El Sol Newspaper, May 28, 1943, Page 2

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Página 2 BISEMANARIO P' 14007, NTATR Viernes, 28 de Mayo de 1943 OPULAR INDEPENDIENTE EL SOL SPANISH PAN-AMERICAN SEMI-WEEKLY NEWSPAPER 4 Published every Tuesday and Friday by J. C, Franco Entered as second class matter March 20, 1940 at the Post Office Phoenix, Arizona under the' Act of March 3, 1879 No nos hacemos responsables de las ideas emitidas por nuestros colaboradores. Para precio de anuncio iríjanse a las oficinas si- tuadas en 62 - S. 3rd. St. Teléfono 3-4948. Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subscrip tor desée que se cambie el envio del periódico a otra dirección, de- berá notificarlo y acompañar la suma de died centavos. Cuando la falta de elemento humano impida la publicación isemanal de este periódico saldrá una vez por semana, , SUBSCRIPTION RATES Per Year $3.50 Six Months $200 Three Months $1.25 Al] out-of-town subscriptions must be paid in advance for at least a period of six months, do » Al payments must be made to the Editor Address P. O, Box 2161 Phoenix, Arizona LOS AGRESORES ATERRORIZADOS - “Como en la trama de la: existencia la mayor trazedia no excluye aspectos de comicidad y caricatura, así n> pavorosa ocasión de la guerra mundial que ha desatado huracanes de miseria y muerte sobre tantos países, ha lle- gado el momento en que se repita la eterna frasa del algua- “ cil alguacilado, la risible historieta de que Hitler y Musso- lini, después de gesticular funambulescamente como amos ' y señores del mundo, hoy — después de Túnez ose replie- gan atemorizados a su fortaleza doméstica, pidiéndose recí- procamente ánimos y auxlio para hacer frente a la avalan- cha que saben se les aproxima. : Túnez, en lo material ha significado la destrucción de un ejército blindado muy poderoso, compuesto de los me- jores elementos de ambas naciones totalitarias; ha envuel- to ¡a desaparición del prestigio de aquel mariscal Rómmel que en un tiempo concentró la atención universal; y ha trai do para Alemania, Italia y Japón, el final de sus esperan- zas e llegar a arse la mano por sobre el Canal de Suez. También significa la tremenda derrota de Túnez, la impo- tencia absoluta del Nazifascismo para seguir amenazando desde la costa africana al Brasil o a cualquier otra localidad eh que hubiera probalidades de invasión fácil en América. Es decir, que las consecuencias materiales de Túnez son gravísimas para el Eje. Pero hay todavía un contenido mas amargo para los apóstoles del “nuevo orden”, en lo de Tú- nez. Y es la posibilidad que se abre para que el Reich que- de cogido entre el famoso juego de “pinzas”, que tanto ha puesto en moda, al ser atacado a la vez por los angloame- ricanos al occidente y los-rusos al oriente. Este temor, au- gurio de la derrota final, es el que ha dado ya un mazazo a la moral alemana, moral basada en la violencia, en el cul- to a la fuerza por sí misma, y por consiguiente, moral que se derrumba al encontrarse con una. fuerza superior. ———— Mayo de 1943 es, por fin, el esperado «tiempo en que la guerra ha dado un sesgo completo en otra dirección. Has- ta ayer, todo fué o siniestras realidades o crueles incerti- dumbres. Todavía, en vísperas de Túnez y de la Conferen- cia Roosevelt-Churchill, que se ha verificado en Wáshing- ton, hubo trompetas de la bufonería internacional que, en último' ésfuerzo de ayudar al hitlerismo, pregonaban que la guerra habría de ser muy larga, y que lo mejor sería una transacción en que se dejara al Nazifachismo devorar tran quilamente lo que ha conquistado en el mundo. - ——Hoy unas