El Sol Newspaper, November 21, 1952, Page 2

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SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER Published every Friday by J. C. Franco Entered as second class matter March 20, 1940 at the Post Office at Phoenix. Arizona under the Act of March 3, 1879. nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nues- Lt “colaboradores. Pesa precio de anuncio diríjanse a las ofícinas | en 62 So. 3rd, St. Teléfono 3-4948. . Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subs- criptor desee que se cambie el envío del periódico a otra dirección, _ deberá notificarlo y acempañar la suma de diez centavos. a " SUBSCRIPFION RATES Per Year $3.90 Six Momias $2.00 An out-ot-town subseriptions must be paid in advance for at least a period of six months. 5 A payments must be 10ds ta the Editor Post Address P. O. Boa: 1448 di Entente Astqar "LA RAZON DE MI VIDA” Por EVA PERON Por eso, hombres y mujeres que han sufrido mucho son los que yo he elegido para quehagan el trabajo que yo no puedo ya materialmente realizar: leer las cartas que me llegan, clasificarlas y resolver cuanto se pueda. Una vez clasificado todo, procedo cada día a conside- rar ló que tiene pronta solución y también aquello que no teniéndola a primera vista parezca ser de gran urgencia pa ra el solicitante. En los casos especiales indico que se cite a los interesa- dos para una audiencia en la Secretaría de Trabajo y Pre- visión. De estas audiencias hablaré después. Claro está que entre cinco, seis y aun a veces diez y quince mil cártas que acanzan a llegar en un día muchos casos quedarían sin solución. Sobre todo cuando lo que se pide es vivienda o empleo no siempre la solución está al alcance rápido e inmediato de mis manos. : Pero aun en estos casos muchas veces tuandod el que ha escrito ya cree que su carta no me ha llegado o me he ol- vidado de él, le hacemos el presente de lo que ha pedido. En general trato de que los problmas se solucionen cuanto antes. Solamente cuañdo no es posible dar una solución in- mediata queda reservada la carta hasta que se pueda hacer algo. Debe ser que el sistema de las cartas da resultado por- que cada vez son más las que llegan y por otra parte yo no puedo salir a ninguna parte sin que me esperen con su car- ta en la.mano hombres y mujeres y niños, a tal punto, que cuando salgo siempre tengo que prever que ocurriá eso y llevar conmigo una cartera de buen tamaño o ¡quien me sir- va de cartero! . Nosotros repetimos me una frase de Perón que di- ce: “En la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños”. Y esta verdad trato yo de cumplirla también con mis cartas. Las caras de los niños tienen siempre un especial pri. vilegio. ¡Me gusta leerlas cuando quiero descansar un poco, o tal vez reconfortarme de alguna desilusión en los otros as- pectos de mi lucha! Son tan puros y tan ingenuos. Como cuando por. ejemplo una descamisadita de ocho años me escribe diciéndome textualmente: “Querida Evita: yo quiero para los Reyes cualquier co- sa con tal de tener un recuerdo suyo. Pero no tengo ningu- na bicicleta”. . Toda la carta es eso; pero, ¿quién se niega a mandarle un “recuerdo”? XXXI — MIS TARDES DE AYUDA SOCIAL Las. audiencias de los pobres son mis descansos en la mitad de muchas jornadas agotadoras. Dos veces a la semana, por lo menos, dedico la tarde a esta misión de intermediaria entre los humildes y Perón, porque aunque la Fundación soluciona en gran parte los problemas de esta gente, nada sería y nada haría sin Perón, la causa y el alma de mi Ayuda Social. ¡Bueno, Perón es el alma de - todo lo que yo he hecho, de lo que hago y de lo que haré de bueno y de bien en mi vida. Lo que hago en mis audiencias con los más humildes descamisados de mi pueblo: los pobres, es muy sencillo. Los recibo por-lo general en la Secretaría, aunque a veces, cuando no me alcanza el tiempo y hay muchas cues- tiones urgentes que arreglarles, les doy cita en la Residen- cia. Pero con preferencia los atiendo en,la Secretaría, co- mo un homenaje a