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O A NN A SEMANARIO POPT"_¿ INDEPENDIENTE LA HUERFANA la muchedumbre con tinuaba” aglomerizándose en el 'patio' sobre. la plazoleta de la Una pequeña venta- r piso de una de 1 más obscuras de 1, aparecía un rostro le niña, que pareció un rayo de sol que iluminase el fondo 'sombrio y cenagoso de un patinillo de cuatro palmos de an chura, desde el cual podiase ape nos columbrar un cuadrado de cielo. “Era rubia aquella jovencita, de un rubio brillante, que hacia parecer sus trenzas una espesa madeja de oro, tenía los ojos a- zules, pero de un azul tan obs- curo, que diriase eran negros. La luz blanca de la mañana ha- cía resaltar todavía más su car- nación delicada, transparente como las hojas de una camelia; sus labios parecían un capullo de rosa, y la sonrisa que los abria, enseñando una fila de dientes iguales, estrechos lucien tes, blanquisimos, arojaba un relámpago de luz sobre su ros- tro angélico, de un óvalo purisi- mo, como el rostro de una Vi. rgen de Rafaél. Aquella niña podria contar unos dieciséis años de edad, pe- ro su cuerpo estaba ya en el más completo desarrollo: era al- ta y esbeltisima, y todo su sér era una caricia y una sonrisa. Se llamaba Viola, y sus ami- gas la nombraban la “huérfana del hebreo”, porque su nacimien to había permanecido siempre envuelto en el misterio. Viola sabía que Susana no era su madre, ni el viejo Jacobo su abuelo; pero les queria mucho y se sentia feliz en aquella pobre morada. Creiase hebrea y nabia fre- cuentado la escuela de los he- breos, aprendido sus usos y Cos- tumbres. Susana habiase guar- dado bien de enseñarla aquella medalla que le había quitado del cuello, y habíase valido de todos los medios para inculcar en el corazón de la niña un pro- fundo odio hacia los cristianos. Pero Viola no había nacido para odiar. Aquela mañana Susana y Ja- cobo, como los demás, habían acudido a ver el muerto; Viola por su parte no habia querido se guirles. Ciertos espectáculos no eran de su agrado, le repugna- ban. Después de haber aspirado una bocanada de aire en la ven tana, sonreido a aquel trozo de | cielo que a su vez le sonreia, poneaco en el exterior la jaula de un canario, que empezó en- seguida a cantar, y acariciado una blanca gatita que se estira- ba alargando el cuello sobre el pavimento de la estancia, la jo- ven sentóse delante de un peque fio telar y se puso a trabajar. No pensaba en el muerto de la posada ni paraba mientes en las voces y gritos que llegaban de la otra parte del patio. Parecía que su cabecita se abs traia en su sueño, mientras sus manos adelantaban rápidamen- te la labor. De repente se sobresaltó. Había oido un rumor de pasos en la contigua estancia, y alzan do los ojos vió por la puerta abierta comparecer un joven al- to, desgreñado, e nmangas de ca misa, descalzo, con el rostro pá- lido, enflaquecido, con los sig- nos del vicio más abyecto, de la crápula. A no ser esto, aquel ros tro hubiera sido muy simpático, porque las facciones eran regu- lares, los ojos negros brillantes, la boca guarnecida de dientes es pléndidos por su blancura y re- gularidad. Cuando entró, su frente estaba arrugada; pero a la vista de Vio la sus facciones se iluminaron y una sonrisa abrió sus labios. Perdonad, Viola, si he entrado sin pedir permiso —dijo,— pero buscaba a Jacobo. La joven fijó en el rostro de su visitante sus ojos azules y se renos. —¿No le habéis visto en la po- sada;— exclamó.