniture having a cash value of more than $50. Regulation W also places credit restrictions on some kinds of instalment loans. For example: A ONE-THIRD down payment is re- quired on passenger automobiles or taxi- cabs. The down payment may include a trade-in. A minimum 20% cash down pay- ment (on unpaid balance after deducting any trade-in allowance) is required on the following “Listed Articles”: household ranges, washing machines, ironers, dish- washers, refrigerators, sewing machines, vacuum cleaners, radio or television sets, phonographs or combinations, household furniture, ice-boxes, bed springs, mattresses, tamps and carpeting. On any of the abov items, if the unpaid balance is less than $1,000, the purchaser may have up to 14 months to complete payment. 1f the unpaid balance is more tham $1,000, 18 montht is permitted, providing the monthly pay: ment is not less than $70. Loans fo1 the cash purchase of “Listed Articles” are subject to the same time limits. Loans ta make down payments on “Listed Articles” are prohibited. H OWEVER, Regulation W does NOT apply to business, agricultura), real estate or home improvement loans, or to personal loans to meet hospital, medical or dental expenses, funeral costs, educational expenses, or to pay debts incurred £or such expenses. ATTENTION, DEALERS: If you are subject to Regalation W, you are required to register with the Federal Reserve Bank though you were previously registered within 60 days from September 20—even when the first Regulation W went into effect. Stop in at any office of the Valley National Bank for a registration blank. desde aquelal noche, se habia abierto ante ella un nuevo hori. zonte, y no fué ya sola a soñar Ella amaba al hermoso desco- nocido que, de modo tan miste- rioso, habiasele aparecido, y se sentia por él adorada... da, 1 ALO | Sociedad Fraternal Además se imparte para sus niños. Teléfono: 3-2304 ¿Quiere Usted Verdaderos Antojitos Mexicanos? | SOLO LOS ENCUENTRAN EM: LA CASITA. lianza expide pólizas de seguro para Ingrese a la ALIANZA HISPANO AMERICANA Vean al Señor CARLOS MORALES, protección a los so- ; cios. Tome un Seguro para usted y Organizador Regional de la A.H.A. ó 4-3488 tremecido mientras le pedia en voz baja la explicación de aque- ¿las palabras. Y entonces ella habia sabido que el joven a quien amaba nc pertenecia a su erligión; era ju- dio. ¡Oh, el terror que experimen. t óal descubrirlo! Renata lo re- cordaba; habia pasado el dia en oración, creyendo que estaba condenada. Pero entre ella y su Dios surgia la bella imagen de Florencio; oi asu voz dulcisima que le encendia la sangre, le agitaba el corazón; el roce de aquellos labios que abrasaban los suyos. Le pertenecia por completo, y él, para consolarla, le decia que sacrificaria a su Dios para per- tenecerle. Después evocaba con un calo. frio el recuerdo de aquel dia en que conoció que era madre, y en que no se sentia con fuerzas pa- ra revelar el secreto terrible a ls upadre para afrontar sus iras. ¡Y, sin embargo, aquel dia ¡ llegó! La duquesa de Santamaria o- cultó el rostro entre sus manos como si quisiera distraerse de una escena horrible que apare cia ant esus ojos. Pero 1 veia mentalmente; Flo rencio envilecido, curvado, con la cara sanguinolenta por el ul- traje que el conde le infligiera; e éste feroz, implacable, tremen do; ella arrastrándose en vano de rodillas a los pies de su pa- dre. Después, largos meses de tor- turas indefinidas; luego, por más que busacse, no recordaba ya sino que se habia encontrado en un encierro tétrico, y haber oido por mucho, por mucho tiem po repetir: —Te has dado a un judio; mo rirás condenada; reza y llora, si quieres qu eDios te perdone, que te salve. Después se le aparecian otras escenas fantásticas, horribles; a- que hombre a quien habia per- tenecido se le presentaba bajo la aparición de un demonio. ¡Y tal debia ser! Y la pobre feo aspecto, hasta el pungjo de que, poco a poco, una especie de Renata temblaba al recuerdo jodio se infiltraba en su pecho. ¡No advertia que su padre era el mal consejero, y que debia a él ilas negras aprensiones de su alma! E Renata se acordaba de haber- se echado en los brazos del con- de, de haberle suplicado que !a librara de aquel demonio que la habia poseido por completo. Y aquel dia el conde la habia estrechado !argamente entre sus brazos, la habia besado, dicien- dola: —Tu eres aún mi hija amada; el demonio se habia apoderado de tu alma; la Virgen te ha sal- vado; tu madre, desde el cielo, ha