Perón qu la creó y también ¿por qué lo he de ocultar? con la secreta intención de que la “casa de los trabajadores” como la llamó el Líder, tenga cada día to- davía un poco más del cariño de los descamisados. En una sala contigua a mi despacho, en el mismo lugar donde atiendo a los gremios, allí van pasando por turno an te mi mesa, las familias o las personas que me traen sus pro blemas grandes y pequeños. Hay de todo en esas “tardes de ayuda social”: proble- mas de vivienda, desalojo, de enfermedad, de empleo; pero al mismo tiempo que esos problemas materiales muchos me traen sus casos íntimos, los más raros y los más difíciles de arreglar, porque para eso no tengo, muchas veces, más que buenas palabras y consejos. « Llegan por ejemplo, con el pretexto de pd mi ayuda material, hombres y mujeres que no saben ya qué hacer de sus vidas....yo no sé por qué ni para qué vienen a verme a mí, ni qué esperan que yo les dé. Son almas destrozadas por el dolor y la injusticia. El hambre, la persecución, la mise- ria, las han hecho caer en todos los errores y llega un mo- mento en que no saben ya qué camino seguir..... “EL SOL”, Estas son las audiencias “secretas”. Porque la mayoría de la gente me expone sus proble- mas en voz alta, pero casi siempre en cada auidencia, hay un poco de “secreto”. Entonces me dicen las cosas en voz baja, casi al oído, y muchas veces, llorando- Por eso, porque yo conozco las tragedias íntimas de los pobres, de las victimas que han hecho los ricos y los pode- rosos explotadores del pueblo, por eso mis discursos tienen muchas veces veneno y amargura. Ante una mujer, por e- jemplo, arrojada a la calle por un olígarca soberbio y egoís- ta que la ha engañado con sus imbéciles palabras de amcr ¿qué poco me parece todavía gritar con toda mi alma lo q' ¡tantas veces he gritado: que la justicia se cumplirá inexo- rablemente, cúeste lo que cueste y caiga quien caiga? Y como ese caso, cada tarde de ayuda social desfilan ute mí centenares de almas destrozadas por el egoismo de los hombres. Sé que muchos no entenderán nunca todo esto. Cuando lean estas páginas las comentarán sonriendo -|eon suficiencia, pensando que “esto es demasiado melodra- mático”. Yo quisiera gritarles: —;¡Sí, claro que es “melodrama”! Todo en la vida de los pobres es melodrama. El dolor de los pobres no es dolor de teatro, sino dolor de la vida y, biea amargo. Por eso es melodrama, melodrama cursi, barato y ridículo para los hombres medpcns: y egoístas. ¡Porque los pobres no inven- tan el dolor....! ¡ellos lo aguantan! Por eso grito muchas veces hasta enronquecerme y quedar afónica, cuando en mis discursos se me escapa la Iingnación que llevo, cada vez más viva, casi como una he- rida en mi:corazón. Muchas veces he deseado que mis insultos fuesen ca- chetadas o latigazos para que dándoles a muchos en plena cara les hiciesen ver aunque no fuese más que por un mo- mento lo que yo veo todos los dias en mis audiea1cias de a- yuda social. Y cuando digo que la justicia ha de cumplirse inexora- blemente, cueste lo que cueste y caiga quien caiga, estoy se- “|gura de que a mí, Dios me perdonará haberlos insultado porque los he insultado por.amor ¡por amor a mi pueblo! pero a ellos les va a hacer pagar todo lo que sufrieron los pobres ¡hasta la última gota de sangre que les quede! XXXII — LIMOSNA, CARIDAD O BENEFICENCIA Tal vez porque mi más profundo sentimiento es el de la indignación ante la injusticia, yo he conseguido hacer mi trabajo de ayuda social sin caer en lo sentimental ni dejar- me llevar por la sensiblería. Por otra parte, Perón me ha enseñado, que lo que yo hago en favor de los humildes de mi Patria, no es más que justicia. En la vereda de enfrente, algunos mediocres han discutido y creo que deben seguir discutiendo —¡ya no me queda tiempo que perder en oírlos!