semanas después del discurso de Franco, pa- cifista cuando la paz puede significar provecho para sus amos Hitler y Mussolini, es imposible que se repitan sus frases sin provocar risa. Ya el mundo sabe que los impe- rios nazifachistas no son invencibles ni invulnerables; y so- bre todo, sabe que habrán de derrumbarse tan rápidamen- | te como se han improvisado, pues no hay en el interior de ellós ni la solidez de una doctrina sana ni la certidumbre de una convicción. Esos imperios que ha formado como fan tasmagorías la traición y la sorpresa, no podrán resistir al doble poder destructor de los enemigos externos que lle- van lá superioridad de su moral democrática y de sus arma- mientos, y la explosión que harán bien pronto dentro mis- mo de la Europa sojuzgada los pueblos exasperados por tres años de exterminio, oprobio y saqueo. La perspectiva ha virado en redondo para la humanidad. Hoy, más que nunca, esforcémonos por contribuir a la construcción de un mundo nuevo estructurado en la justicia y la igualdad. La Dramática.” Rendición De cado es el general Buelovius, el de grado más alto. Hay centenares' de coroneles y mayores del Cuerpo Africano y de los cuerpos selectos, tales co- mo el “Herman Goering” y el| “Barenthin” o sea lo más gra- ¡11.40 de la mañana, ecsn mi general por la radio del | cuartel general alemán, le infor- | derson, Los Nazis : CON EL EJERCITO NORTE- AMERICANO EN TUNEZ, ma- yo 15.—“Esto pone fin a las o- peraciones del Segundo Cuerpo “norteamericano de ejército en Noráfrica,” declaró hoy el ma- yor. general Omar N. Bradley mientras los otrora invencibles alemanes se rendían a los esta- dounidenses en grandes cantida- des, algunos de ellos sintiéndo- se' aún orgullosos y engallados, en tanto que: otros derramaban lágrimas. ger política Roosevelt-Church- chill de lograr la “rendición in- condicional” del Eje, está siendo llevada a la práctica, y fué una píldora amarga de tragar para los nazis y sus aliados, los ita- lianos. , En total, los norteamericanos hicieron 25,000 prisioneros, inclu sive seis generales, en el :sec- tor septentrional del frente tu- necino. El prisionero más desta- nado del militarismo prusiano. Los prisioneros llegaban ayer por cientos y miles a las líneas | norteamericanas, y eran llevados a un amplio toril de un campo tunecino de trigo, a fin de ser contados y alimentados antes de que se les traslade a otros lu- gares como prisioneros de una guerra a la que no volverían. COMO FUE LA RENDICION El fin para los más de los sol- dados enemigos ocurrió ayer, cuando la primera división blin- dada norteamericana, después de dos días de combates, atrapó a 15,000 tanquistas y soldados ale manes de infantería en los alre- dedores del Monte el Faoar, en la península al oriente de Biser- ta. He aquí cómo se hizo la ren- dición: A la tienda de campaña de un general norteamericano llegó un elegante oficial alemán de estado mayor preguntando: ¿Cuáles son sus condiciones para la rendi- ción?” La contestación, dada por con ducto de un interprete, fué: “Mis términos son la rendi- ción incondicional, que no se sa- botee el equipo alemán y que no se hagan intentos de evacuar por mar. Mataremos a quienes traten de salir.” E Un coronel acompañó “al oficial alemán hasta sus líneas y ante el mayor general Fritz Krause, oficial de. artillería, comandante del sector en el que operaban los norteamericanos, para hacer saber las condiciones de rendi- ción. “Cuando llegamos al Cuartel Gral. Krause supo los términos de la rendición incondicional y le in- diqué que si las aceptaba cóntaba con 20 minutos para empacar sus cosas y despejar su cuartel