rogado por ti, y te me devuel ve pura, castá, inmaculada. LALO SAA NS A ANAL, LA CASITA NO. 1 1021 S. Central Avenue Taquitos a 10 centavos, Burros, Comida Limpia y Apetitos — CHITC Y MELL%, Props. ENARLDAAAASA La Alianza Hispano Americana es la la esposa de un cristiano. Un dia, habiala sido presen-| tado el duque de Santamaria; pero durante largo tiempo, entre' ella y el duque, no se trató ja-; más de amor. Era manifiesto que él esperaba, pero nada de- cia: se mostraba biel, amante, apasionado y aguardaba. Después Renata no recordaba de qué manera un dia el duque parecia desecndido del cielo, | fuese uno de aquellos ángele: que ella soñara. ¡Renata era feliz, se sentia a mada, adorada!... Reviviendo todo aquello, la frente de la duquesa de Santa maria irradiaba de gloria la: “más celestial; una inefable ex. ¿presión de plegaria, de ternura,| aparecia en sus ojos. Pero sufrente se obscureció en seguida. Los terribles sueños del pasado ya no eran sueños; el ve lo se habia destrozado y en cl corazón le restaba un amor y un odio infinitos; el amor por Carlos y el hijo que le habian redimido; el odio por aquel hom bre que la habia introducido el martirio en el alma, que la ha. habai caido a sus pies y la ha- bia declarado su pasión. En el cerebro de Renata habia un vacio: un rostro serio, grave, habia cruzado por su mente, le repercutia en el corazón. Y no sabia por qué aquel rostro, an el momento de la declaración del duque, se le habia asomado náticas, e nlos errores cometen a la mente con obstinación e|todos los delitos. insistencia. Y se estremecia y rogaba a Dios que la salvara de aquel es-|sado, aquel pasado lo maldecia pectro que le infundia espanto. una montaña le oprimia las sie- nes, desvanecióse como un leve vapor. Entre las tinieblas de la noche habia vislumbrado un ra- yo brillante, un oasis encanta- dor, un, magnifico panorama, y mi lángeles descendian sobre su cabeza y parecian decirla en un lenguaje del paraiso: —Renata, estás redimida; el cielo está todavia abierto para ti... Renata, alza y alégrate eres todavia nuestra. Y un hermoso sueño se le pre- sentó. Le parecia encontrarse con el esposo elegido por su co- razón, descansar sobre el pecho de él su abrasada cabeza, y que mirándola, el duque endulzase sus sufrimientos, acariciándola la frente y calmando su fiebre. Después llegaba a sus oidos una vocecita musical que le mur murabael dulce nombre de ma- Y ella estrechaba entre sus brazos un hijo, su Raúl, que le Después, aquel peso que . bia condenado. No es extraño que hasta las almas más buenas, generosas, herociamente piadosas hoy, se hagan despiadadamente crueles mañana. En el camino del bien son excesivamente buenas, fa. —¡Ah! ¿por qué su memoria se habia despertado? ¡Aquel pa- al presente! ¡Si Carlos adivinase su falta! ¡Si Raúl descubriese un dia la verdad! La desventurada sentia instin tivamente aproximarse un peli. gro, y no sabia cual. Todo el cuerpo de la duquesa se agitaba con un movimiento convulso, su pecho sentiaselo a- plastado por el peso de una montaña, el sudor corria por su frente. —¿Más, quién, quién surgirá a acusarme? — dijo de pronto saltando en pie,— aquel hombre ha muerto; ¡mi padre y Paula que son parte del secreto, segui. rán calalndo, callarán siempre! Y si acaso alguno hablase, ¿quien lo creeria...?... No existen pruebas... no... Renata trataba de poner paz en su alma; pero no lo conse- guia. Estaba livida y la respira- ción haciasele jadeante... Continuará la semana entrante — MU AA Alegren su Casa con Linolio de Cuadritos A Colores y a Precios Cómodos Par alas Señoritas ó Señoras: Rluzas y Faldas Bailarinas a precios cómodos y bajos Tenemos Implementos para el Jardín WARES VARIETY STORE 633 East Jefferson St. Phoenix, Arizona LA BOTICA RAMONA "Es la Botica de los Mexicanos" El más Escrupuloso y Rápido despacho de Recetas. Se surten recetas de todos los médicos, por menos precios. Su dollar compra más en la Ramona. Vendemos el legítimo PULMITOL Gerente. V.R. CANALEZ 325 E. Wáshington St. Teléfono: 3-9135 Phoenix, Arizona. VELIMES MEXICO La Visitar por avión las ciudades de Hermosi- llo, Guaymas, Ciudaa Obregón, Culiacán, Mazatlán, Cananea, N. Casas Grandes, Chi- huahua, Torreón, Monterrey, la capital y otros puntos de la República Mexicana, re- sulta más barato utilizando el servicio ac” diario. Somos representantes de Aeronaves de Mé- xico, S. A., las Lineas Aereas Mexicanas, $. A. y la American Lines. 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