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PAGINA CUATRO “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE LoS TRABAJADORES DE E. U. BUSCAN PROTECCION CONTRA LOS BRACEROS SINDICATOS DE E. U., TEMEN UN DESPLAZAMIENTO DE LOS OBREROS NORTEAMERICANOS WASHINGTON.— Un grupo de sindicatos obreros advierte que las organizaciones obreras norte- americanas acaso tendrán que modificar su actitud con respec- to de los contratos de braceros : e E e € e e « e e P7 = pa e e e E e 2 e E < E e E q e e e e e e e E e «e e e e Ñ Í ESCUCHEN “Cantares L AMANECER” con Efren ValenZuela LUNES a SABADO de 5:00 a 7:00 A.M. KPOK 1440 Kilociclos AANNINANANNNNNNNNNNNNNNNANNANEACAN INEA II IAS YA QUEDAN MUY POCOS mexicanos, si se desobedece la orden del Congreso sobre el ac- ceso a las listas patronales. Indica el grupo que la dispo- nibilidad de las listas tiene por objeto proteger a los trabajado- res estadunidenses contra un po- sible desplazamiento de sus em- pleados por la importación de braceros. Dicho grupo, que es la sección norteamericana del Comité Mix- to Sindical Norteamericanomexi- cano, acusó al Departamento del Trabajo y a la Oficina de Segu- ridad de Empleos de California de “burlarse del claro propósito del Congreso”, al negarse a faci- litar las listas. “Los cargos los formuló el pre- sidente del Comité, Frank L. No- akes, en cartas dirigidas al se- cretario del Trabajo, James P. Mitchell y a Harold D. Cooley (demócrata de Carolina del Nor- te, presidente de la Comisión de Asuntos Agrícolas de la Cámara de Diputados. La. Comisión repre- senta a la central FAT-CIO y a otros sindicatos iria e ¡Apurese! a Comprar el Libro de la Vida de PEDRO INFANTE Datos Biograficos de su Vida Artistica y Amorosa Ilustrado con Fotografías en cada Págisia. ....:..:...w=::. El Mejor Retrato del Querido Idolo en la Portada. + k LA VIDA DE PEDRO INFANTE, ARTISTICA, AMOROSA Y DE SU HOGAR: a) P.O. Box 6 1448 ADEMAS ADJUNTO EL CANCIONERO DE “EL SOL”. 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HAGA SU PEDIDO LUEGO, ANTES QUE SE AGOTE. -» "EL SOL”, 62 Sur de la Calle Tercera Teléfono AL 3-4948 Phoenix ¿ DI IA Noakes dijo que la enmienda de 1955 a la ley de contratos de braceros mexicanos especifica que los avisos de empleos serán “fijados en las oficinas públicas de empleos” sí como en otros lu- gares públicos. “La ley”, —prosiguió—, otorga a los ciudadanos (norteamerica- nos) desempleados, que están Y heee el derecho de despla- zar a los trabajadores mexicanos pb y dispone que los patrones de trabajos agrícolas... den preferencia a los solicitan- tes del país. “Evidentemente, sin embargo, sólo consultando la lista más re- ciente de los patrones de traba- jadores de contrato mexicano en una zona determinada, los obre- ros nacionales pueden determi- nar dónde existen puestos dispo- nibles en virtud de la regla men“ cionada”. “El acuerdo de 1956 entre el Departamento del Trabajo y el Departamento de Empleos de Ca- lifornia”, —dijo Noakes—, “omi- te toda referencia a dichas lis- tas. El Departamento del Traba- jo ha secundado al organismo del Estado de California, en la institución de la censura”. PROHIBIDA POR LA LEY Señaló Noakes que la Oficina de Empleos de California ha sos- tenido que la publicación de di- chas listas está ¡pproHibida por la Ley del Seguro de Desempleo del Estado de California, pero recalcó que no.existe de hecho tal prohibición. Noakés pidió a Mitchell que ordene que la oficina de Califor- nia y otros organismos análogos en otros Estados faciliten la in- formación. “Si'no se procede así, se hará mofa, creemos de todas las fra- ses pomposas de la ley del Con- trato eMxicano, que promete qué ningún obrero agrícola que sea ciudadano norteamericano puede ser desplazado mediante tal pro- grama”. Añadió: “Sí, incluso después de una disposición del Congreso, se con- tinúa haciendo caso omiso de e- é | sas promesas, las organizaciones 5 | obreras tendrán que modificar * | seriamente su posición ante el $ | programa de mano de obra agrí- 5 | cola”, Un Aparato que Capta los más Leves Ruidos del Corazón WARREN, Michigan.— Un a- ; parato capaz de “observar” los $ | movimientos más imperceptibles del corazón está siendo utiliza- *|do ya en el hospital de la Es- $ | cuela de Medicina de Charles- % | ton, Carolina del Sur. Permite * | captar los murmullos cardíacos, $ | que hasta ahora eran inaudibles $ | incluso con los aparatos más sen sibles. Los círculos médicos tienen es- % | peranzas de que ese nuevo ins- $ |trumento contribuirá al descu- ¿ | brimiento de las enfermedades % | del corazón en los comienzos de > | éstas. El aparato ha sido inventado por el dactor Dale Groom, de la | Escuela de Medicina de Carolina É | del Sur (Medical College of So- uth Carolina), y por Yre Sihvo- ó nen, del centro de investigacio- ó- | nes técnicas de la “General Mo- tors”, en Warren. El instrumento, que lleva el nombre de “Capacitance Heart Sound . Pickup”, está concebido con los mismos pincipios que el aparato utilizado por la indus- tria del automóvil para medir la presión de los motores. Está colocado en un receptáculo en forma de campana, similar a la extremidad de un estetoscopio, y capta los sonidos de los movi- mientos de la caja torácica, in- cluso los que miden millonési- mas de pulgada, para transfor- marlos inmediatamente en seña- les eléctricas. Esas señales son reproducidas en un ósciloscopio donde pueden ser fotografiadas q grabadas. La epidermis de la persona a quien se aplica el a- parato hace las veces de electro- do, y no es necesario*colocar el instrumento directamente sobre el corazón. El nuevo aparato es tan sen- sible que incluso en una sala “aislante” puede captar y am- plificar murmullos y ruidos nor- males de la circulación sanguí- nea y hacerlos aludibles sin ne- cesidad de ningún instrumento de escucha. Viernes 10 de Enero de 1958. NUESTRO CUENTO SEMANAL: Noche de Navidad Por GRETA : A V Aquella noche de Navidad no había sido, para el joven Esteban Márquez, diferente a otra cualquiera en las que gas- taba lo mejor de su disipada vida: primero, reunión en casa de algunos amigos.... y después recorrer uno a uno los caba- rets de lujo en compañía de alguna mujer ocasional. Hacía dos años que había llegado a la mayoría de edad y sólo entonces pudo disponer a su albedrío de la cuantiosa fortuna que le había sido legada por su padre. Su infancia transcurrió monótona y triste dentro de las rígidas y severas costumbres de su estricto autór de sus días, siendo la muerte de éste un verdadero alivio para el joven que no pudo sin ems bargo hacer uso de la herencia hasta que llegó a los veintiún años. Todo el entusiasmo de su pujante juventud se desbor- dó, deseando desquitar locamente el triste recuerdo de su penosa niñez.-Su existencia se convirtió en una dislocada ba- canal, dedicándose a dilapidar alegremente el dinero que tan cuidadosamente había sido administrado por su difunto padre. Aquella noche del veinticuatro de diciembre, en que ma- nejando con dificultad, a causa de las copas, su lujoso carro, regresaba a su mansión campestre ubicada en las afueras de la metrópoli. Se sentía extrañamente feliz, una melodía de moda le subía del corazón a los labios y tatareando alegre- mente volaba sobre la asfaltada carretera que en esas horas se encontraba obscura y desierta. De pronto a los lejos los fanales del coche iluminaron nítidamente la figura de un vie- jo, que le hacía señas para que se detuviera. Estebán, al que la bebida tornaba solamero y atento, hundió el pie en el fre- no y con fuerte chirrido detuvo el coche junto al anciano al que casi atropelló en un exceso de amabilidad: —Suba usted por favor mc moviendo la lengua tra- bajosamente. El viejo, que ostentaba abundante y luenga barba, son- reía bonachonamente, y se acomodó al lado del joven soplan- do ruidosamente y palmoteando con sus enguantadas manos para entrar en calor. Esteban observó que aquel personaje en alugar de las mejillas demacradas que debe tener todo an- ciano, ostentaba a cada lado de la cara sendos carrillos colo- rados y brillantes, había una cierta picardía en su bondadoso rostro y Esteban se sintió inexplicablemente inquieto, máxi- me que el viejo no había pronunciado palabra y se limitaba a sonreír, mientras sus ojos brillaban intensamente. Al poner nuevamente en marcha el auto, el muchacho notó con asombro que la carretera presentaba un raro y nue- vo aspecto; parecía como si de entre los árboles que la cir- cundaban y del pasto que había en sus orillas se desprendía una suave luz fosforecente de bellas tonalidades azules, ver- des, rojizas y amarillentas. Sintió miedo, pero. a su edad ta- les cosas no se demuestran, así es que aparentando la mayor calma se dirigió al misterioso anciano con estas palabras: —Supongo que se ha de encontrar usted muy lejos de su casa.... permítame ofrecerle la mía por esta noche. El viejo hizo un ademán de asentimiento y al joven le pareció ver un destello burlón en aquellos ojos azules. Que- ría llegar lo más pronto posible mientras pensaba para tran- quilizarse en el buen Sebastián, su mayordomo, que acudiría a abrirle la verja del jardín como toglas las noches, pasaba como un bólido por entre aquellos fantasmagóricos resplan- dores que surgían a cada lado de la carretera y que le pro- ducían verdadero pavor. “Al fin, allá a lo lejos, pudo distin- guir la imponente sislueta de su casa campestre, el alivio que esto le produjo duró muy poco, pues al irse acercando a ella le pareció oir, cada vez con mayor claridad un lastimero cla- mor que se confundía con un intermitente repique de cam- panas. De reojo observó al anciano .que sonreía aparentando no darse cuenta de nada, La sangre se paralizó en las venas del joven Esteban cuando al llegar frente a la mansión pudo ver atónito al otro lado de la verja una multitud de seres des- arrapados y harapientos que se arrastraban por los prados, en las veredas y entre las fuentes de su bello jardín que en esos momentos le parecía totalmente desconocido. Plantas y flores despedía una suavísima iluminación fosforescente si- milar a la que antes había visto al margen de la carretera; to- do aquél conjunto presentaba un aspecto fantástico. Aquella “Corte de los Milagros” que había sentado sus reales en el jardín de la suntuosa mansión, lanzaba desgarra- dores lamentos; de pronto la algarabía subió de punto, pues aquellos míseros seres, al notar la presencia del joven, se di- rigieron en masa hacia la verja con las manos suplicantes y los rostros bañados en lágrimas; había hombres, mujeres, an- cianos y niños, presentando un aspecto lamentable y conmo- vedor. Esteban creía estar bajo el efecto del alcohol, pero pronto se dió cuenta de que tal efecto se le había pasado en lo absoluto y que se encontraba en sus cinco sentidos. Había bajado del coche sin pronunciar palabra alguna, miró angustiado al anciano que se encontraba a su lado; éste ya no sonreía, sus ojos se habían obscurecido notablemente. Temblorosas y balbuceantes brotaron al fin varias preguntas de labios del joven: —¿Quiénes son ellos....? ¿Porqué lloran así?.... qué?.... ¿por qué están en mi jardín....? —Te estaban esperando.... ¿nunca los habías visto ver- dad? —A4íjole el anciano, que hablaba por primera “vez. ——Pues.... no. —Nunca te has fijado en ellos; por eso ahora te espera- ban en tu propio jardín para que ya no dejes de verlos, pues estás tan cegado de tu egoísmo que no ves más allá de las bardas que rodean tu propiedad. El hambre, el frío y la mi- seria, se habían escapado a tus ojos. Todos estos seres que ves aquí tienen'hambre y frío y mientras tú gastas el dinero en frívolas diversiones, ellos no tienen un pan que llevarse a la boca. Ellos te conocen, sí, desde hace siglos que saben de tu exsitencia y sufren más en su desgracia por eso: PORQUE TU EXISTES. —Pero ¿es que yo tengo la culpa de existir? —preguntó Esteban atónito. Su barbudo acompañante estaba ahora casi indignado: ——Claro que sí, ¿quién entonces? —Pues.... no sé. La multitud aquella lloraba y gemía desesperadamente, (Pasa a la Página 5) ¿por