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PAGINA CUATRO “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE Viernes 2 de Marzo de 1962 Como Salvo don Emilio Madero a Pancho Villa En ocasión del reciente y lamentable fallecimiento del ameritado revolucionario, di- visionario don Emilio Madero, voy a referir el relato que es- cuché de sus labios, sobre su oportuna intervención cerca del general Victoriano Huerta para salvarle la vida al gene- ral Villa. INDICACIONES UTILES A UD. PARA EVITAR ACCIDENTES Una vestimenta inadecuada puede originar accidentes du- rante las tareas domésticas. Collares largos y pulseras es- tán de más en la cocina, pues muchas veces debido a un mo- te cuyo contenido se vuelca sobre la persona que trabaja, accidentes. * Las instalaciones eléctricas suelen volverse peligrosas pa- ra las amas de casa. ¡Jamás se debe tocar una llave de la luz, un cable, un enchufe o cualquier otro aparato eléc- trico con las manos mojadas! > * Al planchar debe tenerse cuidado de que el cordón no se pegue a la plancha calien- te y se queme. Cuando se de- »|see cortar la corriente de la * Al manejar la máquina la- vadora debe recordarse que los lazos sueltos de los delan- tales, el cabello largo y suel- to, y los collares largos ya han ocasionado numerosos accidentes. * La indumentaria ideal del ama de casa es un vestido la- vable de mangas cortas con una falda ni demasiado an- gosta ni demasiado amplia, que permita dar pasos un po- co largos. Los cabellos deben cubrirse y sostenerse ordena- damente por un pañuelo bien atado. En esta forma quedan protegidos del polvo y el olor a comida y se podrán evitar o — Noticias de Cine ..... (Viene de la página 3) pular teatro de revistas, ac- tuando y cantando.... Ha con- servado esta artista milagro- samente su figura... a pesar de que ella ya es una “gla- morosa” abuelita, pues sus hi- jos ya casados, le dieron unos hermosos nietecitos.... ha con- servado ese encanto personal que la había hecho triunfar... sigue cantando bonito y no ha olvidado el salero y la gracia para caerle bien al respetable. CASA LLENA DE MAGNIFICOS MUEBLES Reposesionados. Balance que se debe, solamente: $594.00. Incluye: Televisión, Piano, Es- tufa, Refrigerador, Máquina de Lavar y Secadora, Juego de Recámara Silver Mink. So- fá y Sillón Lord Gilbert. Jue- go de Recámara con camas gemelas. Juego de Antecome- dor en tono bronceado, Mesi- tas escalonadas, Mesitas para coctel, Lámparas de mesa de tamaño grande, Alfombra con base, Congelador (deep fre- eze. Costó todo: $1980.00. 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No obstruirán el camino cuando alguien pase apurado y se evi- tará cualquier accidente. * Los pequeños tapetitos a veces patinan sobre el piso ericerado; para evitarlo bas- tará coser triángulos de hule espuma en las cuatro esqui- nas. * Caídas, quemaduras e in- cendios se pueden evitar a menudo, si las habitaciones, escaleras y pasillos están ilu- minados suficientemente. Hay que cuidar que las habitacio- nes tengan suficientes enchu- fes y que sean colocados de manera que no haga falta po- ner largos cordones de exten- sión, que pueden dificultar el paso. * Los fuegos abiertos de una chimenea son —desde el pun- to de vista de la prevención de accidentes— otro factor peligroso. Una pantalla hecha de malla metálica deberá cu- brir toda la abertura, de que alguna chispa salte sobre la chimenea. Evita que alguna chispa salte sobre una alfom- bra o un mueble cercano. <+ INVITACIONES PARA MATRIMONIO Y BAUTIZO, A PRECIO BAJO, SOLO EN: El e 62 al Sur ee la Calle Tercera La versión del general Ma- dero coincide con la que es- cuché de labios del propio ge- neral Francisco Villa, en la ciudad de Chihuahua, en el año de 1914, uno de tantos días en que el señor Carranza lo invitaba a su mesa, en su alojamiento, en La Quinta Ga- meros, siendo testigos varios militares que aún viven, entre ellos los generales Jacinto B. Treviño, Alfredo Breceda, y Gustavo y - Alberto Salinas, miembros que éramos del Es- tado Mayor del Primer Jefe. El general Villa acababa de arribar a la capital de aquel Estado, victorioso de la bri- llante campaña contra el ejér- cito federal que culminó con la captura de la importante y estratégica plaza fuerte de Torreón, ocurrido el 2 de abril del mismo año, cuyo hecho de armas marcó el colapso mili- tar del régimen usurpador del general Huerta. Este relato figura en el To- mo I, de mi Obra Histórica sobre la Revolución Constitu- cionalista: Jefe de una briga- da: de caballería que Villa ha- bía organizado para batir a los orozquistas, iba siempre a la vanguardia de la columna que mandaba el general Vic- toriano Huerta, habiéndole quitado a los rebeldes una ye- gua de pura sangre, propie- dad del señor Marcos Russek. Este solicitó del general Huer- ta la devolución del animal, y Huerta mandó un ayudante a recogerla, pero Villa. se negó a entregarla, Huesta mandó orden escrita, ratificando la verbal, negándose Villa, nue- vamente, a obedecerla. En- tonces Huerta dispuso la a- prehensión de Villa y su fusi- lamiento por insubordinado. Al enterarse el general Ma- dero fué a entrevistar al ge- neral Huerta para suplicarle se suspendiera la ejecución, cuado Villa ya estaba en el cuadro. Después de una larga discusión con Huerta —dice don Emilio— consiguió que se suspendiera el fusilamien- to, habiendo también interve- nido en favor de Villa los ge- nerales Guillermo Rubio Na- varrete y Antonio Rábago. Villa fué conducido a México ¡Para que se le juzgara. En el relato al señor Carranza, Vi- lla hacía hincapié en que, ciertamente, había llorado en el momento que se le forma- ba el cuadro: “Sí es cierto, si- ñor, sí es cierto que yo llo- raba, pero lloraba de cólera porque iban a matar a un hombre honrado; porque los federales no me querían, Je- fe, me tenían mucha envidia. Figúrese usted, que cuando el siñor Madero me ascendió a “General Honorario”, me lla- mó el general Huerta al Cuar- tel General para comunicar- me oficialmente mi ascenso, donde estaba toda la plaza mayor de la División. El ge- neral Huerta me- hizo saber el acuerdo del siñor Presiden- |, te y me dió un abrazo. Des- pués pasaron todos los pre- sentes, que me felicitaban de compromiso, pues ninguno me abrazaba y se iban cerca de mí codeándose en tono de bur- la por mi grado “honorario”. El único que me felicitó con sinceridad fué el general Rá- bago, que me abrazó cariño- samente. No me querían esos siñores....”. El proceso que se le siguió al general Villa en la ciudad de México, fué por los delitos de insubordinación, desobe- diencia y robo, que reconocía como base el siguiente tele- grama que dirigió el general Huerta al Presidente Madero, desde Jiménez, Chih., el día 4 de junio de 1912: “En estos momentos parte el tren lle- vando, con el carácter de pro- cesado, debidamente escolta- do, hasta la capital al general Villa. El motivo que he teni- do para mandarlo con el ca- rácter de preso a disposición del Ministerio de la Guerra, es el hecho de haber cometido faltas graves en la División a mi mando, como son, apo- derarse sin derecho alguno de bienes ajenos, y, además, hay la circunstancia de que al or- denarle yo la devolución a sus dueños de caballos y algunas otras cosas, vino a su Cuartel General y armó a toda la fuerza de su mando, advir- tiendo a sus soldados que es- tuvieran preparados para de- sobedecer las Órdenes de mar- cha hacia Santa Rosalía. La División estaba lista para marchar a las 5 a. m., y por una desobediencia de Villa, aún se halla aquí tomando rancho y lista para empren- der la marcha dentro de una hora. Los 300 hombres de Vi- lla los he desarmado y han ido a engrosár las filas de los diversos cuerpos de la Divi- sión, con la 'orden de que to- do aquel que'rhanifieste des- agrado por la determinación del Cuartel General, sea pa- sado por las armas en el ac- to. A Villa le he perdonado la vida estando dentro del cuadro que debía ejecutarlo, por razón de haberme supli- cado que lo oyera antes de ser pasado por las armas, de cuya entrevista resultó que yo resolviera abrir una averigua- ción poniéndolo*a disposición de la Secretaría de Guerra. Personalmente estimo a Villa y es un hombre sumamente útil; pero como General en Jefe de la División a mi man- do, creo que es un hombre peligroso a la División que a cada paso tiende a relajar la disciplina, cosa que es alta- mente perjudicial a la Divi- sión. A V, HUER- Relacionado con este episo- dio dramático de la vida del general Villa, conservo en mi poder y lo refiero en dicho to- mo I, un relato que me hizo el general Rubio Navarrete, con algunos detalles que eran desconocidos y que coinciden con el del propio Villa y del general Emilio Madero. Sólo copio los principales párrafos por ser demasiado extenso el relato del general Rubio Na- varrete: “La División federal estaba formada por no más de cuatro mil hombres, dota- da de cuatro baterías de cam- paña, una de montaña, cua- tro ametralladoras y, entre otras corporaciones, contaba Ícon una brigada irregular, al mando del “General Honora- rio”, Francisco Villa. En toda la campaña que incluyó las batallas de Tlahualilo, Cone- jos, Pedreciña y Rellano, Vi- lla prestó los más grandes servicios en la División en su carácter de explorador. Nos hallábamos en Jiménez cuan- do el general Rábago se diri- gió a Parral y con él se fué Villa, obteniendo éste último una calurosa recepción por el elemento revolucionario del lugar. De regreso a Jiménez, se adelantó Villa al general Rábago; éste le hizo una. ca- riñosa amonestación, pues to- dos queríamos al guerrillero de la División, pero Villa era en extremo irascible y esto hizo que, sin.medir el alcance de su acto, dirigiera un men- saje al Presidente de la Repú- blica, informándole que la campaña contra Orozco la iba a hacer por su cuenta y ries- go. Este mensaje, por supues- to, jamás llegó a su destino, pues el control telegráfico lo tenía el general en jefe. El general Huerta no quiso dar importancia al hecho y ahí, KZON Teléfono WE 6-3381 de momento al menos, termi- nó todo. Luego algunos ele- mentos de la División roba- ron una yegua de pura san- gre, y alguien, en broma, hizo correr la noticia de que Villa era el autor del latrocinio, pe- ro también a este hecho no le dió importancia el general Huerta, A fines de mayo fuí llamado al Cuartel General y hallé furioso al general Huer- ta, quien me dijo: “He tenido informes dé que Villa quiere sublevarse. Tome usted la fuerza necesaria, ametralle el cuartel de este hombre y no me deje ni astillas.-..”. Acto seguido ordené a los mayores Caloca, Gorostieta y Garfias cercar el cuartel de Villa y que esperaran mis órdenes. Era de noche. Me dirigí al cuartel del guerrillero para darme cuenta de la situación y lo encontré absolutamente tranquilo. Villa dormía en su cuarto en unión de varios ofi- ciales federales, entre ellos el capitán Víctor Preciado. Vol- ví a dar cuenta de la situa- ción al general Huerta, pero fuí informado de que éste dor- mía. Poco: tiempo después :sa- lió Villa y fué aprehendido y llevado al Cuartel General, por lo que suspendí el ataque que tenía ordenado al cuartel de Villa. Al amanecer fuí des- pertado por el teniente coro- nel Rafael Romero López, quien me avisó que Villa iba a ser ejecutado frente a mi cuartel. Bajé en el acto en- contrándome a Villa dentro del cuadro y frente al pelotón de' ejecución. Los soldados. en- cargados de este servicio es- taban a las-órdenes del coro- nel y doctor Alemán: Pérez; supuse que el general Huerta no había recibido mi parte transmitido al Jefe del Esta- do Mayor y bajo mi respon- sabilidad suspendí la ejecu- ción, sacando a Villa del cua- dro y llevándolo al Cuartel General, haciendo esto en el momento de que el pelotón preparaba las armas para eje- cutarlo. Lo tomé del brazo y lo llevé a presencia del gene- ral Huerta. Villa me obsequió su caballo ensillado y su es- pada; juró y perjuró que no había intentado sublevarse y es verdad que estaba muy de- cáido por la ejecución; pero en mi concepto no por falta de valor, sino porque no hubo Consejo de Guerra, ni siquie- ra capilla, y la impresión fué demasiado dura para él”. Como se observa, la ver- sión del general Madero co- bra visos de ser acertada, to- da vez que el propio Villa lo menciona como su principal salvador y era lógico que el general Huerta le hiciera más caso, por ser hermano del Presidente, que a los genera- les Rubio Navarrete y Rába- go, a quienes también men-: ciona de haber intervenido cerca de Huerta para salvar- lo. Y como epílogo de este dra- mático suceso me referí al ge- neral Emilio Madero, con cier- ta amargura: “Quien me iba a decir que años más tarde al que le había salvado la vi- da, intentaría fusilarlo y a no ser por el aviso oportuno de mi amigo, el general To- más Urbina, logré escaparme pasándome a territorio ame- ricano. Después supe que co- mo el general Urbina estaba en tratos con el general Mur- guía para rendirse a don Ve- Ínmustiano, Villa sospechó que yo lo hubiese aconsejado y esto ocasionó la muerte de Urbina, en el año de 1915, en Nieves, 1% JUAN BARRAGAN. 1190 sn 94-Dr. Oeste Madison