El Sol Newspaper, February 12, 1960, Page 3

Page views left: 0

You have reached the hourly page view limit. Unlock higher limit to our entire archive!

Subscribers enjoy higher page view limit, downloads, and exclusive features.

Text content (automatically generated)

Viernes 12 de Febrero de 1960 15 Millones de Leprosos En todos los templos del ar- zobispado de México se rogó ayer por los quince millones de leprosos que existen en el mundo obtengan de Dios ali- vio corporal y espiritual. Aunque en México ya se trata debidamente a la mayo- ría de los casos existentes, en muchas partes aún los ataca- dos del mal de Lázaro viven confinados y condenados a u- na especie de excomunión so- cial. La ciencia ha demostrado que la lepra es una enferme- dad poco contagiosa y cura- ble; sin embargo, por igno- rancia muchas gentes conti- núan viéndola con horror y evitan todo trato con los in- felices que la padecen. El Arzobispo Primado de México, Dr. Miguel Darío Mi- randa, en vista de ello dió ins- trucciones a todos los párro- cos para que ilustren a sus fieles sobre la realidad de es- ta enfermedad y se desvanez- can en esa forma falsos pre- juicios que sólo sirven para aumentar la desventura de los enfermos que son objeto del desprecio y la repugnancia de quienes no conocen debida- mente la verdad sobre este mal. El 24 de enero ha sido de- signado por la lglesia como el Día Mundial de los Leprosos, por lo que los fieles de todo el mundo oraron por su cura- ción y porque Dios les dé la resignación para soportar los padecimientos de su enferme- dad. También se hicieron colec- tas a fin de reunir fondos pa- ra mejorar la condición de los leprosos menesterosos y para ayudar a su curación. 28 - 30 MILLAS POR GALON 0 Ford Falcon $295 al Contado y $58 al Mes FALCON DE DOS PUERTAS, SEDAN. USTED ENCONTRARA GENTE AMIGABLE EN: Read Mullan FORD 28 E. Van Buren AL 2.6541 (ESQUINA DE CALLE PRIMERA Y E. DE LA VAN BUREN) III Subscríbase al Periódico "EL SOL” Semanario Popular Independiente “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE PAGINA TRES Vida y Hazanas de Joaquin Murrieta (Continúa de la semana pasada) Clarita seguía a sus com- pañeras que huían a escape del lugar de aquella terrible escena; peo al ver a su aman- te, se separó y temblando to- davía, fué a echarse en sus brazos. En pocas palabras le contó lo que acababa de suce- der. Joaquín, sin ni siquiera acordarse de preguntar a Jack cómo fué que había llegado tan a tiempo al borde del la- go, le dió un fuerte apretón de manos y le expresó toda su gratitud por la hazaña que acababa de acometer. —CGracias, dijo el jefe; aca- báis de salvar la vida a mi querida Clarita; con este acto me habéis hecho contraer una deuda sagrada para con vos; desde hoy tenéis en mí un amigo desinteresado. Por la primera vez desde muchos años, una sonrisa es- Clareció la fisonomía impasi- ble y siempre feroz de Jack Tres-Dedos, ese bandido que para vengar la muerte de su querida, había cometido tan- tos y tan horribles crímenes. —Gran cosa es, dijo Jack, matar a un oso. ¿Qué vale eso? Además, que si he sal- vado la vida a una de mis compatriotas, es porque en a- quel momento pensaba en otra mujer. —¡Cómo!, exclamó Joaquín. —;¡Palabra de honor! ¿Qué diríais si os dijese que mi pre- sencia en este lugar es debido a un pensamiento amoroso? Apenas había acabado de pronunciar estas palabras, cuando de un modo galante volvió las espaldas a Joaquín y a Clarita y desapareció. —;¡García enamorado!, ex- clamó involuntariamente Joa- quín En verdad que si no me acabase de prestar un servi-. cio tan importante, me darían tentaciones de ponerlo en ri- dículo delante de toda la cua- drilla. —¿No podría ser que sus palabras tuviesen un sentido que nosotros no le podemos comprender?, dijo Clarita. Sin duda ha querido aludir a al- gún recuerdo de los tiempos pasados; acuérdate que nos ha dicho que pensaba en una mujer. —En tal caso, añadió Joa- quín, hay en eso algo de par- ticular. Pero vámonos; es pre- ciso volver al