—sobre mi obra. No me importa lo que piensen de mí, ni de lo que hago. Me basta saber que hago lo mejor que sé y lo mejor que puedo. Pero ae causa gracia la discusión, cuando no se ponen de acuer- lo ni siquiera en el nombre del trabajo que yo hago. No. No es filantropía, ni es caridad, ni es limosna, ni es solidaridad social, ni es beneficencia. Ni siquiera es ayu- lda social, aunque por darle un nombre aproximado yo le he puesto ése. Para mí, es estrictamente justicia. Lo que más me indignaba al principio de la ayuda social, era que me la calificasen de limosna o de beneficencia. Porque la limosna para mí fué siempre un placer de los ricos: el placer desalmado de excitar el deseo de los po- bres sin dejarlo nunca satisfecho. Y para eso, para que la limosna fuese aún más miserable y más cruel, inventaron la beneficencia y así añadieron al placer perverso de la li- mosna el placer de divertirse alegremente con el pretexto del hambre de los pobres. La limosna y la beaeficencia son para mí ostentación de riqueza y de poder para humillar a los humildes. 1 Y muchas veces todavía, en el colmo de la hipocrecía, los ricos y los poderosos decían que eso era caridad porque daban —eso creían ellos— por amor a Dios. ¡Yo creo que Dios muchas veces se ha avergonzado de lo que los pobres recibían en su nombre! Mi obra no quiere ser de “esa” caridad. Yo núnca he dicho ni diré jamás, que doy nada en nombre de Dios. Lo único que se puede dar en nombre de Dios es lo que deja alegres y contentos a los humildes; no lo que se da por compromiso ni por placer sino lo que se da por amor. No sé dónde he leído que el amor no es solamente que- rer a los demás, sino también hacerse amable. Bueno: 'eso es lo que yo quiero que sea mi obra. Que nadie se sienta menos de lo que ez, recibiendo la ayuda que le presto. Que todos se vayan contentos sin te- ner que humillarse dándome las gracias. Por eso inventé un argumento que me resultó felizmen te bien: —Si lo que yo doy no es mío, ¿por qué me lo agra- Idecen? : Lo que yo doy es de los mismos que se lo llevan. Yo no hago otra cosa que devolver a los pobres lo que todos los demás les debemos, porque se lo habíamos quita- do injustamente. Yo soy nada más que un camino que eligió la justicia para cumplirse como debe cumplirse: inexorablemente. Por eso trabajo en público. Yo no pretendo hacer otra cosa que justicia y la justicia se debe administrar pública- mente. Esto lo he dicho ya tantas veces en mis cinco años de luchas que a nadie les parece ahora denigrante llegarse hasta la mesa de trabajo. Por eso yo no espero nunca el agradecimiento, que es una manera de humillación, aunque me emociona la grati- tud de los humildes como ninguna otra cosa. Sobre todo porque se expresa tan sinceramente. Me acuerdo de la carta de una mujer a quien había ¡eilace una máquina de coser. De los primeros trabajos que cobró me mandó cinco pesos. Lamento no tener aquella Pasa a la Página Cinco. SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE Rutas de Emoción EL OLVIDO Los árabes tienen del amor y|. de la vida una profunda filoso- fía que les hac soportable el do- lor y casi insensible el desen- gaño. Pueblo artista por excelencia, hizo del placer su doctrina. Muchas veces leo poesía escri ta por esos grandes poetas y me quedo suspensa en su lectura. ¡Cuántos "pensamientos bellos y consoladores y cuánta sabidu- ría en cada una de esas frases. Nunca he podido resistir a la una hermosa “kásida” morisca tentación. de tener cerca de mi en la que el poeta dice: “El primer día que te fuiste, tu perfume persistía dentro de las paredes de mi habitación. Lo aspiraba, entre los pliegues de mi chilaba. Era como una tortura deliciosa que me hacia buscarte en todas partes, Un día después” de aquel en que te fuiste, noté que tu perfu- me persistía aún y lo sentía, co mo si estuvieras a mi lado y ¿u- diera tocarte con sólo los brazos. El tercer día después de aquel en que te marchaste para siem- pre, ya no te busqué en mi ha- bitación.. ¡Tu perfume se había desvanecido de los pliegues de mi chilaba y tu amor, ya no es- taba en mi corazón!” Sobre el olvdo se han escrito miles y miles de páginas- Muchos lo odian. Yo le amo. El olvdo es el bálsamo supre- mo, dulce y eficaz que nos hace vorrar el pasado con todas sus amarguras y sus decepciones. El olvido, para aquel que a- mó, representa la paz del alma, Muchos se otztinan en recor- dar. Hacen del recuefdo un culto ) un masoquismo absurdo. Gustan de abrir sus heridas ci catrizadas y hacer que brote de nuevo la sangre. Cuando hace años entré una tarde en el consultorio del doc- tor Juan Antigas, allá en La Ha bana, iba con el espíritu envuel to en dudas y la mirada turbia de llanto. —¿Qué tiene? —me preguntó con aquel su acento amable y convincente. Me dejé caer en una silla y le conté mi cuita. Mi inmensa cui- alargar ¡ta. En ese momento la vida ca- recía para mí de valor, Me era indiferente morir o vivir y des- ahogué en su corazón amigo to- da esa pena infinita. El me oyó en silencio. Me de- jó hablar. Después colocó su mano sobre mi cabeza inquieta y me dijo: —Todo eso no merece una lá- grima suya. Olvide. —No puedo, repliqué. —Yo la enseñaré a olvidar. Y fué cuando me explicó con lengua comprensible y fácil, el porcedimiento que emplean los hindúes para abstrarse y dejar su mente en blanco al extremo de que no queda en ella una so- la imagen. Cuanto había desaparece. Y se siente que el alma reco- bra su equliibrio. Y que aquello que juzgamos irremediable, era en realidad una Cosita insignificante. Dos horas después, cuando a- bandoné su consultorio, iba yo completamente curada de aque lla cuita. Renacía en mí la esperanza. Mi llanto se había secado y te nía en los ojos un nuevo brillo y una ilusión distinta. La ilusión por un destino mejor Sin embargo, aquel que supo consolarme y curarme con sus palabras sabias fué más tarde víctima de su propio corazón, Se enamoró locamente en el in- vierno de su vida, de una mu: jer' joven que lo traicionó cobar- demente. A Y él, que tenía el poder de ol- vidar, no quiso hacerlo. Prefirió suicidarse en una for ma elegante. Sabía el peligro q” corría comiendo y bebiendo con exceso. Lo hizo. Aceptó un banquete en su ho- nor. Era médico y conocía per- fectamente los efectos que po- drían seguir. Y fué así como murió aquel gran amigo, al que recuerdo con honda y sincera gratitud. Porque fué, gracias a él que pude lavar mi corazón en las a- guas del olvdo y limpiarle de recuerdos. Hoy he sumergido mi corazón en esas aguas. Y me siento inundada de paz. Ayude a la Cruz Roja Hoy Mismo! A O II A A oi Teléfono: 4 3119 1020 West Wáshingtoa St, ml Viernes 21 de Noviembre de 1952, Dr. A. 6. del Valle y Lugo Está a las órdenes de su riumerosa clientela en el edificio "FOX THEATRE BUILDING”, 2do. Piso, No 248 Phoenix, Arizona Teléfono: 4-4612 — LEE LA SUERTE Y DA CONSEJO Dice el Pasado y el Presente — Nombres Futuros e -Iniciáles. — Asuntos de Negocios — Asuntos de A- mor — Herenicas — Todas las cosas que se relacionen con el bienestar. HORAS DE CONSULTA: 2 á 3 F m. todos los días 2154 Grand Ave. -- Phoenix, Áriz. q | OPTOMETRISTA 610 Heard Building — Teléfono: 3-2427 Phoenix, Arizona. Anuncia a sus amigos y cientes que estará en su nueva olicina en Tolleson, los Martes y Sá- bados de cada semana; 301 W. Van Buren St. Horas: 9 a. m. — 5 p. m. _ Whyman Buiidiig — Teléfono: 9-5625 . — e: att IR OIR CIEN SL DR, RAY M. PISANO. | e Orquesta de “SAMMY COSTALES” Club situado en esquina de Jefferson y Calle Tercera ABIERTO TODAS LAS NOCHES Ei Cabaret Más Céntrico para la Coloua Mexicana COPACABANA “ardeada Todos los Sábados y Domingos desde las 2 P. M BASO GRANDE DE CERVEZA 10c MORTENSEN - KINGSLEY á AGENCIA DE FUNERALES PREFE RIDA DE LOs MEXICANOS + se atiende con respectuósa actividad. ATENTAMENTE Les suplicamos etngan la bondad de pasar a pagar su Subscripción. Pueden traer en persona su pago a las Oficinas situadas en 62 al Sur de la Calle 3ra. o pueden mandar su pago por correo aP. O. Box 1448, Phoenix, Arizona. Les enviamos por adelanta- do nuestras más sinceras gracias. DODGE... Servicio Garantizado PLYMOUTH “PARA SERVICIO LLAME” DISTRIBUIDORA ED SPEAR Servicio para Carros y Trokas del que se puede depender.— Partes y Accesorios diseñados por ingenierns de la fábrica. 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