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Página 4. “EL SOL” SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE La Doncella de Loarre —Nada más, mi seeñora. Es una historia triste. Un féretro salió por la puerta principal del castillo días más tarde. Un fére- tro blanco. .. —¡Oh! ?Por qué le dolía el corazón a Blanca de aquel modo horrible? ?Qué tenía ella que ver con a- quella pobre doncella que había muerto en plena juventud y en plena exaltación de todos sus amores? Era una historia tris- te, sí, pero vulgar.. . ?Cuantas semejantes oyó referir? — Y luego nada supo más del niño que lloraba de melancolía, consumido entre las pardas pa- redes de su viejo castillo y éste ha pasado a los Urreas de Za- ragoza como legítimos descen- dientes del señor. Nadie: vive en él mas que un viejo matri- monio que lo cuida y un desta- camiento de hombres de armas al mando de un capitán. Yo he pasado en mis correrías muchas véces junto a sus muros som- brios. Parece que destila de e- llos la tristeza de las vidas que se rompieron a su sombra. El Conde de Urgel arrastró su pesadumbre por los campos de batalla y fué menester que el Rey se impusiera para decidirle a contraer el matrimonio que al reino convenía. Ya veis como nuestra señora la Abadesa no pudo hallar correspondencia en el amor que pusiera en su prín- cipe. Dicen que, desengañada, hizo los votos y se vistió el há- bito. . . N —Quizás; pero en todo caso, no le ha olvidado sino que ha trans formado su amor en una de - esas adhesiones ilimitadas que son capaces de las abnegacio- nes más grandes. Lo que doña Violante siente por el Conde es tosalgo digno de todos los res- petos. —Es una gran mujer. . .—a- firmó Ana. — YDon Jaime, dime: ?es ver dad tan arrogante caballero. co- mo cuenta la fama? —inquirió interesada, la doncella. —Más aún, doña Blanca. Pen sad en uno de esos tipos de. le- yenda que cantan los roman- ces. Su galanura es tan grande que, sin él buscarlo, las muje- res le adoran y es entre los hom bres el primero por su arrogan-. cia y su bravura. ¡Y su corazón! Poned en él todos los pensa- mientos tiernos,, la bondad, la clemencia, la largueza sin fín. .. Un poco violento y arrebatado es; pero eso es propio de todos los carácteres entusiastas y es fuego que brota como llamara da y que suele apagarse casi al nacer. Lástima grande que el doble trato del Rey tuerza su natural sembrado en su' ánimo rencores y venganzas; y lásti- ma también que no pudiéramos arrancar de su lado a ese do- monio de D. Antón de Luna, q' no le aconseja más que torpe- zas. e —Quisiera conocerle. Daría diez años de vida para conocer- le. . . —suspiró, soñadora, la doncerla: —?Cómo es. . :? ?Mo- reno. . .rubio. . .alto. . .gentíl. .? Sonrió Basilio. La mujer, .eter na Eva, surgía. Miró a Blanca para contestarle con una suti- leza y de repente, se estreme- ció. La luz brillante de un haz de coscojos que acababa de e- char Ana al llar y se había in- cendiado en altísima flama, ilu minaba la figura de la doncellá de Loarre con claridades deslum bradoras. Había caído hacia a- trás su capucha y la cabellera rizada y corta como la de un [sem joven encuadraba su bello s emblante un poco pálido por la emoción. Basilio experimentó la fuerza dominante de una sur gencia. Aquel rostro. . .aquellas facciones. . . Despojólas en un instante de su delicadeza feme- nil, entornó los ojos y revivió o-. tro rostro, altivo y perfecto, don de la más acabada belleza mas culina puso sus trozos viriles. Como bajo una sugestión y mi- rando fijamente a Blanca, fué diciendo lentamente: —Es rubio y tiene claros y grandes los ojos; las pestañas largas y vueltas hacia arriba. Tierna y fina, y roja como la flor del granado la boca; tersas y un poco empalidecidas las mejillas; altivo y señorial el continente y la sonrisa amable, encadenadora de voluntades. Calló, de pronto. No había hecho otra cosa sino descubrir” una a una todas las facciones de la doncella que tenía delan te. Su voz estaba llena de un respeto nuevo en sus manos temblaban un poco cuando se quitó la montera para decirle a Blanca: is —Van a dar las ánimas y creo que debieras estar ya Cca- mino de Loarre. Si queréis, os escoltaré. z —?Para qué? Llevo a Can — perro. —No estará de más un escu- dero, mi señora— insistió el guía. Blanca, recogió de pronto el matiz de reverencia, tan nuevo, que vibraba no ya en-la voz sino en todo el gesto de Basilio. Volvióse vivamente. —?Por qué me hablas así? No sé que te encuentro. . .Como si fueras otro. —?No será