campamento. A no ser que tú quieras visitar cierto árbol... —¿Un árbol, Joaquín? —Sí, querida Clarita. ¡Ah! Ordenen ¡NATENCION!! JOVENES, SEÑORITAS: ¿ESTAN USTEDES PROXIMOS A CONTRAER MATRIMONIO? sus Participaciones Matrimoniales en: “EL SOL” 62 al Sur de la Calle Tercera (Entre Washington y Jefferson) Phoenix, Arizona En donde además encuentran ustedes, una gran variedad de: O Azahares e Coronas O Velos O Rosarios O Libros de Oir Misa. E. _ e - E Jud ¿Crees tú que no he visto el lindo lugar que habías esco- gido para solazarte durante mi ausencia? Conozco muy bien aquel lugar, vida mía, pues no hacía aún veinte mi- nutos que había llegado cuan- do ya lo había inspeccionado todo. —Entonces ya no hay que pensar en la sorpresa que te tenía preparada, dijo la joven. Pero todavía no lo has visi- tado. ¡Oh! Jesús, ¿qué es es- to? Un ruido sordo, parecido al de un hombre que saltase so- bre un matorral, se había oí- do muy cerca de Clarita. Un instante después, otro oso más pequeño que el primero pasó por el lado de Joaquín y de Clarita, y fué a refugiarse en el bosquecillo que había ser- vido de abrigo a Jack Tres- Dedos. Algunos minutos des- pués aparecieron media doce- na de bandidos, cada uno con su revólver y un puñal, y guiados por Manuel Guerra. —;¡Detenéos!, gritó el jefe desde que los vió. —_Los bandidos obedecieron y llenos de admiración y ale- gría, fueron a agruparse en derredor de;Joaquín y le die- ron la bienvenida más cor- dial. Pa —Muy pronto habéis dado cuenta de nuestra caza, capi- tán, dijo Guerra señalando con una mirada el cadáver del oso que estaba tendido en el suelo. —No, no, respondió Joa- quín; este oso no tiene nada de común con el vuestro; es el producto de la caza de Jack Tres-Dedos. —;¡Caramba!, exclamó el subteniente; ¡entonces el nues- tro se ha escaparo! Y es pre- ciso que sus funerales tengan lugar hoy. En aquel instante veinte o treinta disparos hicieron tem- blar las montañas vecinas. Joaquín y los hombres que los habían oído se dirigieron ha- cia el campamento; en menos de cinco minutos toda la com- pañía se hallaba reunida en el cuartel general. No fué po- ca la sorpresa de Guerra al ver a sus Camaradas coloca- dos en derredor edl segundo oso -pardo, que acababan de matar en el acto que de un brinco había invadido el cam- pamento de Murrieta. XVI Vuelta de varias compañías de merodeadores.—Una orgía en medio. de la noche.—La canción de Antonio.—Llega- da de Sevalio.—De qué modo se escapó el subteniente de ser ahorcado.— Donde Sevalio cuenta sus impresiones de via- je comenzando por el final. Hacia la noche de ese día ¡tan memorable por la muerte de dos osos, Valenzuela y los tres hombres que le habían acompañado en la guardia del campo, entraron en el cuartel general. Detrás de ellos ve- nían cincuenta de sus cama- radas pertenecientes a las compañías de merodeadores que Joaquín haba distribuido en diversos puntos del Esta- do. El capitán de cada compa- ñía entregó al jefe el produc- to de su expedición; el mon- to de todo lo pillado se eleva- ba a cerca de mil onzas en oro. Mientras los recién lle- gados contaban a sus cama- radas las aventuras del viaje, algunos que habían llegado primero hacían los preparati- vos necesarios para el festín que debía tener lugar y el cual terminaría con un fandango general, Una hoguera fué encendida en medio del campamento, y en ella fueron asados los dos osos que tan a propósito ha- bían sido matados durante el día. Este asado inesperado de- bía servir de pieza de resis- tencia a los bandidos ham- brientos; éste y el gran nú- mero de provisiones que ha- bían traído los merodeadores eran las delicias del festín. A poco rato los cocineros de la cuadrilla anunciaron que la cena estaba lista; cesaron las conversaciones y cada cual se sentó en su lugar en derredor de la inmensa hoguera que estaba ardiendo. La comida no duró mucho, pues las emo- ciones de aquel día habían quitado el apetito a muchos de nuestros hombres. Después de comer se fumó y se bebie- ron los licores favoritos