— Allá ha ido con mamá Susana. ¿Es verdad! que se ha encontrado un hom- bre muerto? El joven hizo un gesto de ra- bia. —:¡¡Si... cuerpo del demonio! —Porque, ya verás... como me lían en eso. —¿A vos, Toto? —Si... escuchadme: he venido un avez la franqueza de exponer en alta voz mis ideas sobre la sociedad, sobre la igualdad de los pueblos y de los ciudadanos, protestar contra el gobierno y la monarquía, y fui encerrado en una prisión situada a más de veinte ipes debajo de tierra. No se me creyó cuando dije que es- taba borracho, se me trató peor que a un perro, y porque me que jé y me revolvi contra los guar- dias, me pusieron una cadena, me apalearon, me dieron a co mer pan enmohecido y a beber agua corrompida. par CNO, TIPS a AA e La Juderia —¡Oh! eso es una inhumani- dad —exclamó Viola, sincera- mente conmovida. —A mi pare- cer, la justicia no tiene derecho de torturar a los que condena. Toto pareció transportado de emoción. —¡Ah! vos.... comprendéis las cosas, Viola, con vos se puede hablar. Figuraos, pues, que pa- deci dos años de cárcel y de tor- mentos, cuando sali tenia tanta hiel en el alma, tanto odio en el corazón, que hubiera matado al primero que se me hubiese pues to delante y me hubiera dicho una palabra brusca. Viola palideció, en tanto que el semblante de Toto se inflama ba y sus ojos despedian chispas y sus puños se apretaban. —-Desde aquel tiempo— aña. dió, —cada vez que ocurre algún riña en la Juderia, o se refugia en ella “algún condenado, o se matan, mi casa es la primera en ser registrada, yo soy siem- pre el primero en ser acusado. ¡Ah! pero os juro, Viola, que no me prenden más, y en caso des- esperado, antes de rendirme, destrozaré. la cabeza a alguno. Viola lanzó un grito y palide- ció hasta el punto de que pare- ció fuera a desmayarse. —¿Os causo miedo, Viola? — Iprosiguió el joven con ardor,— ¿acaso no os parece que tam- bién tengo yo el derecho de re- presalia? ¿Debo dejarme acusar torturar, proseguir, como una fiera peligrosa? Ahora mismo, en este preciso momento, los guardias andan buscándome. —Se os bsuca— dijo afanosa- mente Viola,— ¿y estáis aqui? —He venido a buscar a Jacobo porque él tiene la llave de mi a- costumbrado escondrijo— repu- so. —¿Pero, por qué esconderos siempre, si sois inocente? —ex- elamó Viola, no menos aterrada que sorprendida. —¡Eh! ld a decirselo al dele- gado. Apuesto a que está persua dido de que el forastero que se ha encontrado degollado en la posada es una victima mia; la fatalidad me persigue. Viola no pudo vencer un mo- vimiento de terror. Aun cuando creyera en la inocencia de Toto, el encontrarse a solas con él y escuchar sus palabras le produ- cia inquietud y dolor. Iba a suplicarle que se alejara que se pusiera en salvo, cuando oyóse un rumor de pasos preci. pitados y una mujer entró casi corirendo en la estancia. o mm — ——K— A One Cent Postage Stamp Valued at ¿5 0,000 $50,000 seems a breath-taking price for an old penny postage stamp — canceled, at that! 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A pesar de los años transcurri dos, Susana conservaba la mis- ma frescura de rostro y los ca- bellos negrisimos, la mirada a- rrogante, profunda. Ellahabia sabido por los dia- rios que la nave a cuyo bordo habia partido Florencio, en una violenta tempestad habia ido a, pique, yentre los náufragos sal. vados no leyó el nombre del he- breo, ni se hallaba de la peque- fia y de la nodriza que iban con Susana no lloró; apenas una imperceptible palidez cubrió du rante un segundo sus mejillas. —Mejor muerto que de otra— pensó.