gen +0] E “Convino desde luego y a las al hablar mé de la rendición. Dictó la or- den: para que cesara el fuego de los soldados norteamericanos a sus órdenes, volvió a sintonizar en la misma frecuencia y después me preguntó: “¿Qué ocurre con el individuo en la extremidad septentrional?” - refiriéndose al mayor general Willibald Boro- wietz, romandante de la décima- quinta división blindada. BOROWIETZ NO PUDO CONTENER EL LLANTO La preocupación respeto a Bo- rowietz, duró poco, pues éste comandante se presentó volunta- riamente en la tienda lel gene- ral, poco después de que Krause llegó a ella, y se rindió. por sí y en nombre de los ensangrentados y aporreados hombres a sus ór- denes. Borowietz lloró cuando se rin- dió a la división norteamerica- na. “Soy un general sin mando, de verdad—dijo—. He visto mi divi- sión dividida en dos y a mis cuer pos blindados aniquilados. No tengo cuerpos blindados ni arti- llería mi siquiera un granadero.” Mientras estuvo en el puesto alemán de mando, el coronel nor teamericano se haliaba bajo el » e 2 | fuego de sus propios cañones. Hi zo el viaje al través de la Tie- rra de Nadie en un pequeño con- voy formado por dos “jeeps” y un medio camión de radio, y se negó a permitir que se pusieran | banderas blancas en los vehícu- los, porque no habría tregua. Declaró que a su regreso vió que algunos soldados alemanes incendiaban sus camiones y “le dije a Krause que si no los de- tenía ordenariamos a nuestros soldados que disparasen sobre ellos,” y agregó: “Cuando Krause ordenó al ofi- cial encargado que dejase de in cendiar los camiones, este ofi- cial preguntó: “¿Por qué hemos ¡de dar a esos malditos norteame ricanos todo este equipo” y Kra se se dirigió a mí: — Yo me hallaba en el fondo y el oficial no me había visto. Cuando aquel vió a un oficial norteamerica- no en el “jeep,” se calló y dijo a sus hombres que obedeciesen la orden de Krause.” Añadió el coronel que Krause parecía sorprendido por la canti- dad de equipo con que contaban los norteamericanos, e hizo co- mentarios a ese particular. FELICITACIONES AL GENERAL BRADLEY El general Bradley, comandan te del Segundo Cuerpo de ejér- cito norteamericano, recibió hoy las felicitaciones del general sir Harold L. Alexander y del te- niente general Kenneth A. A. An comandante del Primer Ejército británico. Alexander, comandante de las fuerzas terrestres, dice en sumen saje: “Bien hecho, en verdad. Yo y todo el Décimooctavo Cuerpo de Ejército estamos complacidos por su maravilloso triunfo en el norte, que culminó con la cap- tura de Biserta. Su Cuerpo des- empeñó el papel principal en esta | gran victoria, y deseo manifestar a usted y a cada uno de los ofi- ciales a sus Órdenes, mi gratitud y agradecimiento.” Las operaciones de limpia que- daron prácticamente liquidadas hoy, y en un mensaje dirigido a cein alemanes que sé hallaban aún en la Bahía del Monte Ach- kel, el general Von Vaerst dice: “El Quinto Ejército blindado se ha rendido. Ustedes tienen que hacer lo mismo.” Los más de los alemanes que se rindieron, se mostraban alti- vos, como siempre, en su derro- ta; pero unoo cuantos lloraban. ¡ senge, Uno de ellos, tal vez un ines | que fué llevado, contestó a la se-| servicio militar, contestó a la se-| ñal de la “V” que le hizo un soldado norteamericano. Los ale- | manes fueron trasladados hasta | el corral en los, camiones norte- | americanos, la mayor parte de| ellos bajo guardia nominal, des. | pués de haber sido desarmados OTROS PELEARON HASTA AGOTAR SUS CARTUCHOS En otros sectores no se dió una orden general de rendición, y los! cuerpos alemanes combatieron | hasta