tal vez que acabo de darme cuenta de que vuestra merced es otra? —replicó el mo zo con vivo relámpago en los ojos. —No te comprendo. —Ya me comprenderéis algún BANK-BY-MAIL SERVICE - día —aseguró do. a Blanca se encogió los hom- es: y tras de saludar a Ana y llamar a su perro, se ciñó bién la capa, calóse la capucha «Basilio convenci- ro. : TI sin sentir la menor prisa ni la más leve inquietud por lo que Mientras Blanca regresaba al|Ramón. castillo monasterio de Loarre, ls la por dolia Blanch mores por dirían o dejarían de decir las|cuestarán los gitanos, Ta ya una batida para limpiar los contornos de esa mala ralea que donde acampa no dejan hoja verde. —Ayer decían en la Venta de | Maese Sota unos trajinantes, q' cerca de Jaca habían secuestra- do a un caballero y que pedían ' por el rescate cinco mil florines —¡Malhayan amén y comidos y se.hundió en la * noche inver- [de lobos se vean! nal, llena de estrellas, llevando | —Y en Sos, raptaron a una a la zaga a su devoto compañe- ¡doncella que murió del pasmo. —?Para qué me cuentas a mi éstas historias? —se enfureció —Para explicaros el motivo —A doña Blanca no se la se- bellaco. É— mm a __0E0 __—_—_— _-==z-_ € í_8pPXKE AA AX Viernes 23 de Enero de 1947. monjas de éstas andanzas tan|La pobrecica es pobre como no- fuera de lugar en una doncella |Sotros y no tiene nadie que a- a quien el recato y las costum- | !Tiegue por ella suma tan fabu- bres de la época debieron haber |105a. impedido toda salida del recin-|Señora doña Violante fuera a to como no fuese acompañada —?2No creerás que ,nuestra de sus dueñas y: escoltada. por dejarla perecer? —se 'indignó sus escuderos y pajes, las reve-| Arnaldo. rendas, mádres. entonaban .armo —No, no lo creo. Mas, . ¡voto niosamente sus salmos bajo a-|de sanes!, que no creo tampoco quella soberbia cúpula román-|que los gitanos ignoren que los tica de la Iglesia de la cual dijo |florines' que la. Abadesa guarda Lampérez, “que era uno de loslen las arcas del castillo se des- ejemplares más notables de ar-[tinan a otras causas de más im quitectura europea.” portancia que al rescate de don La gangoza voz de las afonjas cellas secuestradas. . . se elevaba hacia las alturas de| —?Decias? la cúpula y se desparramaba —Que todo el oro de Loarre hasta salirse a través de los vi-|—y cuenta que debe haberlo a trales policromados y llegar a|espuertas en loy cofres de las oídos de los soldados que llena- |cavas— será poco para pagar ban la sala de armas. No había [esa leva de soldados extranje- : bullanga en Loarre. El cuerpo|res que Dios confunda... ! de guardia era 'un lugar severo| —?Qué leva, Ramón? y silencioso. Para jurar y beber,,| —La que anda 'haciendo por la soldadesca tenía que recatar|tierras de Francia y de Ingla- se de sus superiores a quienes |terra esa mal ánimo de D. An- la férrea voluntad de la austera |tón'de Luna, grandísimo bella- mendáriz y Fernando Fernandez, en una pose no muy «amigable El grabado nos muestra a la sin igual María Félx en una escena de reciente. película. Pedro Ar- de la misma película. otros como él, son los que acon las grandezas humanas. Encabe sejan a los príncipes y los prín zaba la fila la hermana Engra cipes van mal aconsejados y nc'cia. Era la portera: una viejeci: miran el bién de su pueblo.. :ta arugada, sarmentosa. Sequí- ben que el pueblo no quiere la dres por orden de jerarquía vi- guerra. . . —se lamentó Arnal- niendo a terminar la estirpe de do,. tristemente. [velos flotantes con la figura al —Como un libro hablaste, Ar ta, majestuosa y altiva de la Inaldo; peto harás 'bien de ca: Priora. La hermana sacristana llar, que las paredes oyen en iba apígando los cirios del al- estas fortalezas y si te siente ¡tar y su aceleramiento y pres- algún soplón y lleva el cante a teza daban idea no precisamen ¡la Abadesa, no doy dos florines te quizá del celo en el cumpli- lor tus posaderas; que' por mu miento de su obligación sino de Porque le desconocen y no sa- anla las legas y «después: las ma: de monjas hubiera traspuesto los umbrales. Por nada.del mun do hubiese” querido encontrarse sola a tales horas en la, vasta “nave del templo. y entre los va- rios túmulos que en diversas capillas acompañaban al de D. Julián. No era muy respetuosa [con los muertos la buena her- Imanita cristiana; pero el hecho ¡era que ella no tenía muy bue- “na opinión nidel vengativo D. Julián. ni de la casquivana do- fío Teresa de Entenza, ni del sanguinario D. Fadrique de Lu objetó Blanca, señalando a su, poner la más implacable