— En cuanto a la peque- fia, la odiaba y no me importa recordarlo. Ahora, Viola, es ver- daderamente huérfana, es mia; nadie me la. quitará. Y todo el mpetu de aquella pa sión, que no habia hallado des- ahogo en Florencio, se desenca- denó sobre la hija de éste. Susana adoraba a Viola más que si hubiese sido una madre: era un amor suyo, salvaje, unico celoso. Por Viola habia rehusado to- dos los partidos ofrecidos; por Viola habia olvidado los recuer- dosde la juventud, sus dolores, sus esperanzas. Y cuando la estrechaba entre su seno y le devoraba el rostro de besos, exclamaba con un a- cento que tenia algo extraño: —No es mi hija... y podria ser lo... es sangre de hebreo. Cuando al entrar en la estan- cia en que vivia con Viola vió a Toto junto a la niña, su faz se encendió de cólera y sus ojos lan zaron un reflejo de tigre... y con acento feroz, indignado, grito: —¿Qué hacéis vos aqui duran te mi ausencia; Salid en segui- da. Toto se encogió los hombros. —Quiero antes ver a Jacobo —Está en el portal, idos... y os repito una vez para siempre que no debéis poner pies aqui den- tro. . Toto se mordió los labios, y un relámpago de sangre cruzó sus ojos. Hubiera -querido contes tar; pero su mirada encontró la de Viola, é inclinando la cabeza sobre el pecho salió en silencio. Susana cerró tras el la puerta con Violencia y puso la cadena. Después volvióse a Viola, y fijando en ella una mirada ex- trañamente inquisidora, excla- mó: —¡Por Belcebú! ¿Qué te decia ese bribón? —Me hablaba de los peligros que corria, de la fatalidad que le perseguia —contestó Viola ligeramente turbada. Susana sentóse al lado de la niña y artayéndola hacia si la besó en las mejillas; pero no con toda aquella vehemencia que solia poner al prodigarle sus caricias. 1 cente —añadió.— Tú no sab es el perverso na- tuarl que tiene ese hombre. —Podruis acusarlo injustamen te. —balbuceó Viola. No habia contemplado la fra se y se arrepintió de haberla for- mulado. El efecto producido en la hebrea fué rápido y violento: ty mira... —Y tu le has creido, pobre ino, ¡sus mejillas se pusieron todavia más encendidas; un temblor ner |vioso agitó su cuerpo y con voz más que de ira y desdén, de an- sia y dolor, exclamó: —¿Lo defiendes, Viola? idefiendes a ese miserable cris- tiano? —¿Y es esa su mayor culpa? —dijo con franqueza y sin bajar los ojos radiantes de candor. — ¿Acaso es para ti un delito el ser cristiano.? —O/dio a los cristianos —mur- ¿muró le hebrea con voz sorda y pálida como un cadáver,—por- que me ha nhecho mucho daño.. si tú un dia hubieses de amar a un cristiano, yo, que tanto te amo, que no vivo más que por ti... te despedazaria con estas manos... Dos gruesas lágrimas brilla- ron como diamante en los ojos de Viola, y echando sus brazos al cuello de la hebrea dijo: —¡Oh, mamá... yo no amo ni amaré más que a ti. —Prométeme, Viola, que si To to entrase otra vez aqui, en mi ausencia, tú le arrojarias.. —Te lo prometo, mamá: aun- que ninguna queja tenga de él. Susana rechinó los dientes. —Es un bribón, te lo repito, un bribón del cual es menester guardarse... si en mi mano es- tuviese, en vez de ocultarle, hu- biérale ya en manos de la poli. cia. Toto reune la imprudencia a lo scrimenes, y por mi nombre que. su madre ha de avergon- zarse de haber dado la vida a un monstruo semejante... Viola comprendió que no era el momento oportuno de tomar la defensa del joven cristiano. Además, Toto inspiraba a la ni- ña un sentimiento de indefini- lble terror, por' lo cual trató de mudar de conversación. —¿Has visto al muerto mamá? —Si, y has hecho bien en no haber venido, era un espectácu- lo que daba frio. —¿Es verdad que lo han de- gollado? —Si... y existe la persuasión del delito porque ha desapareci- do una pequeña maleta que I- nés ha confesado haber visto en manos del desconocido cuando llegó a la posada. —¿Y no saben quien sea? —No.. Ccomparecia de vez en cuando en El Diluvio, pasaba pal una o dos, noches y desapa- recia sin dejar huellas, sin sa- ber dónde se fuese a parar. No ,¡hadia liga con nadie y le Ma- maban el “zingaro.” —Pobre infeliz— murmuró Viola estremeciendose. —¡Oh, es más