que se les agotaron las mu | niciones. Después se retiraron pa ra ponerse fuera del alcance del fuego de la artillería, en tanto que sus jefes, bajo banderas de tregua, iban a entregarse. Algunos prisioneros achacan su caída al hecho de que fueron cor- tadas líneas de abastecimiento aé- reas y martítimas del Eje, y de- clararon que se les ordenó que combatiesen mientras pudieran, para demgrar el ataque de los aliados sobre Europa. Uno decla- ró que tenía la seguridad de que Alemania estaba tan polerosa- mente fortificada, que alia- dos jamás podrían apoderarse de ella, aún en caso de que irrum- piesen en Europa, cosa que du- daba. Para las 6 de la tarde, habia en el corral ocho mil trescientos treinta y un' prisioneros, inclusi-| ve doscientos oficiales italianos y de éstos es el mayor general Bas- | comandante de la fuerza aérea alemana en el sector de| Biserta. Grandes reflectores iluminan el | enorme e improvisado campamen to de prisioneros, rudeado3 por alambradas de púas, en tanto que siguen llegando, por centenares, más cautivos alemanes. AMABILIDAD LOS PRISIONEROS En general, los victoriosos nor teamericanos se muestran ama- bles hacia los alemanes, y se apar | tan de su camino para otrecer- | les cigarrillos y dulces. No obs-| tante, algunos soldados nie- | gan a tener contacto con elloz. Recuerdan a sus muertos en ba- talla, durante la campaña inicia- da hace seis meses y especialmen te la amarga derrota padecida | en el Paso de Faid y en Sidi Bou Sid, a mediados de febrero, de- rrota infligida a estos mismos! cuerpos blindados norteamerica- nos, que ahora han obligado a los ¡ alemanes a rendirse. lo: La reacción de los soldados nor teamericanos fué resumida por el | mayor Thomas O. Rooney y el te- | nignte coronel William Brown, de la manera siguiente: “Muchos de nuestros muchachos recibieron una terrible paliza | en el Paso de Faid y en Kasser ine, como usted sabe dijo Rooney—. Somos humanos, y €s- tán complacidísimos de ponerse a mano, lo mismo que yo.” “Cuando estos camiones llenos de prisioneros pasan al: lado de nuestros muchachos, éstos gritan a los alemanes: “Acuérdense de Sidi Bou Zid, tales por cuales. Los alemanes no abandonaron la lucha porque se les agotaran las municiones, la abandonaron por que nosotros no estábamos dis- puestos a abandonarla. IMPOSIBLE CALCULAR EN BOTIN DE GUERRA No es posible hacer aún un cál- culo - respecto al botín militar; pero éste es' enorme, represen- ta la captura más grande que ha | hecho hasta ahora cualquier cuer po norteamericano por'“lo que se refiere a personal” y equipo,” di- jo un oficial de estado mayor, quien agregó que el problema más grande de los norteamerica nos estriba ahora en alimentar y alojar a los prisioneros. Un coronel alemán hizo notar que “esta es una guerra de. ca- balleros, y los alemanes lucharon | como deportistas.” I Poco después de la rendición] incondicional, un oficial alemán | de estado mayor y el mayor Cli-1| ford Curtis, recorrieron el frente en un “jeep” dotado de radio, y que llevaba la bandera de tregua, con el fin de informar a los en donde podrá usted vestir mas economicamente Somos vecinos de EL SOL — 58 S. 3rd. St. — Phoenix, Ariz. Limpijamos y Planchamos Ropa — Se Habla Español | baja estatura y robusto, y quien | | su uniforme de gala para acep- l rante todo el día y la noche de ' constituyeron uno de los princi- | ¡ba puesto en su carro alemán | ¡no y a su jefe de Estado Mayor, | | sollozando. ¿Desea Ud. Vestir Elegantemente? Ocurra Al h ROYAL BARGAIN STORE cuerpos norteamericanos y alema nes aislados. El general norteamericano, de se parece que lleva al