de los mexicanos, y en seguida ¡empezaron a contarse mil his- torietas, relatando cada uno sus aventuras, en especial a- quellas que se referían al a- mor. Cuando todos los asuntos interesantes para la asamblea hubieron tocado a su fin, Joa- quín dirigió la palabra a An- tonio, que desde el principio de la cena había permanecido callado, y le suplicó que con- tase algo. —En verdad, amigos míos, dijo Antonio tirando la ceni- za de su cigarro, que me en- cuentro hoy incapaz de con- taros mis memorias, porque tengo el espíritu lleno de vi- siones. Mi cabeza se halla ha- bitada en este momento por una legión de osos pardos que ditación acabo de soñar con uno de esos osos, que me tor- turaba y me quebraba los hue- sos. Sin embargo, si una can- ción puede reemplazar la na- rración qu me pedís, tendré mucho gusto en complaceros, tanto más cuanto que tal vez cantando se disipen mis ideas locas. —Sí, sí, una canción, res- pondieron todos a la vez. —Vamos, ¿quí queréis que cante?, dijo Antonio. ¿El cas- tillo de Santa Anna? ¿La se- renata de Monte-Sierra.... O tal vez... —Canta nuestro país es Mé- xico, respondió Valenzuela. Sí, sí, repitieron en coro los demás bandidos, nuestro país es México, eso es. Canta esa, Antonio, cántala. z —Con mucho gusto; sin embargo, tendréis buen cui- dado en acompañarme todos en el estribillo. Es una linda canción que el Padre Jarauta prefería a todas las demás; MORTENSEN - KINGSLEY LA AGENCIA DE FUNERALES PREFERIDA DE LOS MEXICANOS Se atiende con respetuosa ¡pero no vale nada si el coro no acompaña bien. —Bien, paisano, empieza. Después de algunos hums hums preliminares para pre- parar su voz, Antonio cantó la canción de nuestro país es México, con la tonada de la linda niña de Monterrey. Concluído que fué el canto, dijo el cantor: —Sí, sí, nuestro país es Mé- xico, y es el único punto en el mundo, mis antiguos cama- radas, con la excepción de la España y la Italia, donde uno puede disfrutar de todas las comodidades de la vida. —¿Has tú estado en Espa- ña?, le preguntó Valenzuela. ——Ciertamente, respondió Antonio, y la prueba es que he nacido en Madrid. Tocante a Italia, puedo envanecerme de haber servido allí a las in- mediatas Órdenes del famoso Carlotti. —;¡Cómo!, exclamó Guerra, ¿tú has conocido a Giovanni (Pasa a la página 4) actividad. Teléfono: 4-3119 se revuelven en ella de un modo extraordinario. Os con- 1020 West Washington St. Arizona, fesaré que en medio de mi me- SAID A “Vamos a hacer la electricidad tan barata .. . que sólo las personas estrava- gantes prenderán velas”. —Thomas A. Edison. Arizona Public Service alumbra esta casa toda la semana por $100* Siete tardes con luz que salvaguarda su vista a través de una casa de 7% cuartos por un costo eléctrico de solo $1.00 por semana—todo esto por uso normal de luz y períodos de iluminación. En el año 1882, cuando Thomas Alva Edison puso por primera vez el servicio de electricidad al alcance de la gente americana, este clase de ganga ni en sueños podían pensar que iba a ser posible. Estaba tan lejos de pensarse en las grandes posibilidades de la maravilla de la; electricidad, que el señor Edison pronunció estas palabras proféticas: “Nosotros vamos a hacer la electricidad tan barata .. . que solo los estravagantes prenderán velas”. Aquí en el área que sirve el Arizona Public Service, la luz eléctrica es 1300 veces más barata que lo que equivale a la cantidad de luz que da una vela. > Y ESTO INCLUYE TAMBIEN LOS IMPUESTOS! Cada dólar que se gasta con la Arizona Public Service, compra algo más que el servicio de uti- lidad al alcance de todos. Ayuda para que haya mejor protección de policía, protección contra in- cendio, caminos, parques y centros de recreo, es- cuelas nuevas y muchas otras mejoras y benefi- cios de la comunidad, que se ¡pagan con los im- puestos. Su recibo de electricidad incluye impues- tos, cuando le sirve el Arizona Public Service. SIRVIENDO AL CRECIMIENTO DE ARIZONA — PARA UNA AMERICA MEJOR ay 3 Es Service

Other pages from this issue: