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De La Juderia —¡Oh, oh!— dijo en alta voz sensaciones eXtrañas le levan_ —Bibí es más “astuta delo quejtaba el pecho y le turbaba la creía... Su desvanecimiento era |mente. un pretexto, debta estar en inte] —No me habléis de ese mo- ligencia con, edl- bello oficial; |do, Bibí—dijo;— me hacéis da_ mirad como va a reunirsele y|fo. Sois joven y debéis amar ¡a Bibí seguramente que no le des|vida. pedirá. z s —Si yo os dijese que en carn- —Dejadle que vaya— excla-|bio hago todo lo posible para mó Consuelo;— el conde no es acortarla— exclemó Bibí con tá nada alegre esta noche y E de amargura ínfinita.— mi no me gustan los rostros de|Me véis sufrir físicamente y me compadecéis, pero nunca más funeral. —Tenéis razón: viva Consue. |piedad me tendráis si me vie_ lo! seis el alma. Tengo aquí en el —¡Viva, viva! pecho algo que me palpita y no puedo sofocar completamente; pañado el brindis resonaron en|r Ío, bromeo, juego; pero esta los odios de Marcelo, pero él no comedia continua me pesa y la hizo caso. Había recorrido la te¡pago con creces. rraza hasta el fondo sin encon| Sus ojos se llenaron de lá. trar a Bibí. Pero viendo una|grimas y bruscamente se las vidriera abrieta se introdujo, y!secó con la mano y trato de reír; después de un breve corredor | —No me hagáis caso — aña] llegó al umbral de un salonci_ dió— os entristezo y no sé por to débilmente iluminado, donde ;¡Pué.... ¡Me parecéis tan diferen el aire era más respirable y te de los otros! Nadie me ha donde el rumor de la bacanal hablado jamás con la bondad llegaba débil e indistinto. ¡quem e habéis hablado vOS...... Bibí estaba en apuel salonci- No me guardeis rencor si os tra to, tendida sobre un diván, con to con tanto confianza, ¿quie_ | la abezac echada sobre una al_|réis que volavmos a sentarros mqohada de raso. Habíase aflo. [a ila mesa? jado algo el cuerpo del vestido | Y Bibí había ademán de le- tenía los ojos abiertos, una pa. |Vantarse y de abrocharse el lidez cadavéricsa y la respira.|cuerpo del vestido. ción jadeante. Pero el joven la detuvo di_ Al ver entrar a Marcelo hizo |ciéndola: . un leve movimiento para levan| —No, permaneced aquí, os tarse, pero el joven se lo impi_ haré compañía; aquel ambien- dió. tesofocante no es conveniente -—Estaos tranquila, querida—|para vos. E dijo con dulzura. d Bibí enrojecía y temblaba Acercó una silla al diván y[como una hoja. sentándose en ella cogió una —¡Ah! sois demasiado bueno mano de Bibí. —No digáis eso. Yo quisiera —¿No os disgusta que esté|poder agradaros. Sabed que ape aquí con vos?— añadió con.sua|nas os he visto, he experimen. vidad. , tado una impresión casi dolo_ Los ojos de Bibí centellearon|Fosa. —¡Oh! no lo penséis así — Bibí “abrió desmesuradamente contestó con voz débil. —Pero|sus bellos ojos melancólicos. sois demasiado bueno en ocu-| —¿Por qué? » paros de mí. —Querida niña, quisiera te. ner el poder de curaros y lo ha ría con gran placer... ¿Como. os sentis? —Bastante mejor, os lo asegu ro, pero no vale la pena de alarmarse, es cosa que me su. cede con: frecuencia, y no haog ningún caso, pues. sé que no hay remedio. Marcelo se sentía extraña. mente agitado; aquell aniña que le hablaba sonriendo del mal que la llevaba a la tum- ba, le inspiraba una profunda compasión. Una infinidad de Los gritos de que fué acom- sonriente, no me pareciáis he- cha para la compañía de las mujeres que” os rodeaban. —¡Oh! señor — balbuceó 'Bibí enrojeciendo— .No soy mejor q' ellas. z —No os creo; para llegar al punto en que estáis, debéis ha. ber sufrido mucho. Bibí se dejó caer como cuerpo muerto sobre el diván, y escon- diendo el rostro enla almohada prorrumpió en convulso. llanto. La emoción de Marcelo au. - mentó y levantando a la joven —Aunque os viera alegre y /| biera puesto con una hermana, le enjugó con su mismo pañue lo las “lágrimas que la inunda_ ban el rostro, mientras le decía con ternura: —Vaya, no lloréis así, me ha céis daño también a mi; perdo nadme haberos turbado, pero es el interés que por vos siento el que me hace hablar. —¡Oh, señor! Tenéis dema- siados cuidados para una mujer como yo. —Los que deben tenerse con todas las mujeres. -Así lo pien_ so al ménos. pl Bibí se reponía poco a poco. —Estas lágrimas me han he- cho mucho bien;:me siento más aliviada— “dijo.— Si, tenéis ra_ zón, yo no había nacido para ser lo que soy... Pobre insecto.. Fuí envuelta en una res asque- rosa... ¡Oh si pudiera decírselo todo! o , Marcelo estiechaba ante las suyas las manos de Bibl. —¿Y por qué no habéis de te_ ner confianza en mi? Os,lo re- pito, quisiera agradaros... No os digo que soy un santo, todo lo. contrario, pero no puedo ver su frir y además siento por vos u_ na irresistible simpatía. En el rosto de Bibí apareció una expresión casi de miedo, cuándo el' joven al hablar así había acercado la mano de ella a sus labios. , Marcelo sintió temblar aque- lla -mano -y- quizás comprendió el pensamiento. de Bibí > —No tengáis miedo— dijo con franqueza, fijando sus lim pidos ojos en los de la pecado. ra — No os digo que esté ena- morado de vos, pero quisiera ser vuestro amigo. : Bibí le. miraba llena de sor. presa y de angustia; parecía te mer y esperar al mismo tiempo —+¿Decis la verdad?— balcu- ceó. con ansia. —¡Oh! sí; si creéis que mi a. mistad puede ser un consuelo para vos. . Bibí llevó la mano del joven sobre su corazón..— —Sentis como 'palpita— dijo con ingenuidad y melancolía,-+ es de alegría, de reconocimien- to hacia vos. Mirad, yo quisiera deciros co mo he llegado al estado en que me-encuentro, porque me parer_ ce que si llegaseis a saberlo por otros, me reprocharía el ha berme dejado usurpar ese de- recho. s |con el 'mismo cuidado que hu-1 —Querida Bibi, soy muy feliz | Just Found Nine Million Dollars and lm noTone penmif", ichen' A ponian in California oi found $9,000,000 on the sidewalk. This breath-taking “find” was n check and, therefore, valuable only to the firm to which it was issued. > sd > Zo : ias The fact that a cheek can be cashed only by the person or firm. L for whom payment is intended, is only one of many reasons why practically every businéssman, and many individuals, too, have. — money is protected against loss, theft or misuse. checking accounts. When you pay by check you You can also be pe »-. gure you” save time, trouble and effort by mailing checks to. pay your bills. Your cancelled checks are ideal legal receipta. < . 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Me tomáis por uno de esos hombres sin corazón que no saben compadecer la Viernes ¡q_IáÁAÁAÁAXÁ tiró manchado de sangre. de agua. Ella apareció súbitamente El joven se apresuró a com. |más exitada, y viendo la an- placerla. Bibí bebió avidamen. 'gustia-en el rostro de Marcelo, te. Después incorporóse sobre !trató de sonreir.. el diván, se abrochó el vestido| —No os alarméis— dijo con y se alisó con los dedos los |con voz débil, —ya ha pasado. cabellos. E —¡Pobre Bibí!— rehpondió —Me siento bastante mejor—|conmovido el ofiical. dijo con una sonrisa que despe| —¿Por qué.no os ponéis en dazaba el alma.— Os lo diré|curación? todo, pero. no mie interrumpáis| —¿Para qué? No vale la pe_ y procurad sobre todo ocultar|na, estdy condenada a morir; lo sonrisas tras el abanico: to. |sé, y para no preocuparme, tra mad. Marcelo lo cogió naturalmen desventura porque no la han conocido jamás. Bibí lanzó un grito de reco. nocimiento. —Gracias— exclamó, — gra- cias. Queréis realzarme a vues tros ojos y os estaré eternamen te agradecida, Si tenéis nece. sidad de que alguien se sacrifi que por vos, disponed de mi pobrev ida; desde este momen- to es vuestra. —¡Oh, querida Bibí! —Si yo os hubiese encontrado antes, tal vez no hubiera llega do a lo que soy. Pero no fuí bautizada, no ful rodeada más que de tristes ejemplos, no en-¡tinguíase su traje blanco como contré más que desprecio e in- [el de una virgen y ella veía citación al mal, tenía necesidad ¡los ojos del joven oficial fijos de valor, de consejos y me hi. en ella. cieron cometer infamias; no se contentaron con ensuciar sola- mente mi cuerpo, quisieron tam| bién corromper mi alma. El rostro de Bibí se había puesto más pálido bajo la im.| —Gracias— añadió tierna. presión de este triste recuerdo. |mente la horizontal. —Cuando —¡Oh! cuántas veces, —pro.|sintáis: que me falta la voz, no siguió— después de una orgía [tenéis más que apretarme la amorosa, he sentido que estalla|mano y os aseguro que reco_ ba mi corazón, que las náuseas |brabé todo mi valor pará llegar subíanme a los labios y un in-|hasta el fín. a tenso deseo de substraerme a la |... moco omo como oevooo Pe ARAS En tanto que la desventura. da Bibí contaba su triste histo_ ria de miserias y de infamias, en el salón de Consuelo conti. nuaba la orgía y nadie pensa. la otra se apoderaba de la de Bibi. guntó con melancolía? —Porquequizás os diré algu na tontería... Hacedme otro fa vor; bajad la luz de aquella lámpara, me molesta a los ojos Todavía más... así... así está bieen... me gusta la obscuridad para confesarme. El salón había quedado casi a obscuras; el rostro de Bíbi per manecía en la sombra, pero dis dijo Bibí suspirando. porte, mientras acercaba más su silla al diván. verguenza con la muerte; pero jamás he tenido valor para ma tarme, soy cobarde, ya lo veis, Coplosas lágrimas velaron —¿Noqueréis ya mi mano?— to de distraerme cuanto puedo Lanzó gun suspiro y levantóse te con una mano, mientras conja avivar la lámpara. A la viva llama de ésta, Mar celo quedó herido por la inten- —¿Por qué he de reir?— pre|sa palidez que cubría las me./ jillas de la desgraciada joven. Pero nada dijo temiendo tur- barla. Bibí le tendió su mano que parecía de cera. —¿Quieres ahora que vaya. tre las suyas y condujo a la jo ven al diván. -—Esperad un momento, Bi- bí, yo debo agradeceros la con fianza que habéis tenido con_ migo y deciros que no la ha. béis colocado mal. Tengo poca habilidad para fingir y os diré con franqueza que vuestra fi_ sonomía ha despertado en mi un vivo interés, porque he com prendido que verdaderamente sufríais y tuve siempre una simpatía irresistible por todo ei que sufre. —¡Oh, cuan bueno sois, se- fñor— exclamó vivamente Bibí! —¿Como? ¿después de lo que os he contado no me rechazais con desprecio. —No, pobre Bibí, mi corazón me dice que hago bicn en con_ sideraros amiga. Pasaron algunos segundos ante que Bibí pudiera respon- | E apartando los rizos que le sus ojos, mientras sus labios se contraían con amarga sonrisa. Marcelo no hablaba, pero es- taba profundamente conmo- vido. z —Basta, basta —exclamó Bi. caían desordenadamente sobre los ojos. —No hablemos de mi. ba en los dos jóvenes perdidos en la obsucirad de aquel salon cillo, a donde el eco de la fies ta llegaba a cada momento más apagado, más indistinto. Terminado .el triste y penoso relato de su desventura, inte. rrumpido a menudo con ligeras crisis, de llantos, que trastorna. | der; tan grande era la cmoción que despertaba en ella la ge_ nerosidad del joven, tan delica damente velada. —¿Cómo podré corresponder a esa generosidad?— dijo Bibí conteniendo a duras penas las lágrimas. —Lo podéis en seguida, que Marcelo la aferró con E mos?— preguntó. El retuvo aquella mano en. — Al contrario, hablemos —|ron y aumentaron la compasión 'rida mía. dijo Marcelo con insistncia. — Parecíame narrarme vuestrá his toria, deciídmela, nadie vendrá ¡quien prodigó .los más cariño. aquí a moléstarnos, desean de sos consuelos, Bibí concluyó: masiado divertirse para pensar en nosotros. —¡Oh! no me cuido de ellos; ¡marla vida por.el lado más fá sé muy bien lo que piensan de mi; pero vuestra ausencia será notada. y —¡Bah! no os debe importar. Soy un comensal demasiado triste para Cónsuelo. —En efecto, he notado que no habéis dicho una sola pela bra... Al contrario de vuestro . amigo. Habéis debido también muy poco, mientras yo estaba sedienta; pero el vino no me hace dafñio, me aturde y me ha_ ce olvidar. —;¡Pobre Bibí! —¡Oh, sí, pobre y desgracia. da! Es preciso que os lo diga to do. Conoceréis así a los seres infernales que me han perdido y perderán a otras desventura. das; la mercader de honor, los empresarios del vicio. Con ellos ta lucha..es vana, imposible: paa ALL para sus niños. Vean al Señor CARLOS MORALES, Organizador Regional de la A.HLA. Teléfono: 3-2304 ¡cuerpo de Bibí que al llevar ¿Quiere Usted Verdaderos Antojitos Mexicanos? ¿SOLO LOS EN EN: LA CASITA Taquitos a 10 centavos, Burros, Comida Limple y O A Ingrese a la ALIANZA HISPANO AMERICANA Sociedad Fraternal de la Raza. La-A- lianza expide pólizas de seguro para toda la familia a precios muy cómodos, Además se imparte protección a los so- cios. Tome un Seguro para usted y que al joven oficial le inspira-! Ella abrió desmesuradamen ba la desgraciada narradora a;¡te sus ojasos que las lágrimas hacían brillar todavía más. —¿0Os burláis_? — exclamó. —No,, digo la verdad. Bibí junto las manos. —¿Qué puedo hacer yo por vos?. - —Contestar sencillamente a, algunas preguntas. 4 —Interrogadme. —Despuése de vuestra par. a a la Judería, ¿no habéis vuelto a ver a la joven que lla masfeis Viola? | Una viva sorpresa se pintó sobre las facciones de Bibí. —No— contestó francamente, pero si os interesáis por esa jo ven, podéis venir a mi casa, y —No tengo nada más que de. ciros sino que he tratado de to_ cil, creyendo casi encontrar la felicidad, y por el contrario, me encuentro con «que sufro inmensamente. Y la vengadora estalló en des consolador llanto y en doloroso. sollozos, que todas las pala. :' bras de ternura de Marcelo nc bastaron a calmar. Después, BiBbi, fué asaltad: por violento acceso de tos ' que espantó al joven oficial. Estab: ya para correr a pedir socorro pero la cortesana, con un ade. mán y una mirada 'indefinible le detuvo. Marcelo la sostuvo entre sus brazos y no pudo me nos de temblar al sentor aquel pobre y débil cuerpo estreme- cerse todo por sacudidas nervio sas. $ > La: tos destrozaba el débil LA B "Es la Botica de | Serente. 325 E. Wáshinaton St. LALALA CASE LESS rd LA CASITA NO. 1 1021 8. Central Avenue diario. xico, $. A., las gastes pagados. -—Haga sus reservaciones en nos pagará por ello. Veanos. as] ó En el Vestíbulo dei Hotel Adams O Llame al teléfono 4-2665 de Noviembre de 1943, el pañuelo a los labios lo re_¡Manfrina, que ha vivido hasta pocos dias en el barrio, podrá informaros. —¿Lo creéis? —Estoy segura. Después, bajando la voz y mientras el rubor' la coloreaba las méjillas, preguntó tímida. mente: : —¿Conocéis personalmente a Viola? s —He comido hoy con ella en casa de un rico hebreo. Bibí se estremeció. —¿Es que Viola'no habita ya en la Judería?— preguntó a su vez. 0 —i Si, allí continua según creo. Pero parece que la joven es una habil bordadora y ha e- jecutado algunas labores para la hija del rico hebreo, y, esta bastante caprichosa y de carác. ter independiente, quiso que la pobre bordadora 'se sentase a su mesa, y a ese capricho de- bo el haber conocido a Viola. Los ojos del joven oficial, al pronunciar estas palabras radia ban de pasión. Bibi lo comprendió y una tris te sonrisa cruzó por sus labios. —Si Viola — dijo,— ha cum plido lo que prometia de niña, debe ser bellísima. —Decid más bien de una be lleza ideal; yo no he visto ja_ másnada más perfecto. Una nube ofuscó la frente de la cortesana. > —Vos no la amáis, verdad? —exclamó inquieta con un ges to de espanto. —¿Sería quizás una culpa que la amase? —Si, porque Viola es una po bre huérfana recogida por carl dad por una hebrea y vos sois un rico señor. —¿Me creéis capaz de sedu. Cirla,Bibí? Las mejillas de la vengadora se inflamaron.. —No— dijo vivamente,— pe. ro podríáis arrojar la intranquí lidad en su corazón, hacerla in. feliz sin quererlo, sin ninguna mala intención.* Marcelo inclinó la cabeza y, se mordió los labios. —Perdonad si os hablo así— exclamó Bibí con singular emo ción, — pero vos me autorizais con. vuestra bondad. Creedme, olvidad a la pobre huérfana q' por un instante ha turbado vues * tra mente. En la sociedad en: que vivís encontraréis jóvenes ;nonfenos bellas, nobles y ricas como vos, que estarán orgullo. sas de conquistár vuesiro Cora. zón. :) Marcelo sufría a pesar suyo la influencia de aquellas pala bras pronunciadas con una dul zura de voz capaz de conmover un corazón de piedra. —Me permitiréis al menos— dijo, — que adquiera alguna noticia acerca dela joven por medio de Mantrina. —Sea— contestó la entreteni_ da con melancolía. Ri OTICA RAMONA más Escrupuloso y Rápido despacho de Recetas. Se surten recetas de todos los médicos, por menos precios. 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