feliz todavia el compañero que llevaba consigo! —¿Un compañero; —Si, un mudo, que al princi- pio no. se sabia si era una bes- tia o una criatura humana: no ha sido posible arrancarle una sola palabra... no hacia más que aullar y fueron precisos cuatro guardias para separale del muer to que tenia abrazado y no que- ria soltar. Viola estaba tan conmovida q' Susana interrumpió su relato, di ciendo casi- bfuscame.nte: —Basta; ¿qué nos importa a nosotros de éllos? El muerto es- tá muerto; al múdo alguien lo re cogerá y la posada estará cerra- da algunos dias: la Ballena a es | ¿Quiere Usted Verdaderos Antojitos Mexicanos? Sociedad Fraternal para sus niños. : Teléfono: 3-2304 lianza expide pólizas de seguro para toda la familia a precios muy cómodos. Además se imparte protección a los so- , cios. 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II Hacia el centro de a Via Ca- vour admirase un suntuoso pa- lacio de aquitectura moderna, con amplias escaleras de már- mol, flanqueadas por columnas y avaloradas por bajorelieves. El interior del palacio es una maravilla de riqueza y elegan- Icia. E nel año de 1860, este pa- ¡lacio era de pertenencia de un marqués, que ostentaba una an tigua nobleza y grandes rique- zas. Pero las riquezas habian "desaparecido poco a poco, lo no- bueza no bastaba ya a saciar al marqués, por lo que en 1875 el soberbio palacio habia posado a ¡manos de un nuevo propietario, el barón Armando Viser, que de cian milolnario, viudo y padre de una única hija, que en un año habia adquirido gran nom- lbradia y celebridad en el mundo elegante florentino, tanto por su admirable belleza cuanto por la excentricidad de su carácter, y por la indiferencia con que aco- gia los homenajes de sus nume- rosos adoradores, y el desprecio con que habia rehusado todos los brillantisimos partidos que se le habian ofrecido. Luciana era todavia una niña por la edad, pero una mujer por el desarrollo de su persona, en su mirada, en su sonrisa. Tenia el continente de una rei na, los cabellos de un negro de ébano, naturalmente ondulados los ojos grandes y azules, que despedian relámpagos a través Viernes 6 de Agosto de 1948. de sus pestañas de terciopelo; sus carnes eran de una blancura incomparable; su boca admira- blementemodelada, los dientes deslumbradores, y su conjunto fascinaba imperiosamente. La educación de Luciana era completa; poseia nociones de historia, de geografia y literatu- ra bastanets para tomar parte en cualquier conversación y des- empeñar un buen papel; cono- cia diversas lenguas, tenia gran gusto musical, pintaba a maravi lla, y quien la viera galopear en una caceria, superando valero- samente todos los obstáculos que encontraba en su camino, hubiérala juzgado una valero. sisima amazona. Deciase que el barón Armando Viser adoraba a su hija, andaba loco por ella, satisfacia sus más minimos caprichos. Luciana no hablaba nunca de su madre,.que el barón habia di cho haber muerto al darla a luz; pero tenia gran afecto a su no- driza, que no la habia abando- nado jamás y que por su parte hubiérase dejado hacer pedazos por la niña, a la que habia cria. ES y amaba como hija. Continuará la semana entrante GEORGE FRYE Candidato Demócrata para .. SUPERVISOR del Condado Distrito No. 1 EPR 0 TEE TICA Alegren su Casa con Linolio de Cuadritos . 633 East Jefferson St. Gerente. V. 325 E. Wáshington St. Phoenix, A Colores y a Precios Cómodos Par alas Señoritas ó Señoras: Bluzas y Faldas Bailarinas a precios cómcdos y bajos Tenemos Implementos para el Jardín WARES VARIETY STORE Phoenix, Arizona Y LA BOTICA RAMONA "Es la Botica de los Mexicanos” | El más Eserupuloso y Rápido despacho de Recetas. 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