general Grant, sólo | bigote muy recortado en vez de barba, recorría a gran| des pasos su tienda de campaña | el domingo pasado, en tanto que bozaba la acción que presedió | a la rendición. Se había puesto | tar la rendición de-los alemanes, | después de dirigir personalmente a las fuerzas de tanques que par | ticiparon en la batalla iniciada al | amanecer, l “Los dividimos en dos—dijo— y los castigamos terriblemente Nos dieron mucho que hacer du- ayer, pero esta mañana, nuestra | columna que se dirigió hacia el| noreste desde Ferryvilie, se volvió | y se unió a la: columna que habia | doblado al oriente rumbo a la costa. Los habíamos dominado. | Dije a mis soldados que avanza- | ran hacia la costa y frustraran | cualquier tentativa de evacua- ción.” Por la tarde, el general Brad-| ley, cuya astucia y buen juicio pales factores de la victoria, vi-| sitó al general para felicitarle. | El alto general Bradley, tan bon- | dadoso como sú maestro de es-| cuela favorito, y uno de los me- jores tiradores «con rifle del ejér cito, saludó a los generales ale-| manes y éstos lo saludaron. “Les dije que'si trataban de| escapar los mataría, manifestó el comandante a Bradley. “Sólo un grupo alemán trató de hacerlo. | Ordené que fuese atacando nue-; vamente por la artillería, según | mis mejores informes fué destrui |! do. | “No importaba que se rindie- ¡ ran. Los teníamos livididos y don- de queríamos, y de cualquier ma| nera teníamos el dominio sobre | ellos.” Bradley sonrió. Veinticinco me | tros más allá aguardando impa- | cientemente, el general Borowie- | tz miraba sorprendido a dos ge- nerales norteamericanos que bro meaban y luego ordenó a su cho- fer, de mala gana, que quitara el emblema de la Cruz Roja, he- cho en tela, que sagazmente ha- de exploración en que atravesó | las líneas para rendirse. | Los soldados norteamericanos que estaban en la cercanía vieron | el emblema de la Cruz Roja, lue | go el general alemán y él rieron | estrepitosamente. Un capellán * católico, niente coronel Edward R. fungió como intérprete Borowietz se rindió. El coronel Martin acaba de celebrar una mi sa cuando el alemán y sus ayu| dantes aparecieron y manifesta- ron: “Estamos presentess.” * “Golpearon sus talones y salu- | daron al general norteamerica- el te- Martin, | cuando | y éstos contestaron el saludo-Bo- | rowietz estaba desconsolado y| lloraba mientras decía que era un | general sin mando, al que no le| quedaba ni un tanque, ni una sola granada. DABA LASTIMA VER AL SOLLOZANTE BOROWIETZ “Daba lástima ver a este nom- bre, que no se preocupaba más que por la guerra, deprimido y Había dado órdenes SE NECESITA UN / BARBERO! Se qiórs qua: 1 cencia, se le puede rentar la barbería o trabajar al por cien- según arreglos convencio- Hay cuarto para dor- la misma barbería. jánse a Steven López Muñoz, Chandler, Arizona, o to, nales, escríbanle al P. O. Box. 541... HOTEL PARIS 226 E. Jefferson S$. Telefono 3-4304 Comidas a la española Cuartos bien ventilados y calzar a toda su familia ¡en la guerra eran volados en peda. | sus casas y a la libertad. de q? se sostuvieran a fin de q' los demás pudieran escapar y cuan- do esto había terminado, se con- virtió en un general sin ejército, “Pero me preguntó si él y el| resto de su mando pensaron algu- | na vez en los soldados norteame | ricanos que fueron muertos con | las bombas contra personal e!| mes pasado, después de que los| nazis fueron derrotados en el Pa| so de Faid. En un oasis del piz Lessourda, cerca de Faid, deja: ron 600. trampas bobas para se gar idas inocentes mucho des- | “pués de que ellos habían salido | ¡de la zona y no corrían ya ningún | peligro. | “Vi cómo nuestros soldados aun árabes que no participabar z0S . . . y ahora estos hombre: quieren granjearse la simpatía.” “Hemos enterado a nuestros | muertos. Ahora iremos a las coli- nas y enterraremos a los muertos abandonados por los alemanes,” | dijo. Durante.el día, los caminos que | conducían hacia el frente estaban congestionados con una colúmna doble: alemanes que se dirigían al cautiverio y refugiados france- ses que volvían de las colinas a UN PROBLEMA PARA LOS GUARDIAS A Je> enardias norteamericanos se les presentó un verdadero pro blema por lo que*toca a la vigi- lancia de la llegada de los pri- sioneros al campamento. | “Probablemente los hemos es-| tado tratando demasiado bien”, | dijo el teniente Donald Steel, ofi| cial de un cuerpo de destructo- | res de tanques que desempeña una comisión especial al lado del capitán Michal Paulick: “Nuestros hombres les están dando cons- tantemente agua y cigarrill Los prisioneros están sorprendi- dos. Habían esperado un trato más duro, y algunos de ellos has ta creían que iban a ser fusila- dos.” Los italianos insisten en que se les lleve a campamentos distin tos de los alemanes, agregó Steele. “Un soldado alemán arrojó su cinturón, que contenía 2,000 fran cos, a un norteamericano; creo que se imaginó que no lo necesi- taría”, dijo el teniente. Un sargento de los encargados del rancho, que fué quien dió de comer a los oficiales alemanes después de la rendición, declaró: “Eran tantos los alemanes dando de comer a todo el ejército ale- mán. Se rendían con mayor ra- pidez que aquella con la cual no sotros podíamos prepararles la co ¡ nombre MEXICO BAJO EL CONCEPTO DE LOS NAZIS LANZAN ULTRAJES CONTRA LA REPUBLICA A LA CUAL QUISIERAN CONQUISTAR Por Rudolf Fuerth El artículo que insertamos a ontinuación fue difundido el 30 e marzo en el curso de una emi n del Movimiento “Alemania Libre” en Radio Nacional. Los hitleristas, han tratado re- petidas veces de manifesterse co mo amigos de México. Pero no es tra cosa que una de sus nume sas maniobras de engam. Los nazis mienten: Ni son ni fueron ni serán nunca amigos de Méxi- co. Al contrario: los fascistas ale manes odian a México. Desprecian al pueblo mexicano. El Goebbels, ta doctor ministro | de Propaganda de Hitler, envió a México hace algunos años a uno de sus agentes, llamado Col- lin Ross. Este escritor nazi in- formo sobre su viaje a México en su libro “El Balcán de Amé- rica”. Ya el título del libro es un ultraje a México, pues con el de Balcán el hitleriano Ross quiere significar “desor- den, caos, falta de: cultura.” Pe- ro todavía contiene este “libro o- tras insolencias qle revelan la ver dadera “estimación” que los na- zis sienten por México. Para Ross, el agente nazi, “no existe una nación mexicana.” Este es- critor nazi escribe textualmente CEN n mida. Les dimos carne fresca, pa tatas, espinacas, pan, mantequi- lla, mermelada, café, y duraz- nos enlatados en almibar.” El propio sargento manifestó que los prisioneros le indicaron que la comida de los morteame- ricanos es mejor que la que ellos tenían y también se sorprendie- ron de lo bien construídas que están las cocinas de campaña que Recuerdos Con Flores MILLIE?S 706 N. Central OPEN Weekly till 7:30 Sundaya till 3:00 2 MORTENSEN and KINGSLEY La Agencia de Funerales preferida de los Mexl- canos. Se habla espanol y se sirve con respeto y | actividad. Contamos con magnifica ambulanca para el transporte de enfermos. Llame al telefono 4-3119 1020 W. Washington St. Phoenix, Arizona 7th Avenue Auto Parts 12 AL N. 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