disci- plina. —?Ya cantan sus reverencias —murmuró Arnaldo junto al oído del viejo Ramón— y donña Blanca no aparece ni se siente venir, —?y a qué te inquietas tú? Curioso me resultas, Arnaldo, y eso 'es achaque de comadres, que no de hombres que se ajus tan calzones. Más te valiera pen Isar en la pitanza, que, cuando las Madres cantan, no suele an ¿dar muy lejos. Como que, ¡voto .va!, parece que empiezo a sen- | tir cierto tufillo de magras asa- ||das que sube de las cocinas y me está despertando el apetito.. |. —?Tú no oíste decir que anda "el pueblo infestado de gitanos? ¡—siguió sabezudo como buen aragonés el soldado, mientras ojeaba el pasaje bañado por la abadesa de Trasvares hacia im |to! ?Aún no lo sabes? en el coro el oficio de vísperas, |para defender esos derechos'de|¡ luz sideral en una noche fría, [que —?Guerra tendremos? — €ex- clamó «el soldado, sosprendido. —Por lo menos, prepartivos D. Jaime de Aragón tan traídos y lleyados— tornó a gruñir de mal talante, el viejo. —Mal piensan nuestros seño- res, Ramón. Tengo para mí que eso de esclarecer derechos es cosa de letrados y si éstos de- claran que éste o aquél no han ¡| la razón, una sinrazón me se alcanza que es eso de mante- nerla a punta de lanza. —Puede que no vayas errado —asintió Ramón con repetidas ' cabezadas. —Y el pueblo no quiere la guerra que asola sus campos, extermina su ganado y acaba con la vida de sus hijos. ?Qué ventajas sacarán las viudas y los huérfanos que quedaron desj amparados y los pecheros que perdieron sus cosechas ¡nocido toque de queda. Las mon ¡ejecuta una misma' cosa todos cho menos se aplicaron a ve- ces doscientos palos. Arnaldo calló, con un suspiro mientras su compañero lanza- ba recelosas miradas: de perro viejo a :los imponentes muros que en la famosa puerta. de los Reyes forman dos cubos macizos que avanzan, estrechán dose hacia el interior. Y los dos hombres parecieron concentrar toda su atención en la salmo- dia cada vez más gangosa de sus reverencias. Concluía el oficio en el coro y empezaban a tañer ya las campanas del monasterio el qo jas se fueron levantando con movimientos parsimoniosos, len tos y pesados, que padecían de esa montóhía propia del que los dias; y echándose a la cara sus largos velos blancos, des- cribieron para buscar la puerta de salida— que se abría sobre el pasadizo que comunicaba con magnéfica escalera— un se- micírculo perfecto en torno al túmulo que bajo la cúpula ocu- paba el centro de la nave. Este cúmulo de leyenda no se sabía exactamente que cuerpo conte- nía aunque la Abadesa de Trag| ovares, después de consultar el la comezón qué la atormentaba na. .. Sus ánimas, si escaparon por incorporarse a la.-fila, tras alos fuegos eternos del infierno la mayestática silueta de la A- debieron caer ep los del purga- badesa, antes de que el cordón : Pasa a la página 5 e. á dá ' á s Empire Mutual Insurance Company Estimados Señores: Sin compromiso algano. favor de mandarme toda clase de información sobre “sus nuevas Polizas que proveen protección en efeetivo y gastos de hospital. : t NOMDYE cocinas OLAS ERA so Dirección: tintes picas E ES t Pin No Boa 10 Pln OA de e A E ji Ñ RECORTEN Y.MANDEN ESTE CUPON A ? Empire Mutual Insurance Company Oficina Central: 140 N. de la Calle 4— Phoenix, Ariz. y | clara y diáfana de invierno por |que triunfe el derecho de D. ver si lograba distinguir la im-|Jaime deArag.ón o el deD. Fer- poluta silueta de la doncella de|nando de Antequera? Nadie se Loarre. acordará de remediar su miseria —Lo oí, voto a cien mil demo |ni de apoyar su desamparo. So- nios, y en Dios y en mi ánima |lamente los grandes señores q' que no acierto a comprender CO rodean a los príncipes, son los yA Is a Real Time and Trouble Saver mo el alcaide no ha ordenado |que sacarán algo de la revuel- ta. Feudos, dinero, privilegios. .. D. Antón de Luna es ambicioso y sabe que le conviene la guerra, si ganará el de Urgel, Banking-by-mail is a con- venience-service which banks have developed to save time and trouble for their busy customers, and to make banking easy for folks, everywhere, who find it incon- venient to get downtown during regular banking hours. When you bank by mail you can choose your owt. “banking hours,” and your nearest mailbox become. your personal “teller's window.” - ¡Como Está Su Sis- This fast, easy, safe service lets you make deposits or withdrawals from either a checking or savings account, without leaving your own home or office. 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